¿Quién sigue?
Roberto Vizcaíno lunes 22, Nov 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Estamos viviendo una cadena de acontecimientos marcados por la tragedia y por intereses no aclarados que la autoridad imputa al crimen organizado, pero que bien podría tener su origen, en áreas de la política y el poder más alto del país
Los hechos indican que más rápidamente de lo que nadie esperaba, en México se configura el escenario para un crimen político mayor.
El asesinato del ex gobernador Silverio Cavazos Ceballos cometido ayer a las puertas de su casa en la ciudad de Colima, se suma sin duda a la ejecución del candidato a gobernador de Tamaulipas Rodolfo Torre Cantú realizada por un grupo presumiblemente de sicarios del crimen organizado el 28 de junio de este mismo año.
En el intermedio de apenas 5 meses en el país han muerto violentamente quizá 15 alcaldes y una media decena de dirigentes políticos.
Frente a este escenario sólo cabe preguntarse: ¿y ahora quien sigue?
Todos en México sabemos que durante el próximo año habrá elecciones para elegir a 6 nuevos gobernadores, a 140 alcaldes y a 132 diputados locales.
En los estados de Guerrero, Baja California Sur, Estado de México, Nayarit, Coahuila y Michoacán habrá una cerrada disputa por las gubernaturas.
Sin ninguna duda el proceso electoral del Estado de México ese año será el centro de la atención de todo el México político y de la acción de los más poderosos intereses de todo tipo.
El factor que convoca a todo eso es sólo un nombre: Enrique Peña Nieto.
Y es que el gobernador mexiquense saliente es hoy el mejor posicionado para ocupar la silla que hoy mal ocupa el panista Felipe Calderón.
La obviedad y la prudencia indican que a partir de todos estos acontecimientos, todos los candidatos y los aspirantes a algún cargo de elección deberán protegerse en extremo.
Ni qué decir de quienes ya ocupan ese cargo. Pero evidentemente quien más se deberá cuidar es Enrique Peña Nieto, quien en su calidad de puntero de la carrera presidencial es quien tiene los mayores riesgos.
Nadie sabe hoy de dónde vienen esas ejecuciones. Es normal indicar que son producto del “crimen organizado”, ¿pero y si no?, ¿y si corresponden a poderosos intereses políticos que justamente lo hacen no para ajustar cuentas sino para crear el clima, el escenario propicio para ir por un personaje mayor?
Hay muchos comentarios, demasiados análisis que indican que quien detenta el cargo mayor haría lo que fuese necesario para no entregarle el poder a un priísta. Muchos y del más alto nivel saben que no digo una tontería.
La historia indica que quienes cometen crímenes mayores son aquellos que están al mismo nivel del ejecutado.
Del asesinato de Luis Colosio se señala públicamente a Carlos Salinas. ¿Por qué? Porque era uno de los pocos que lo podía haber planeado, ordenado y ejecutado aunque había algunos más en ese mismo nivel a quienes nadie menciona.
Otra máxima del crimen es que para saber quien lo cometió hay que voltear a ver al beneficiado del crimen.
Y, bueno, el directamente beneficiado de aquel magnicidio fue Ernesto Zedillo, ¿no? Se puede incluir en esa suspicacia a otros, como al gran amigo de Zedillo, el francés José María Cordoba Montoya, quien en el momento de aquella ejecución era nada más ni nada menos que casi el vicepresidente desde la jefatura de la Presidencia , a quien el presidente Salinas desplazó casi de inmediato a Washington, sin que nadie diera una explicación de por qué lo hacía.
Los hechos están ahí, a la luz de todos. Y a partir de eso nosotros solo hacemos una mera especulación histórica.
Bueno, pero ayer le tocó al ex gobernador Silverio Cavazos Ceballos, quien entregó el gobierno el primero de noviembre del año pasado a Mario Anguiano Moreno, un político al que desde el poder central se intentó infructuosamente y sin prueba alguna vincular con el narcotráfico, en un obvio intento por beneficiar a la candidata del PAN.
El ex gobernador Cavazos Ceballos fue sin embargo un personaje en medio de la polémica.
Llegó a la gubernatura de Colima -el estado número 31 dentro del contexto nacional, uno de los más pequeños territorialmente y que apenas cuenta con 567 mil 996 habitantes-, luego de una elección extraordinaria que siguieron a la muerte del entonces gobernador Gustavo Vázquez Montes.
Vázquez Montes murió cuando su avión se desplomó el 24 de febrero de 2005 a la altura de Tzitzio, Michoacán, al momento en que regresaba a Colima.
El gobernador a su vez había llegado al palacio de gobierno de Colima, luego de una segunda elección después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló la primera debido a que su antecesor, el entonces gobernador saliente Fernando Moreno Peña fue acusado de favorecer desde el cargo a Vázquez Montes.
Debido a esta resolución, Moreno Peña tuvo que entregarle el gobierno a Carlos Flores Dueñas, quien entre el primero de noviembre y 31 de diciembre de 2003 llegó y convocó rápidamente a elecciones extraordinarias, comicios que fueron ganados de nuevo por Cavazos Ceballos quien asumió el cargo finalmente el primero de enero de 2004.
Un año y un mes después moría en ese accidente de avión no explicado.
Esto motivó a que fuese designado como gobernador interino Arnoldo Ochoa, quien en ese momento se desempeñaba como secretario de Gobierno.
El interinato de Ochoa González ocupó más tiempo que el de Carlos Flores Dueñas, ya que estuvo en la gubernatura del 24 de febrero de 2004 al 5 de mayo de 2005 fecha en que entregó el cargo a Silverio Cavazos Ceballos quien fue asesinado ayer.
En fin, una cadena de acontecimientos marcados por la tragedia y por intereses no aclarados que la autoridad imputa al crimen organizado, pero que bien podría tener su origen, como ya lo apuntamos anteriormente, en áreas de la política y el poder más alto del país.
¿O no?
FORMAL Y OFICIALMENTE INAUGURADO: ¿Qué no se vale? ¡Claro que sí!, dijeron y lo hicieron.
Con el salón de plenos terminado y con las oficinas medio construidas, el sábado 20 de este noviembre del bicentenario quedó inaugurada la soberbia nueva sede del Senado Mexicano.
A más tardar se entregará totalmente habitable para iniciar trabajos el 5 de febrero del próximo año.
El encargado de hacer esta inauguración fue el coordinador de los senadores del PRI y presidente del Senado, el sonorense Manlio Fabio Beltrones. Y eso ya nadie lo puede cambiar. Ahí quedó para la historia.
Ahora se entiende por qué Beltrones le cedió la presidencia del Senado hace un año al perredista Carlos Navarrete, quien el sábado moría de envidia y quien intentó inaugurar esta sede senatorial antes de concluir con su mandato, pero no pudo.
Con este evento se cierra un ciclo iniciado por el propio Beltrones, cuya decisión fue central en la construcción de esta formidable construcción ubicada en el Paseo de la Reforma y casi la avenida de los Insurgentes.
Un enclave urbano cuya importancia no tiene igual. Y es, desde el punto de vista del manejo del poder y de la visión de Estado, una de las decisiones más trascendentes asumidas por un político en México.
Nadie puede alegar hoy que los panistas en el poder, hablo de Fox y de Calderón, han intentado enterrar todos los símbolos del presidencialismo priísta.
Palacio Nacional es hoy oficialmente un museo. La Plaza de la Constitución , o Zócalo, le fue dejado primero a Andrés Manuel López Obrador y ahora al usufructo político de Marcelo Ebrard, quien un día pone ahí una pista de hielo y otro un museo o una exposición internacional.
Fox y Calderón se han recluido en Los Pinos, donde nadie los ve.
Hoy, con la sede del Senado en un edificio sin igual, dotado de la más alta tecnología y las comodidades más avanzadas, y localizado en uno de los entronques más importantes de la capital del país, este poder se convertirá pronto, si no es que ya lo es, en uno de los poderes centrales de la República y de la democracia mexicanas.
Y, bueno, uno de los que saben bien todo esto es sin duda Manlio Fabio Beltrones, cuyo nombre quedó inscrito ahí, insisto, para la historia política de este país.