Inconsciencia turística
¬ Claudia Rodríguez lunes 22, Nov 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Si hubiera leído antes las cifras de que la inseguridad en las carreteras del país se disparó 245% durante la presente administración federal o lo que es lo mismo, en la del señor Felipe Calderón, como cuando me enteré de que los asaltos en las carreteras colindantes a la ciudad de México están a la orden del día, tal vez mi cerebro me hubiera mandado una alerta para evitar transitar por las mismas.
El inconsciente empero, asociado tanto a las ideas, como en este caso un tanto a la irresponsabilidad, me dejó viajar el sábado por la carísima autopista México-Toluca, donde la principal psicosis materna, la provocaron el aspecto amenazante de las patrullas de la policía de tránsito de Toluca y Metepec.
Si el inconsciente es sustantivo del conjunto de procesos mentales que no dependen de una prioridad o de una información relevante para su desarrollo, en ese caso, viajé hasta Metepec desde la ciudad de México, sin conectar lo peligroso que es transitar por las carreteras y autopistas del país de acuerdo a los reportes de las mismas autoridades que revelan la inseguridad.
Mas si el inconsciente es relativo a los actos no pensados, entonces mi aventura sabatina fuera de la ciudad donde habito, fue un acto irresponsable.
El sábado 20 de noviembre teníamos que cumplimentar como familia una tarea escolar con la visita a un zoológico, y al pensar que el de Chapultepec en el Distrito Federal no tendría acceso por los festejos del Centenario de la Revolución, decidí emprender el camino hacia el zoológico de Zacango, en Metepec, Estado de México.
Con la idea firme de que llegar hasta Metepec, sería tan fácil como llegar a la capital del Estado de México y de ahí me guiaría con las indicaciones de tránsito, emprendí el recorrido con mi familia a bordo del automóvil.
Sin embargo, al llegar a Metepec, las indicaciones para arribar al zoológico eran inexistentes y mi angustia comenzó a gestarse.
Mi primer intentó de orientación fue con un transeúnte que me dio indicaciones con nombres de calles, referencias de inmuebles, negocios y marcas y que de tan explícito, resultó una confusión para quien hace mucho tiempo no circulaba por Toluca y Metepec.
El siguiente paso fue recurrir a la instrucción de un policía a bordo de una patrulla, pero al momento de preguntarle, tal vez el temor que el inconsciente carga al ver una autoridad, se reflejó en mi rostro y los dos nos tributamos mucha desconfianza. Con la indicación de que la avenida Tecnológico me llevaría de forma cercana a mi destino, por ahí enfilé pero decidida a no preguntar más a una autoridad, ni pensar en detenerla, pues todas y cada una de las patrullas que encontraba en mi camino portaban vidrios ultrapolarizados, casi negros.
Fue total inconsciencia turística lo que desarrollé el sábado anterior con mi familia a bordo del vehículo. Todas las decisiones de viaje fueron no acertadas, aunque al final de saldo positivo.
Ese es nuestro México, donde un simple recorrido de convivencia familiar se convierte en una rutina de estrategia de guerra.
Acta Divina… El reporte de la Oficina del comisionado general de la Policía Federal (PF), estima que la creciente ola de asaltos carreteros en diversas zonas del país asciende año con año y para este 2010 suman ya 709.