TLCAN, entre peras y manzanas
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 16, Oct 2017Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Ganaderos levantan la mano en renegociación
- “Oportunidad para replantear temas que limitan la participación de los productos mexicanos”: Oswaldo Cházaro
“Hay espacio para modernizarlo”, “hay que hacerlo más justo y más productivo, es complicado, pero hay seguridad de llegar a un buen puerto, México negocia el TLC de buena fe”, esas son algunas expresiones que el fin de semana escuchamos pronunciar entre algunos actores del mundo de la política, de los negocios y la economía, en torno a la cuarta ronda de renegociación del tratado comercial donde participan los países de México, Estados Unidos y Canadá.
Tal vez algunos no lo recuerdan pero estamos como al principio, porque cuando hace 23 años se abrieron las fronteras para iniciar el libre acceso de bienes y servicios, con el objetivo de incrementar los flujos de comercio y las inversiones en ambas partes, las negociaciones no fueron precisamente tersas e incluso al interior de México habían voces que se oponían al suponer que una firma comercial de tales características era más perjudicial que benéfica para la producción nacional y hoy nuevamente el tema está en una mesa de negociación.
Al paso del tiempo hay indicadores que muestran una mayor integración económica y mayor competitividad de Norteamérica, sin olvidar que (para México) Estados Unidos es su principal socio comercial, con un intercambio anual cercano a los 500 mil millones de dólares; mientras que Canadá es el tercer socio, con un flujo de alrededor de 35 mil millones de dólares.
Reportes señalan que a más de dos décadas de la entrada en vigor del mecanismo comercial que selló en definitiva el destino de las relaciones trilaterales, con el TLCAN, la región genera cerca del 30% del Producto Interno Bruto mundial, además se señala que el acuerdo trilateral permitió que los países firmantes se convirtieran en coproductores de bienes para consumo regional y mundial, sobre todo en las industrias automotriz, aeroespacial y electrónica.
Son precisamente estos últimos rubros los que, al parecer, están atorando el avance de las negociaciones, y donde cada país ha manifestado nuevas realidades e instrumentos muy diferentes a los existentes cuando se firmó el TLCAN el 17 de diciembre de 1992 y entró en vigor el 1 de enero de 1994.
A diferencia de aquellos años, donde los países de Canadá y Estados Unidos eran los más interesados, hoy es el gobierno que encabeza el presidente Donald Trump quien no comparte la visión que México tiene sobre el TLCAN, y a pesar de que tiene a todo un equipo trabajando en la renegociación, el mensaje que ha dado el estadounidense es que prefiere un acuerdo bilateral.
En ese contexto, los negociadores mexicanos saben que cualquier cosa puede pasar e incluso la contraparte mexicana también ha señalado que la negociación llegará hasta donde los beneficios sean tangibles, y en contrario también ha mostrado su disposición para “levantarse de la mesa” si el acuerdo final no es de ganar ganar entre los tres países.
Otra diferencia, quizá la más visible en estos momentos, es que para llegar a la firma en 1992 fueron la diplomacia y los protocolos de la política los que imperaron en la negociación, pero en las actuales negociaciones el gobierno estadounidense ha querido imponer condiciones y no precisamente por esas vías, sino que sus intervenciones se han dado fuera de toda lógica al grado de incomodar no solo a los equipos contrarios sino hasta a los de casa, al menos así han quedado de manifiesto los dichos de Trump en la opinión pública.
Pero como en toda negociación, donde a las propuestas siguen las contrapropuestas y donde a los planes “A” tienen que haber opciones “B” o “C”, la parte mexicana tendrá que insistir en el tema en tanto haya el espacio de entendimiento y diálogo con la contraparte de Canadá y Estados Unidos e insistir en un TLCAN en buenas condiciones para los productores mexicanos…
VA MI RESTO.- Y mientras son peras o manzanas en el TLCAN, hay un sector importante de la producción nacional que no se duerme en sus laureles y hace hasta lo imposible porque sus demandas no solo sean escuchadas entre los negociadores sino que estás sean integradas en el nuevo plan de renegociación del referido tratado comercial.
Se trata de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), que encabeza el diputado federal Oswaldo Cházaro Montalvo, quien en una reunión con representantes de la prensa señaló que el gremio ganadero no solo ha dado seguimiento a las mesas de renegociación sino que ha estado presente en cada una de las rondas de trabajo, para impulsar las demandas del sector pecuario.
El también Presidente de la Comisión de Ganadería de la Cámara de Diputados, LXIII Legislatura, dijo que en las negociaciones que realizan SE, SRE y Sagarpa, su sector busca privilegiar “la complementariedad, la simetría y la equidad con los socios norteamericanos; pues aunque han existido beneficios mutuos en rubros como la carne, en productos como los lácteos ha existido un proceso ventajoso para los Estados Unidos que debe revisarse”.
En ese sentido, Oswaldo Cházaro refiere que la mesa de renegociación del TLCAN es un buen espacio para replantear algunos de los temas que limitan la participación de los productos mexicanos en Estados Unidos y Canadá, aunque dijo estar consciente de que el acuerdo comercial con esos países puede darse por concluido y si fuera sí, dice que México no partirá de cero en la búsqueda de nuevos mercados porque a través del gobierno federal ese sector se ha acercado a países como China, Brasil, Argentina, y algunos más de Europa y África.
Queda claro, el TLCAN representa una nueva oportunidad para diferentes sectores productivos de nuestro país, pero también hay claridad de que con TLCAN o sin él las transacciones comerciales de México tienen que seguir en el mercado internacional, y hasta ahí porque como veo, doy.