El PRI, de cara al 2018
¬ Augusto Corro viernes 13, Oct 2017Punto por punto
Augusto Corro
En vísperas de las elecciones presidenciales del 2018, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pierde poco a poco su capital político.
Los escándalos que rodean al “partidazo” no le auguran nada bueno. Los tiempos electoreros se encuentran próximos y no será fácil mejorar la imagen del PRI, ni de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Ambos, PRI-gobierno, tienen que rendir cuentas de los resultados de sus gestiones. La cúpula priísta debe responder de sus errores a los militantes, y las autoridades federales a la población. PRI y autoridades van de la mano. No se puede culpar a uno, sin afectar al otro.
A menos de un año de distancia de las elecciones presidenciales en México, el Revolucionario Institucional tiene un capital político muy desgastado.
En las mismas condiciones se encuentra el gobierno federal, que encabeza el primer mandatario, cuya administración terminará en 2018.
Actitud tardía
Uno de los principales errores del PRI consistió en su actitud tardía y relajada contra los gobernadores corruptos, entre otros Javier Duarte, Roberto Borge, César Duarte, etc.
El líder flotillero, Enrique Ochoa Reza, se encargó de anunciar, en el marco de los grandes escenarios, la lucha contra la corrupción, pero los peces gordos se encuentran muy lejos de la cárcel.
De los pillos que se encuentran en vías de recibir castigo se encuentra Javier Duarte, el impresentable ex mandatario veracruzano. Este sujeto, según las acusaciones en su contra, no sólo saqueó el tesoro público, sino también participó en actos relacionados con la delincuencia organizada. Su colega, Roberto Borge, de Quintana Roo, se encuentra en las mismas condiciones.
Como la justicia mexicana es lenta, quizá los dos pillos conozcan el tamaño de sus condenas en los próximos años. En la guerra de lodo de la contienda electoral, servirán como punto de referencia al tocar temas sobre la corrupción.
Los corruptos
En ese renglón de los gobernadores corruptos, el PRI no tiene manera alguna de defenderse. El gobierno federal priísta tampoco. Los escándalos son innumerables. Algunos tienen solución, pero dejan que crezcan.
El asunto del socavón en el Paso Exprés, en el que murieron dos personas, bien se pudo echar de su cargo al secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, pero no se hizo.
Continúan las investigaciones, que sin duda responsabilizarán a la autoridad federal de su negligencia en la inspección de la obra. ¿Hay culpables? Sin duda, pero a los cuates se les protege, no se les toca, parece ser la máxima política.
Los errores del gobierno federal también aparecen en una larga lista. Uno de éstos está en la guerra contra la delincuencia organizada que no rinde frutos. Caen y caen capos, pero la espiral de violencia sigue en diferentes regiones de México. ¡ Como consecuencia, la inseguridad se siente hasta en los más apartados rincones de nuestro país.
Las gasolinas
En otros renglones, los elevados precios en las gasolinas golpearon con dureza los bolsillos de los pobres. Subieron el costo del combustible y todo se encareció. A grandes rasgos, éstos son algunos de los errores del PRI-gobierno, empeñados malgastar su capital político.
Uno de estos ejemplos, se ve en el asunto del ex director de Pemex, Emilio Lozoya, quien se encuentra en el ojo del huracán por el caso Odebrecht, acusado de recibir 10 millones de dólares para futuros contratos.
A la hora de redactar estas líneas se desconocía el papel verdadero del ex funcionario en la trama de la empresa brasileña que “salpicaba” de “propinas” a todos aquellos con los que hacía negocios. Los sobornos eran de millones de dólares. Es más, ya pidió un amparo a la justicia federal para no ser detenido.
El escándalo de Odebrecht ya se veía venir desde hace varios meses. Estaba cantado como dice el clásico. Algo falló. Como gato bocarriba, Lozoya se defenderá de los cargos que le imputan, se dice inocente. Ojalá. De no ser así, las investigaciones se ampliarán y se llevarán entre las espuelas a más personas.
¿Si el ex director de Pemex no recibió las millonadas de dólares, quien las aceptó? Si ya se conocía que tarde o temprano, iba a estallar la bomba de Odebrecht, ¿por qué no se tomaron las providencias necesarias para evitar daños a la imagen política del PRI-gobierno? ¿Seguirá la suma de errores? A pocos días de la euforia priísta en su XXII Asamblea, ahora enfrenta un nuevo reto de posible corrupción que afecta al PRI-gobierno. ¿Qué sigue?