El diablo
Alberto Vieyra G. jueves 12, Oct 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Eso reza el sabio refrán popular y le queda como anillo al dedo al PRI que, quiérase o no, es hasta hoy, el partido de la experiencia en el manejo del gran poder político en México.
Ese demonio tricolor que se hallaba hasta hace sólo unos días en el sótano de las encuestas pagadas y no pagadas por los interesados, es ante los ojos de todo México un partido político muy perverso. ¿Quiénes son esos ideólogos del PRI que en las catacumbas del poder hacen que sus enemigos políticos muerdan el polvo y sucumban con todo género de métodos que, como dijeran los clásicos, sólo se permiten en la guerra, el amor y la política?
El llamado niño chillón y canalla del PAN, Ricardo Anaya, traicionó al PRI y al régimen peñista, desconociendo acuerdos firmados en el llamado Pacto por México. Sabido es que, en política, las traiciones se pagan hasta con la muerte, pero también sabido es que las alianzas en política, se pagan muy caras.
El niño chillón y canalla sería balconeado en 22 ocasiones en primera plana por el periódico El Universal, sacándole todos los trapitos al sol, con una inexplicable fortuna de más de 300 millones de pesos y más propiedades que el nopal, que lo reventaron políticamente y, como jerarca nacional del PAN, lo llevaron a provocar una crisis institucional, que pone en primer lugar a los partidos políticos como instituciones de interés público, porque supuestamente en ellas se agrupa políticamente el pueblo de México.
Luego, Ricardo Anaya se daría a la tarea de conformar un mazacote llamado Frente Ciudadano contra México, que de ciudadano no tiene nada, y sólo deja ver una desmedida ambición por el poder para tomarlo por asalto al precio que sea.
Y para darle en toda su chompeta a esa prostituta alianza de PAN-PRD, el PRI maquinó, junto con los panistas calderonistas, todo un maquiavélico plan para desmoronar al PAN y la alianza, de la que Ricardo Anaya, como todo un canalla se apoderó para sus ambiciones personales presidencialistas, haciendo que la esposa de Felipe Calderón, renuniciara al blanquiazul para evidenciar su antidemocracia y cerrazón hacia los ciudadanos de a pie.
Ese histórico error del niño chillón, hará que el PAN tenga que esperar otros 6 años para llegar a Los Pinos, pues los panistas calderonistas y los priístas, que son afines a las grandes oligarquías del dinero y familias políticas poderosas, tienen ya en el palenque y con las navajas bien amarradas al titular de Hacienda, José Antonio Meade, quien además es la carta fuerte del capitalismo salvaje de Wall Street.
Ahora sí, el niño chillón estará inconsolable, sobre todo después de que pidió algunos calderonistas como el mero mero petatero del Senado, Ernesto Cordero, que lo presentaran con José Antonio Meade. Nadie lo hizo, y el niño chillón podría haber ya terminado su carrera política y sólo por no entender que, en política, se tienen que comer sapos sin hacer gestos y con una sonrisa saber pedir más sapos.
¿Con el canalla de Anaya, el Frente Ciudadano contra México también pasará a mejor vida y aprenderán que el diablo no sabe tanto por diablo, sino por viejo?