«Siempre amigos», de Danielle Steel
Cultura miércoles 11, Oct 2017- Plaza & Janés
- Una conmovedora historia sobre la fortuna de enfrentarse a los desafíos de la vida con verdaderos amigos a nuestro lado
Desde que Gabby, Izzie, Billy, Andy y Sean se conocen el primer día de colegio, sienten una conexión y una complicidad especiales. Ajenos a los nubarrones de tormenta que se están formando a su alrededor, compartirán horas de clases y juegos, y poco a poco serán inseparables.
La adolescencia vendrá acompañada de conflictos familiares, separaciones, nuevas relaciones y decisiones equivocadas, así como éxitos y fracasos grandes y pequeños. Sin excepción, todos recurrirán a la solidez del grupo para superar los obstáculos, ponerse de nuevo en pie y seguir adelante.
Pero el momento de la verdad llegará cuando dejen el instituto. Significará la entrada en un mundo donde los errores se pagan más caros y las pérdidas son más dolorosas. Cada vez será más difícil saber qué rumbo tomar al navegar por las agitadas aguas de la vida.
FRAGMENTO
“Cuando se fueron todos los padres salvo Connie y Mike, que vigilaban discretamente el comportamiento de los jóvenes, los Cinco Grandes desaparecieron uno a uno y se deslizaron en la habitación de Sean. Habían barajado la posibilidad de hacer algo espectacular, como tatuarse la frase siempre amigos que durante años habían grabado en los pupitres del colegio, pero Izzie no quería un tatuaje y Gabby aseguró que su madre la mataría. Los chicos estaban más entusiasmados con la idea. Una vez más, a Izzie se le ocurrió una solución de compromiso que les gustó a todos. Era menos impresionante que un tatuaje, pero serviría para celebrar la ocasión y sellar el pacto entre ellos. Izzie, tan previsora como siempre, había traído lo necesario. En cuanto Sean corrió el cerrojo de su puerta, sacó un tubo de agujas de coser y les dio una a cada uno junto con un trozo de algodón impregnado en alcohol. Adoptaron una actitud solemne mientras Izzie pronunciaba un breve discurso. Había sido idea suya y todos habían estado de acuerdo, aunque al principio a los chicos, que habrían preferido el tatuaje, les pareció algo un poco tonto.
Izzie habló en tono ceremonioso:
—Nos hemos reunido aquí para hacer la solemne promesa de no olvidarnos nunca, no perdernos nunca y ayudarnos siempre mutuamente, estemos donde estemos. Prometemos querernos hasta la muerte y ser los mejores amigos para siempre. —Hizo una pausa y les miró a todos, uno tras otro; ellos le devolvieron la mirada muy serios—. Ahora todos diremos: «Lo prometo».
La promesa pronunciada por todos a coro llenó la habitación. Acto seguido, Izzie señaló las agujas de coser. Sabían lo que tenían que hacer. Solo Gabby y ella utilizaron los algodones empapados en alcohol; los chicos no se molestaron en hacerlo. Cada uno de ellos se pinchó el dedo, y cuando apareció una gota brillante de sangre unieron y apretaron los dedos, repitiendo el mantra en voz alta:
- ¡Siempre amigos!”
«Un abogado rebelde», de John Grisham
- Plaza & Janés
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Sebastian Rudd no es el típico abogado: lleva arma y su oficina es una camioneta a prueba de balas conducida por su guardaespaldas, que a su vez es su asistente legal y único amigo. Defiende a quienes otros no querrían ni ver: un drogadicto, un chico tatuado que supuestamente forma parte de un culto satánico acusado de acosar y matar a dos niñas pequeñas, un criminal en el corredor de la muerte, un hombre arrestado por disparar a unos geo al entrar por error en su casa… ¿Por qué estos clientes?
Porque cree que todo el mundo tiene derecho a un juicio justo, incluso aunque él tenga que hacer trampa para conseguirlo. Odia la injusticia, no le gustan las aseguradoras, los bancos o las grandes empresas, desconfía de cualquier persona que tenga que ver con el Gobierno y se ríe de las nociones del sistema judicial sobre comportamiento ético.