Nuevos gobiernos
Ramón Zurita Sahagún viernes 19, Nov 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Circulan ya las invitaciones para las tomas de posesión de los nuevos gobernadores de Aguascalientes, Oaxaca y Veracruz, los que tomarán posesión el 1 de diciembre.
Carlos Lozano de la Torre, Gabino Cué Monteagudo y Javier Duarte de Ochoa son los nombres de quienes relevarán a Luis Armando Reynoso, Ulises Ruiz Ortiz y Fidel Herrera Beltrán y tendrán encima la tarea de reconciliación con la ciudadanía de esas entidades.
Dos de ellos, Lozano y Cué llegan avalados por partidos opositores a los que actualmente gobiernan, mientras que Duarte lo hace de la mano de su mentor el actual gobernador, pero acicateado por las tragedias que golpearon a la población en diferentes ocasiones del sexenio.
Las esperanzas se cifran en los nuevos gobiernos, ya que los tres mandatarios que dejan de serlo en unos días más, fueron severamente cuestionados en distintas etapas de su administración.
Curioso resulta ser que el mismo día, tres de los gobernadores más cuestionados dejen sus encargos.
Los tres enfrentaron fuertes impugnaciones sobre su desempeño y en diversas ocasiones se pidió fueran sometidos a juicio político, principalmente en los casos de los estados en los que el partido gobernante dejó de serlo.
Luis Armando Reynoso resultó fuertemente castigado por una población que volteó la espalda al PAN, partido que gobernó durante 12 años el estado, por lo que la ciudadanía votó mayoritariamente para que regresara el PRI, luego de dos administraciones desastrosas del partido blanquiazul.
Y es que en este estado, el actual gobernador fue acusado por su propia fracción en el Congreso local, la que pidió fuese sometido a juicio político por una serie de malos manejos presupuestarios.
En conflicto permanente con su bancada, Reynoso intentó sembrar a su “delfín” como candidato y al no conseguirlo optó por apoyar al abanderado del PRI, lo que provocó su expulsión del partido en que militaba.
Hoy, Reynoso Femat se siente orgulloso de sus logros y de haber empujado en favor del priísta Carlos Lozano, con quien mantiene un pacto para que no exista una cacería de brujas en contra de su administración.
Tan satisfecho se va Reynoso Femat del gobierno estatal que ya prepara su ingreso al PRI, partido con el que simpatizaba hasta finales del siglo pasado.
Oaxaca es una entidad de suyo conflictiva. Reza la conseja que los oaxaqueños son tan complicados que hasta el queso enredan.
Ulises Ruiz Ortiz es el segundo gobernador priísta consecutivo que se va en esa entidad en medio de fuertes reclamos y dejando una entidad sumamente convulsionada.
La llegada de un gobernador surgido de las filas opositoras al partido dominante, abre la posibilidad de un enjuiciamiento sobre el todavía gobernador, por una serie de anomalías detectadas en su gobierno.
Uno de sus principales impugnadores es el hoy diputado local Flavio Sosa, adversario que participó en la revuelta del 2006, que a punto estuvo de costar la caída del gobernador, el que fue sostenido con alfileres.
El entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, manifestaba contar con un amplio expediente para actuar en contra de Ruiz Ortiz, pero para ello necesitaba la voluntad presidencial y esa, jamás existió.
Y aunque la población rechaza algunas de las actitudes del gobernante que dejará de serlo al final del 30 de noviembre, el peor castigo que pudo recibir fue la derrota en las urnas de su “delfín”, Eviel Pérez Magaña.
Con la derrota, Ulises vio cancelados sus planes de crecimiento político y de disputar la presidencia de su partido o, en un futuro cercano, los liderazgos de las bancadas tricolores en las Cámaras de Diputados y Senadores.
Ulises sabe de su gran responsabilidad en la derrota partidista y sus aliados que fueron representativos en las victorias hoy también lo son con su ausencia en la derrota.
Fidel es quien, finalmente, no sale tan raspado al término de su gestión, aunque también sin poder consolidar sus proyectos políticos a futuro.
Sacó avante a su candidato al gobierno del estado, impuso sus condiciones, pero caro ha de pagarlo, en su momento.
Considerado como uno de los políticos más experimentados dentro del PRI, Fidel se sintió con los arrestos suficientes para competir por la candidatura presidencial o, en su defecto, la del partido tricolor.
Sin embargo, el golpe bajo recibido en plena campaña electoral, donde sendas grabaciones mostraron su incursión en la campaña electoral de Javier Duarte minó sus posibilidades.
El destape de su eventual inscripción para la carrera presidencial, fue visto como un acto de desesperación ante el término de su gestión como gobernante.
Y es que con todo y el triunfo del priísta Javier Duarte, el camino de Fidel se encuentra empedrado por una serie de acusaciones sobre el manejo de recursos, principalmente los asignados durante el último desastre que provocó la inundación de diversas poblaciones.
Fidel se sacó la lotería durante su administración, aunque sus detractores dicen que su verdadera lotería fue el gobierno estatal, del que salió con abundantes recursos para financiar sus proyectos electorales.
La mala noticia para Herrera Beltrán, dicen algunos, es que se blindó lo suficiente para financiar cualesquier tipo de campaña, pero no le servirá de nada, ya que los resultados electorales, las denuncias interpuestas en su contra y el fuego amigo le impedirán competir por alguna de las posiciones que busca.
Esos sí, la habilidad del todavía gobernador de Veracruz le permitirá tender los puentes necesarios para negociar con quien resulte candidato priísta a la Presidencia de la República.
*Una nueva reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, sin que se avizoren posibles resultados favorables para la lucha contra la delincuencia organizada.
El presidente Felipe Calderón inauguró los trabajos de buena voluntad de este consejo que tardó más de un año en reunirse y que es uno más de los instrumentos creados como “elefantes blancos”.