Ambiguos decires de “El Peje”
Freddy Sánchez jueves 5, Oct 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
A López Obrador le sobra razón, pero también le falta, en relación a su reiterada afirmación sobre la mafia del poder en México.
No se equivoca en cuanto a que en torno a diversos actos de gobierno, parecieran estarse encubriendo e incluso alentado sistemáticamente intereses mafiosos de distintos grupos de poder económico. Como podría ser el caso de los constructores.
Tal como aparentemente sucedió con diversos edificios que se derrumbaron con motivo del terremoto del 19 de septiembre pasado y es obvio que debió ocurrir con aquel funesto socavón en una vía de tránsito en el estado de Morelos.
Algo que “medio mundo” piensa que también pasa recurrentemente en la ejecución de otras grandes obras públicas, a causa de habituales “transas” entre contratistas privados y sus contratantes del sector oficial.
Un evidente desaseo administrativo institucional que habitualmente se oculta hasta que ocurre una tragedia o sale a la luz un despilfarro contra la hacienda pública.
Por ello, es que a López Obrador no le falta razón en sus alusiones sobre la supuesta existencia de una mafia del poder corruptora y corrupta.
Aunque el tabasqueño parece estar absolutamente equivocado, al aludir a una sola mafia, siendo que en todo caso son muchas las que podrían estar operando impunemente desde que el poder en México se fraccionó y hace muchos años que el priísmo dejó de ser el único mandamás en todo cuanto se compra para el sector oficial y se autoriza oficialmente para la realización de obras públicas y privadas.
Lo que naturalmente favorecía en el pasado actos de corrupción, única y exclusivamente de funcionarios cobijados por el priísmo, en complicidad con ciertos grupos de la iniciativa privada, pero en los actuales tiempos dichas prácticas corruptas están al alcance de la mano de distintas corrientes partidistas con cargos institucionales en los congresos locales, presidencias municipales y gobiernos estatales, ajenos al PRI.
Así que al señor López Obrador habrá que corregirle la plana, invitándolo a ser más objetivo sobre sus aseveraciones acerca de la mafia del poder, a efecto de que reconozca que los posibles actos de corrupción entre servidores públicos y hombres de negocios, no sólo podrían atribuirse al priísmo.
Panistas, perredistas, los verdecologistas, los propios abanderados de Morena, a cargo de funciones institucionales, además de los que detentan algún empleo público con el apoyo de los minipartidos, igual deben ser objeto de suspicacias e inclusive de investigación a fin de saber si en el ejercicio de sus obligaciones administrativas han incurrido en los consabidos trafiques con el poder, solapando construcciones irregulares o arreglando concursos y contrataciones a modo para otorgar jugosas ganancias a contratistas privados, que prestan servicios deficientes y venden cosas defectuosas, a sabiendas de que repartiendo dádivas entre funcionarios del gobierno, obviamente gozarán de impunidad.
De tal suerte que no puede ser a una sola, sino a muchas mafias del poder en México a las que habría que atribuirles la corrupción que tantísima gente se imagina que ocurre con descarada impunidad.
En ese sentido, justo y necesario, es mencionar que las acusaciones condenatorias que se escuchan por doquier, un día sí y otro también, machacando sobre lo mismo, siempre en una sola dirección queriendo ver sólo “la paja en el ojo ajeno”, son mera retórica electorera.
Y obviamente en nada ayudan a combatir la corrupción institucional como tampoco los ambiguos decires de “El Peje”.