México es grande
¬ Salvador Estrada martes 26, Sep 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
Los capitalinos están apesadumbrados y caminan por una ciudad, que después de tres temblores que la sacudieron, está triste, gris y en su caminar ven las ruinas de lo que fueron edificios, casas, centros de trabajo, escuelas y amarran su llanto y levantan sus ojos al cielo ¡ya no más sismos!
Pero los malos políticos tienen puesta su mirada en otros cielos: en los bienes terrenales. Ven con avaricia los cientos de víveres, las toneladas de ayuda que los fraternos y solidarios mexicanos han donado para los hermanos en desgracia.
Un caso es el del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, de quien dicen, ordenó desviar tres camiones repletos de víveres, procedentes de Michoacán, para que descargaran la ayuda al DIF-Morelos, a cargo de su esposa, Elena Cepeda, según denunció el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro.
Ante estas acciones, los ciudadanos voluntarios que se han entregado a coadyuvar al rescate de las víctimas, acongojados y humildes, pueden cambiar de actitud y “encabritarse” y reclamar con coraje “esas hijeces”.
Sin embargo, los partidos políticos no quieren quedar fuera de la lista de voluntarios solidarios y ya hasta se “adornan”, ofreciendo más porcentaje del dinero que reciben del INE.
El PRI ofreció donar 250 millones de pesos, el 25 por ciento del dinero que lo otorga el INE, pero Morena no quiso quedar atrás y ofreció dar el cien por ciento. Claro, que del dicho al hecho hay mucho trecho.
Y aunque usted no lo crea, el Partido Revolucionario Institucional pidió que sea en forma oficial ese 25 por ciento para todos los partidos políticos, piso parejo. Y de acuerdo a sus cuentas, si todos jalan se recaudarían ¡mil millones de pesos! Ojalá y se haga realidad esa propuesta priísta.
En esa forma, todos los partidos quedarían bien con la ciudadanía y nadie “se pararía el cuello” y además sería el inicio de que se lleve a cabo una campaña para que todos “le entren con su cuerno”. Y uno de los primeros, es el Senado de la República, que hará colecta para recaudar 50 millones de pesos esta semana.
Para no quedar atrás, diputados, asambleístas, magistrados, jueces, secretarios de Estado, subsecretarios y oficiales mayores, pueden “jalar parejo” y aportar el 50 por ciento de su salario mensual. Su salario es de 100 mil pesos o más y el que reciben los ministros de la Suprema Corte es de ¡400 mil pesos!
Artistas internacionales y deportistas de nivel mundial ya empezaron a aportar su donativo para los damnificados y se espera que muchos más sigan cooperando.
La Ciudad de México quedó con edificios desplomados, “hechos polvo”, pero también fracturados o con leves daños, pero en los cientos de municipios de Chiapas, Oaxaca, Puebla, Estado de México, quedaron “como bombardeados” con montañas de escombros. Sus habitantes viven adoloridos, angustiados, impotentes, que quieren contener el llanto, pero no pueden, porque su desgracia es tanta que en sus lágrimas encuentran alivio. ¡Lo perdieron todo! Su casa, su mobiliario, su patrimonio. El ahorro de toda la vida. El esfuerzo diario. Todo se acabó en unos minutos. Ahora, una gran labor espera a todos los mexicanos: ayudarnos todos a reconstruir colonias, barrios, poblados, ciudades. Se requiere de millones y millones de pesos, tal vez billones, y se debe de trabajar ya. México, dañado, pero sigue firme. No se doblega ante la adversidad. México es grande. Su fe es la fuerza que lo mueve. Y sus habitantes son un ejemplo de solidaridad.