México, en pie de lucha
¬ Augusto Corro viernes 22, Sep 2017Punto por punto
Augusto Corro
México volverá a estar de pie. No es la primera vez que los mexicanos enfrentamos a la adversidad. En otras ocasiones ya lo hicimos y ganamos.
Dos terremotos en un mes sembraron destrucción y muerte. Como siempre, lo que más duele es la pérdida de vidas humanas.
Los sismos enlutaron hogares. Miles de personas se quedaron sin hogar.
Nos toca ahora repetir la hazaña de la reconstrucción. A restañar las heridas que dejaron los embates de la naturaleza.
De la adversidad tenemos que aprovechar la experiencia que ya funcionó, aunque no del todo. ¿Se pudo evitar la pérdida de vidas humanas?
Esa respuesta la tienen que dar las autoridades. ¿En las decenas de edificios que se derrumbaron o quedaron dañados se cumplió estrictamente el reglamento de construcción?
¿Se repetirá la historia de impunidad registrada en el terremoto de septiembre de 1985? Nadie fue responsable de la pésima construcción de los edificios que no resistieron el sismo.
Se perdonó a las constructoras y a las autoridades que permitieron erigir inmuebles sin reglamento alguno.
Desde entonces la experiencia nos enseñó la necesidad de respetar rigurosamente el código de la construcción. No hacerlo, las consecuencias son fatales. Con los dos últimos sismos se presentó la oportunidad de revisar el reglamento de la vivienda, desde el uso del suelo hasta los requisitos de altura (niveles), las dimensiones de las columnas y la fortaleza de las mismas, etc., con el único fin de que resistan los efectos de las ondas tectónicas.
LA ZONA SÍSMICA
Si México se encuentra en una zona sísmica, estamos obligados todos, autoridades y sociedad, a respetar las leyes que nos permitan sortear la adversidad derivada de los fenómenos naturales.
La supervisión, inspección e investigación sobre los edificios dañados que realicen las autoridades nos mostraran el grado de irresponsabilidad de quienes construyeron los inmuebles.
De resultar alguna empresa o persona responsables de algún delito, deben ser castigados. Los movimientos telúricos continuarán, queramos o no. Para enfrentarlos tenemos que estar preparados.
Una de las ideas es cimentar la cultura contra los sismos. Concientización de la sociedad para que esté prevenida, sin caer en la obsesión. Practicar los simulacros con mayor constancia, etc.
Claro, repito, una mejor vigilancia de las autoridades en la construcción. ¿De qué sirve que en la Ciudad de México luzcan zonas sus torres de departamentos si no ofrecen seguridad para sus moradores?
Tras la tragedia, México tiene la oportunidad de volver a levantarse. Sabemos hacerlo. Ya en otras ocasiones demostramos tenacidad y coraje. Lo reconocemos nosotros y el mundo entero. La reconstrucción no será fácil, pero tenemos la experiencia para lograrla. Es importante que las autoridades se pongan las pilas.
MENOS SUBSIDIO A PARTIDOS POLÍTICOS
Todavía no se aprueba el Presupuesto para el 2018. Quiero decir que es necesario tomar en cuenta la desgracia de los mexicanos. Las partidas económicas para el rescate de México deben ser generosas.
El Poder Legislativo tiene la oportunidad de reducir las cantidades fabulosas de dinero que demanda el Instituto Nacional Electoral (INE) para las elecciones presidenciales del próximo año.
Son muchas las voces que exigen disminuir o cancelar el subsidio millonario a los partidos políticos para sus campañas y gastos administrativos. Tienen razón. En México, antenemos una democracia cara, casi sin beneficios. ¿Usted qué opina?
Quienes gozan de los privilegios de esa democracia son los dirigentes de los partidos políticos, que dicen administrar los recursos económicos que reciben a través del INE, que no son otra cosa que el dinero de los contribuyentes.
Para reconstruir a México ya tenemos la fortaleza y determinación de su sociedad, pero se necesitan recursos económicos para hacerlo. Porque no sólo es la Ciudad de México, Puebla, Morelos, etc., sino también los hermanos de Oaxaca y Chiapas, donde además de pérdidas de vidas humanas, los daños materiales fueron mayúsculos.
Lo urgente, por ahora, es atender a las víctimas afectadas en su salud, proporcionarles atención médica adecuada, comida y techo seguro.
Después se tratará el tema de las violaciones a los reglamentos de construcción y los errores de las constructoras en el levantamiento de edificios.
Es posible que los estudios y análisis del saldo de tragedia obliguen a establecer leyes más severas en el renglón inmobiliario, que disminuyan las pérdidas de vidas humanas, cuando quedemos a merced de los ataques de la naturaleza.