La fórmula para salir de pobres, ignorada por EPN
Francisco Rodríguez viernes 22, Sep 2017Índice político
Francisco Rodríguez
A veces, la independencia, aunque esté tan lejos de los ambientes y de las voluntades de los que mandan, es un motivo para repensar en una visión de Estado saludable, recia, social y popular. No sólo de gritos desaforados al viento, de arengas y proclamas que justifican a los usufructuarios del poder, sino de pensamientos que ayuden a refrescar la memoria del colectivo. Menos aún de apariciones en cadena nacional, para lucir el palmito e informar de lo que la sociedad hace en el rescate de los cuerpos —algunos con vida— de las víctimas del sismo.
Y aunque no trate del tema histórico de la Independencia del Imperio español, cualquier asunto que se relacione con la sobrevivencia de México como país viene a cuento, porque en estos momentos en que los patrones gabachos han denostado a un “narcoestado fallido”, debemos rememorar cuestiones que nos han revitalizado cómo nación, aspectos de nuestro legado histórico que son realmente incomparables.
Cuando en 1910 se juntaron Antonio Caso, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Carlos González Peña, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán y José Escofet, alrededor del Ateneo de la Juventud, postularon una nueva filosofía y renovaron el ambiente intelectual mexicano: destruyeron las bases del programa positivista científico, el sostén de la dictadura.
La aparición de la obra de Antonio Caso La existencia como economía, como desinterés y como caridad, dinamitó la estructura de autocontemplación medieval que habían construido los porfiristas “científicos” para maquillar la realidad nacional que Andrés Molina Enríquez había revelado en México: los grandes problemas nacionales.
Per se, el progreso físico no existe, progresamos realmente si lo hacemos en los siguientes órdenes: el físico, el moral, el intelectual y el estético. El principio de la solidaridad es brindar el máximo esfuerzo, a veces con el mínimo provecho. El desinterés, la caridad y el sacrificio son irreductibles a la economía de la naturaleza, dijo Caso, y desbancó toda la construcción teórica de Augusto Comte al servicio de los “científicos” del porfiriato.
Como se observa, ningún planteamiento estridente, ni revolucionario ortodoxo, tampoco un llamado a las armas, sino un análisis serio y paciente, salido de las clases medias, absorbido por toda la clase pensante de principios del siglo XX, hizo posible que se recogiera el planteamiento en una de las frases del artículo 27 de la nueva Constitución, gracias al empuje revolucionario de los constituyentes obregonistas: “La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación para hacer una distribución equitativa de la riqueza pública y cuidar de su conservación”. Nada más. Desde entonces ahí está la fórmula secreta. Pero duerme el sueño de los justos.
Porfirio Díaz no había encontrado dificultad para conciliar los intereses de los grandes hacendados, de la Iglesia, la casta militar, los burgueses y los profesionales de las clases medias. Entre ellos distribuyó privilegios, concesiones, prebendas, protección, puestos públicos y toda una serie de canonjías sin cuento.
A cambio de todo eso, sólo exigía sumisión a su autoridad paternal. Si algún miembro de esas clases o del pueblo raso se rebelaba contra esa sumisión era castigado severamente o eliminado, como ocurría a menudo, sobre todo tratándose del pueblo llano.
El pueblo no entraba en esa conciliación de clases, pero la soportaba, es decir, se hacía a su costa y cargo, ya que el auge y la prosperidad nacionales de las que tanto se enorgullecían Díaz y sus partidarios no eran más que transitorios y artificiales, pues era imposible que se explotara al pueblo a perpetuidad extrayendo riquezas de su trabajo; en la miseria no se puede fundar ningún proyecto perdurable.
El pueblo sólo constituía el mercado, el elemento que debía absorber los productos agrícolas, manufactureros e industriales, pero dentro del círculo de un mercado exhausto, sin algún poder adquisitivo, que no podía soportar todo el peso de un proceso de industrialización, menos de un sistema feudal agrícola.
Por ello, el capital circulante, por el que habían luchado tanto los liberales de la Reforma no aparecía por ningún lado. La propiedad agrícola, casi la única riqueza existente, estaba nuevamente en manos muertas. Para iniciar la industrialización, el desarrollo de la banca y la explotación de los recursos naturales, se tuvo que acudir a los empréstitos del extranjero.
Y frente a la influencia económica del Norte, Porfirio Díaz intentó un equilibrio, dando entrada al capital europeo. El resultado no fue balancearlos, sino el que nuestra propia burguesía, por el hecho de que no disponía de capital propio, acabó constituyéndose en apéndice de la burguesía internacional, de la cual algunos de los más importantes fruncionarios recibían jugosos sueldos por desempeñar el papel de agentes, vulgo coyotes.
En uno de los editoriales más lúcidos del manifiesto del Partido Liberal, Ricardo Flores Magón apunta: ¿Cómo no ha de ser raquítica la producción donde el consumo es pequeño? ¿Qué impulso han de recibir las industrias donde sus productos sólo encuentran un reducido número de compradores, porque la mayoría de la población se compone de hambrientos?
Alentado por el canto de las sirenas del grupo “científico”, el dictador continuaba masacrando a sus adversarios. Manuel Romero Rubio los enterraba en el panteón de San Fernando y oficiaba Francisco Bulnes, reclamando brillantes y macabras oraciones fúnebres.
A cien años de esos acontecimientos es riesgoso que todo siga igual. El mercado interno, inexistente, fugas monstruosas de capitales al exterior, endeudamiento insoportable, 3 millones de migrantes deportados, estrangulaciones diarias de circulante monetario, el entreguismo total a los intereses yanquis…
… la falta absoluta de empleo, el abandono del campo nuevamente en manos muertas, la elevación de los impuestos, una estanflación escalofriante, la carestía, la ausencia de alimentos, mientras la Iglesia y los capitostes se ponen en pie de guerra para defender sus propios intereses, son signos alarmantes que no pueden pasarse por alto.
Casi se concluye que los verdaderos neoliberales fueron los científicos positivistas del porfiriato, los que hoy se llaman así, neoliberales, son unos badulaques abúlicos e ignorantes. Un pueblo nunca será más que su historia política. Urge hacer algo en lo que resta del día, antes de que el destino arrase de nuevo con la patria.
La fórmula secreta sigue estando ahí, en el derecho irrenunciable del pueblo a imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte la opinión pública. No se trata de expropiaciones, de hachas de guerra, de actos estridentes, de masiosares o llamados a las armas. Se trata en la mejor tradición de la política de aplicar eso, las modalidades a la propiedad privada, nacional o extranjera. Modalidades. Las que se requieran, en el grado y la proporción que el modelo indique.
Pero la gente en la calle se pregunta si los funcionarios sabrán lo que es eso, a pesar de que tiene cien años que existe. ¿Cómo van a pensar en imponer modalidades a la propiedad privada quienes se han sometido a los caprichos de los mandarines anaranjados, quienes han negociado complicidades con el narcotráfico, quienes rinden culto a los dueños del dinero?
No pueden pensar en eso quienes están atenidos a que al dejar el poder deberán ser contratados por los dueños de las firmas energéticas, de infraestructura, comerciales e industriales del exterior a quienes han colmado de privilegios durante seis años en el pandero. Creen que si han lamido esa coyunda, del mismo cuero tendrán que salir las correas.
Han deturpado a todo un pueblo sometiéndolo a un juicio execrable de “narco estado fallido”. Si nadie quiere insistir en ese tema, sus razones deberá tener, todas ellas de antemano dañinas y peligrosas para el pueblo y la memoria mexicana. Que con su pan se lo coman.
Ningún mexicano con dos dedos de frente debe pasar por alto esa afrenta que revela las actitudes de un puño de descastados, y que constituye un insulto en grado extremo contra la diplomacia, la política y la dignidad de los mexicanos bien nacidos.
La fórmula secreta del 27 constitucional seguirá existiendo y señalando la falta de arrojo y decoro que ellos tienen para con el país. ¿Usted qué haría?.
Índice Flamígero: “Suiza ofreció a México enviar un grupo de ings. para apoyar en la detección de edificios dañados. México declinó agradeciendo la oferta. #FuerzaMexico”, decía un tweet de la embajada de la antigua Helvetia, un día después del terremoto. Horas después el gobierno reculó y sí aceptó la generosa oferta del gobierno de Doris Leuthard. Característico de quienes creen que todo lo pueden solos. O que el pastel nada más es de ellos. + + + Contrario sensu, el jefe de gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera, informó que la capital nacional ha recibido el apoyo internacional de equipos de búsqueda y rescate urbano de países como Israel, El Salvador, Panamá y España, y de la ciudad de Los Ángeles, California. Un total de 75 elementos del ejército de Israel, entre ingenieros, especialistas en rescate, personal médico y técnico, arribaron el miércoles y desde ayer se encuentran trabajando en Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma. También a primera hora de ayer llegaron los primeros siete integrantes de una comitiva de 52 personas de la Unidad Militar de Emergencias de España, quienes se presentaron en las instalaciones del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) para recibir indicaciones a fin de sumarse a las labores de rescate. El resto del equipo llegó en el transcurso del día. La embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, señaló que un equipo de expertos y toneladas de equipamiento de Los Ángeles, California, aterrizó en la CDMX. Hasta el momento, la ayuda internacional que estará en la capital del país es de: El Salvador, 25 personas; Panamá, 322; Israel, 75; EU, 60; Japón, 72; Honduras, 39; Colombia, 42; Guatemala, 49, y España, 52. Se espera también el apoyo de Sudáfrica, Ecuador y Perú. + + + “Oaxaca 2006-CDMX 2017”, titula a su comentario don Rubén Mújica Vélez: “Ante la insensibilidad pétrea del PRI-PAN y partidos ‘morralla’, y ante la suntuosa cena de los cena-dores priístas, mientras centenares de seres humanos yacían aplastados por el concreto, evocamos que acá ante la sevicia del criminal Ulises Ruiz, el grito popular fue ‘¡nos vemos en el 2010!’. La ‘venganza’ popular se cumplió, llevando al gobierno al aborto Cué. Ni modo. Pero ahora en la CDMX escuchamos ‘¡Nos vemos en el 2018!’ Humanidad en AMLO, desdén en los burócratas corruptos federales y estatales de ahora. ¿Por quién doblan las campanas?” + + + Faltan 435 días para que termine este sexenio. + + + ATENTO AVISO: Índice Político dejará de publicarse la próxima semana. Con su venia, nos reencontraremos aquí el lunes 2 de octubre. Gracias.
www.indicepolitico.com
pacorodriguez@journalist.com
@pacorodriguez