Los simuladores
Ramón Zurita Sahagún miércoles 20, Sep 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Qué autoridad moral tienen algunos políticos para lanzar acusaciones al por mayor y desgarrase las vestiduras, ante todo tipo de situaciones que no les son favorables.
Hay políticos que son unos zánganos, vividores del sistema, que lucran con los cargos públicos, al ser beneficiarios de los grupos en el poder.
Son personajes incapaces de ganar un cargo de elección popular, por lo que se cobijan bajo los mantos protectores de la legislación mexicana y ocupan espacios de privilegio.
Lanzan proclamas amenazantes de grandes crisis, cuando en realidad no pasa nada alarmante ni que se ubique dentro de los riesgos de un sistema democrático, como el que, supuestamente, se vive en México.
Uno de esos personajes, lejanos del carisma que requieren los políticos es César Camacho, hoy coordinador de la bancada priista en la Cámara de Diputados, quien acusó a los panistas de secuestrar a la Cámara de Diputados y generar una crisis constitucional.
En su papel de pastor priÍsta y de proponer a su compañero de bancada Jorge Carlos Ramírez Marín como presidente de la Cámara de Diputados, Camacho expone situaciones lejanas de presentarse.
Y es que los priístas siempre magnifican los efectos de la situación, para tratar de impresionar y usan la segunda ronda de conversaciones sobre el TLC para chantajear sobre la imagen que ofrecen al exterior.
Lo que sucede en el Congreso es parte de lo que cotidianamente se presenta, donde los participantes usan todos los recursos posibles y las trampas y salidas que contienen los reglamentos.
Una de las más frecuentes es la del reloj legislativo, el que simplemente se usa a destajo y las sesiones pueden durar los días que les sean necesarios, con los recesos que requieran.
Se recuerda como en el año 2000, al perder el PRI la Presidencia de la República fue uno de los grandes recursos, ante la imposibilidad de aprobar el presupuesto y llegar al término legal del período ordinario de sesiones.
Fue la primera ocasión en que asombrados los ciudadanos vieron a diputados y senadores trabajar en pleno año nuevo, por lo que se recurrió a nuevas disposiciones, donde el presupuesto se presenta antes y debe aprobarse a mediados de noviembre,
También se decidió aprobar dos períodos ordinarios de sesiones, ya que quedaba un gran vacío de ochos meses sin ellos.
Se creyó que con esas modificaciones no se requeriría de los trucos usados con antelación, aunque los límites de la imaginación y los resquicios legales abundan.
De ahí que unos y otros se lancen acusaciones al por mayor, ante cualquier contingencia y hablen de los grandes peligros de una democracia que no consigue consolidarse.
El priísta César Camacho es de esos políticos dramáticos que atendiendo los dictados de sus jefes políticos intentan atemorizar a unos ciudadanos ya hartos de esos aspavientos y que requieren que sus políticos encuentren soluciones a los problemas y no se dediquen a lanzarse lodo unos a otros.
Camacho es de eso personajes que se arrimaron a buen árbol y que hace casi tres décadas disfruta de los mejores cargos públicos, sin ganar ninguno de ellos en las urnas.
Cobijado por el inexistente Grupo Atlacomulco, su mayor triunfo es conquistar el voto ciudadano en los tiempos del invencible PRI y gobernar con esos colores el ayuntamiento de Metepec.
Después todo ha sido ganancia, detentado una serie de cargos de elección popular, sin que mediara el voto directo de los electores para ello.
Ni siquiera terminó con su gestión como alcalde, ya que se sumó a la campaña a gobernador de su principal protector, Emilio Chuayffet Chemor, quien venció en las urnas en 1993.
Fue designado secretario general del gobierno estatal y por lo que su siguiente paso no fue nada difícil.
Político de todas las confianzas del gobernador Chuayffet Chemor, asumió el gobierno interino, al ser transferido Emilio a la secretaría de Gobernación.
Ahí no importó que Chuayffet Chemor no hubiese cumplido dos años de gobierno, ya que se usaron recursos jurídicos que ubicaron a Camacho Quiroz como gobernador interino, primero y sustituto después, por lo que a los 35 años de edad asumió el gobierno estatal de la principal entidad del país.
César Camacho terminó distanciado de Chuayffet Chemor, pero se alió con otro de los políticos dominantes de la entidad, Alfredo del Mazo González, tío del Presidente Peña Nieto, primo de Arturo Montiel Rojas y padre del gobernador electo Alfredo del Mazo Maza.
Al término de su gestión se le ubicó como candidato al Senado de la República, donde no fue respaldado por la ciudadanía, siendo derrotado en las urnas, pero teniendo derecho a una representación, como primera minoría.
Famoso por su colección de costosos relojes, Camacho Quiroz saltó de un escaño a una curul, por el principio de representación proporcional, al que rápidamente se acostumbró.
El ex gobernador interino del Estado de México aprovechó su estancia en el Senado de la República para hacer equipo con Emilio Gamboa Patrón, otro de los usufructuarios de los cargos de elección popular por la vía plurinominal.
Por eso en la LX legislatura fue uno de sus principales operadores, en la bancada más chica (104) tenida por el PRI en la Cámara de Diputados.
Ahora nuevamente es diputado federal, por la vía que más le gusta la de no ensuciarse los zapatos haciendo campaña, sino llegar con la ley del menor esfuerzo a la Cámara de Diputados, donde se ubicó como el pastor del rebaño priista.
Considerado como uno de los paladines del sistema democrático mexicano, Camacho Quiroz pronto pasará factura por sacar al país de una probable crisis constitucional, así son estos personajes.