Ignominia de la política
Freddy Sánchez jueves 14, Sep 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Ya lo dice el dicho: más vale maña que fuerza.
Particularmente, en los menesteres de la política, puesto que lo justo y correcto, se hace a medias o de plano no se hace, tratándose de proteger los intereses creados.
Esos que parecen sobrar (estorbar y malograr), cualquier cambio positivo en las prácticas de la política nacional, que pudiera significar la culminación de canonjías entre los hombres y mujeres que un buen porcentaje no andan metidos en estas tareas, por ser ejemplo de servicio a la nación.
Si así fuera no tendrían pánico a la aprobación de la sociedad en las urnas.
Lo que inequívocamente influyó para hacer abortar la idea concebida en la asamblea del priismo para evitar que sus militantes y los de otros institutos políticos con larga trayectoria de “saltimbaquis”, sin mayor dificultad pudieran seguir ocupando bien pagados e influyentes cargos de representación popular.
Con el albazo de las autoridades electorales, todo quedará como estaba anteriormente.
O sea, que los que por tantísimos años han sido asambleístas para convertirse después en diputados o senadores, sexenio a sexenio, una vez más en las elecciones del próximo año podrán autoproclamarse, algo así como insustituibles actores del elenco político nacional, con sólo contar con la aprobación de sus dirigentes partidistas (sus grandes cuates), más que dispuestos a darles el “sacrosanto palomazo” a fin de que puedan continuar perpetuándose en los nichos de poder en México.
“Suerte te dé Dios, que el saber nada te importe”…
Un refrán a modo de los dichosos “saltarines” en los cargos de elección popular, a quienes en sus respectivos institutos políticos se les atribuyen cualidades dignas de confianza, aunque la mayoría de estos singulares personajes de la política (algunos de plano con mala fama pública), jamás se atrevan a calar su aceptación entre los electores ciudadanos, temerosos como es lógico de recibir el equivalente a una “tarjeta roja” entre los jugadores de futbol.
Además, qué necesidad de hacer campaña, obligándose a recorrer una parte del territorio nacional, fingiendo interés en las necesidades populares, tener que arriesgar dinero propio en gastos de propaganda, ensuciarse los zapatos, echar a perder el barniz de las uñas, estropear la ropa de marca y andar soportando los rayos del sol, comer fritangas y hasta vestirse una que otra vez el atuendo peculiar de un modesto indígena, al que incluso hay que estrecharle la mano, siendo que como candidato plurinomial nada de eso es necesario y con otra: a quien canijos le importa lo que el pueblo piense, sin ya se consiguió el voto que realmente cuenta.
Y es que ciertamente, los plurinominales, propuestos a ocupar cargos de elección popular, sin pasar la prueba de la aprobación del electorado, en modo alguno debe preocuparles su trayectoria, trátese de quien se trate.
Regulares, malos o pésimos representantes populares en el pasado, por haber sido entreguistas, inmorales, corruptos, omisos, desinteresados en los asuntos que importan a la gente, prestos explotadores de concesiones y privilegios, faltistas, simples “levantadedos”, legisladores de café, contertulios en comilonas, descarados promotores de “arreglos en lo oscurito” y ávidos e insaciables “depredadores” de presupuesto dedicado en buena medida a complacer sus liviandades, los “plurinominales” que vengan podrán seguir haciendo lo que les plazca.
Y qué pena que así sea para ignominia de la política.