El desastre político, económico, social ¡y ecológico!
Francisco Rodríguez martes 5, Sep 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Durante los cinco años de este sexenio, los presupuestos de las dependencias públicas han sido mal utilizados. Han dado preferencia al derroche electoral, a lavar imágenes de funcionarios, a encubrir a todo costo las actividades delincuenciales del aparato y sus trasegadores, a difundir inexistentes logros de negociaciones internacionales, a ponderar virtudes de mercachifles y obtusos que abusan de nuestros impuestos, en lugar de invertir en lo estratégico y urgente. Sólo pueden construir una visión del futuro quienes conocen y se han preocupado por fortalecer el presente, aquello que da fuerza e imprime solidez a cualquier prospectiva, a cualquier promesa de reivindicación y de logros colectivos. Los que no, son vulgares delincuentes, simuladores e impostores de una realidad lacerante.
Lejos estamos de observar que los dineros se aplican a la conservación de nuestro patrimonio cultural, de los sitios emblemáticos, de la capacitación para la aplicación de la justicia, de la educación para el conocimiento de nuestra mexicanidad y del territorio, de la construcción de obras públicas esenciales para el comercio, el transporte y el bienestar, de la restauración de un tejido social destrozado por la mentira y la rapiña.
No se conoce un solo proyecto para siquiera estudiar o abordar estos asuntos tan delicados para nuestra supervivencia como nación. Los presupuestos están dedicados al futuro, esa zona preferida por los irresponsables, los que prometen que todo empezará a funcionar después de que ellos se vayan. ¡Vaya forma de engatusar con el petate del muerto!
Del presente mexicano, del trabajo sobre esta materia, nadie habla, prefieren dejar todo para después, apostando a una memoria flaca que jamás podrá reclamarles sus abusos. Es mejor el refugio en la creencia de que planearon para las nuevas generaciones, ésas que sólo creen que existen en sus proclamas y consignas partidistas.
La introducción de agua potable, alcantarillado, plantas de tratamiento de aguas residuales en las poblaciones agrestes y turísticas más necesitadas, amén de los recursos para la reconstrucción de viviendas, ductos, sitios arqueológicos, vivienda popular, transporte, alimentación popular, salud, educación y mínimos indispensables parece que llegó a su fin, antes de recibir algún tratamiento… no obstante lo que EPN presuma en el documento de su quinto informe de gobierno.
La protección de santuarios ecológicos e históricos, el resguardo ambiental de los cenotes yucatecos, la recuperación de las selvas como las del río Lagartos donde anidan los famosos y ancestrales flamencos rosados, la protección del aviario natural de Isla Contoy y de las raras especies de flora y fauna en la reserva de Sian Ka’an son sueños guajiros.
La defensa de los bosques michoacanos hacia donde migran desde Canadá las mariposas monarca, el cuidado en Aguascalientes y Durango de todas las especies de águilas en extinción, fundamentalmente de la famosa mundialmente “Cara-cara”, mezcla antiquísima de zopilote y águila real, que se reproduce en esos parajes de fantasía.
Brilla por su ausencia de toda idea de gobierno el cuidado de las exuberantes riquezas del Chimalapa y de Monte Pío, bosques de rara belleza vegetal y animal, o siquiera la protección de las reservas humanas de la biosfera y de nuestras selvas medias tropicales, donde habitan una cantidad impresionante de especies de peces, mamíferos, árboles maderables de incalculable resistencia y valor pecuniario; la readaptación de condiciones para la reproducción de la ballena gris en el Mar de Cortés, casi frente a otra reserva abandonada, los valles de El Pinacate. Igual, el desierto del Vizcaíno, el abandono de las totoabas, pescados sin espinas, con cara de mujer.
El arrase ecológico del Golfo de Santa Clara, hábitat de delfines, chureas (codornices gigantes), bisontes, jabalíes, borregos cimarrones, focas y leones marinos… así como el descuido lamentable de las reservas de venado en Dzibilchaltún, en las goteras de Mérida.
La protección de la Laguna de Catemaco, para que podamos seguir reproduciendo los topotes y tegogolos; el combate al hidroarsenicismo en las comarcas laguneras de Coahuila; el cuidado de las larvas de insectos comestibles en el Altiplano: chinicuiles, escamoles, chapulines y gusanos de maguey, base alimentaria del milenio.
La descontaminación de ríos afectados por descargas industriales, desde el Nevado de Toluca hasta la desembocadura del río Lerma en el Pacífico, en el antiguo Aztlán de la costa nayarita. La conservación de las lagunas salinas donde se reproducen las especies de catanes y pejelagartos en el Golfo de México.
La adquisición de reservas territoriales en ciudades que han crecido explosivamente en los últimos años para que puedan expandirse sin causar problemas sociales irreparables, la defensa de las manadas de osos negros en las sierras de Acuña, y de las franjas de tierras comestibles en Chogosta, Soconusco veracruzano.
La limpieza del lirio acuático para rescatar las lagunas de Chapala y el lago de Pátzcuaro, la rehabilitación del patrimonio artístico y cultural de nuestras ciudades coloniales más bellas: Zacatecas, Guanajuato y Morelia, de una inmarcesible trascendencia, generadoras de orgullo y grandes afluencias de corrientes turísticas.
Son cosas que no deben caer en las garras del olvido, menos del futuro que sacrifica los dineros del pueblo en obras como el fatídico Paso Exprés o el aeropuerto intergaláctico en Texcoco, en cruzadas políticas lamentables para conservar un poder desde sus fundamentos. De una planeación que sólo existe en la fe —Osorio Chong dixit—, aquello que no puede demostrarse.
Si no pueden apreciar la necesidad apremiante de conservar lo que es profundamente nuestro, menos pueden alcanzar a comprender la ingente necesidad de capacitar los elementos humanos para impartir justicia, para educar en el entrañable cariño por nuestra geografía y los valores constitutivos de lo mexicano.
Para la claque mexiquense que azota el país, lo realmente importante es conservar el poder a rajatabla, a cuanto cueste para los bolsillos mexicanos, a costa de lo que se tenga que pagar en vidas, prestigio internacional y rangos de competitividad desaparecidos desde que se sentaron en Los Pinos a urdir el destrozo maquinado de este pueblo.
Quienes no estén de acuerdo con sus principios, ya tienen que ir despidiéndose de la política, del análisis público y aún del mundo. Ellos no paran mientes en el debate ni en la confrontación: eligen el camino de los sicarios, prestos a obedecer sus órdenes, a encarcelar a los rivales —y nos admiramos de que el venezolano Maduro haya metido en chirona a sus opositores—, a silenciar para conservar los negocios comunes del trasiego y la depredación salvaje.
El objetivo geoestratégico no es cuidar las prendas soberanas del patrimonio nacional, ni los vientres petroleros, ni las condiciones favorables de negociación de tratados confeccionados sólo para quedar bien con el patrón y con la clase empresarial que eligieron para cobrarle sus moches.
El objetivo geoestratégico es arrimarse al cobijo neo-republicano de Donald Trump y su imperio fracasado a nivel mundial. No importa. Se venden como sus guardianes en el área latinoamericana, aunque ya nadie los pele, aunque nadie apueste un quinto por ellos.
Es la infame condición humana de los que llegaron para quedarse con el santo y las limosnas, de quienes jamás han merecido que se les crea, menos se les obedezca, de quienes erigen su poder sobre lo comprado o demolido.
Índice Flamígero: Corren las apuestas. En el programa radiofónico Estado de los Estados, que se transmite de lunes a miércoles —10 de la mañana— por www.620.com.mx aventuré ayer a favor de que Peña Nieto y el PRI no se atrevan a dar el pase automático a Raúl Cervantes, actual titular de la PGR, para que se convierta en fiscal general. Quizá pequé de ingenuo. Quizá me basé sólo en la mala fama del golpeador de mujeres y ahora evasor de impuestos primo del aún muy influyente Humberto Castillejos Cervantes. Quizá, también, porque creo que en Los Pinos esta vez sí harán caso a las crecientes voces de la sociedad civil que manifiestan abiertamente su rechazo. Mis colegas periodistas y co-conductores Lilia Arellano, Abelardo Martín y Claudia Rodríguez apostaron a que sí, que Cervantes Andrade sí será el fiscal que dure en el cargo los próximos nueve años. Va en juego el pago de una comida. ¿Usted por cuál apuesta se inclina? + + + De don Alfredo Álvarez Barrón: “Continúa la segunda ronda en el proceso de modernización del TLCAN”. Y de El Poeta del Nopal:
Con actores disparejos
se moderniza el tratado
¿su oculto significado?
¡cambiar oro por espejos!
La cuenta regresiva indica que a este sexenio ¡aún le restan 452 días!
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