Peña y su México color de rosa
Alberto Vieyra G. martes 5, Sep 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Durante el salinato, el pelón de Dublín nos hizo creer a los mexicanos que como ya teníamos un TLC con Norteamérica, ya estábamos en las ligas mayores, que poquito nos faltaba para ser una potencia económica y en fin, que México ya estaba insertado en los cuernos de la luna. ¡Imperdonable engaño!
Después llegaría Vicente Fox y México sería Foxilandia, atrás quedaría el México de la era de los huaraches, ahora era el México de las botas de charol, el México de “no lean” y el México de la Coca Cola que según su dislate que se cuenta entre más de quinientos, ese refresco negro era más popular que el PRI.
Un sexenio después México se convertiría en Calderolandia, el México de otro borracho en Los Pinos, como en la era de Victoriano Huerta Márquez, el México del Estado fallido, el México macabro por haber declarado en su tierra natal, Michoacán, la guerra a las narcomafias para servir a sus amos de gringolandia, donde existe una narcosociedad que pide a gritos y a mañana, tarde y noche estupefacientes pero que hipócritamente combate ese cáncer fuera de sus fronteras y con ayuda de los lacayos gobernantes.
Ese error mayúsculo e histórico de combatir a las mafias convertiría a la nación azteca en un México morboso, el México de la apología del crimen, el México de las temibles malformaciones sociales, el México de las interminables fosas comunes.
Ese México macabro, lo reproduciría Enrique Peña Nieto en la era del México peñilandia, el México color de rosa, el México que a punto está de convertirse en los próximos 20 años, en una potencia económica mundial; es decir, ya mertititito México será ese país color de rosa porque según Peña Nieto, en los próximos 20 años se acabarán los pobres en el país. Claro, en 20 años ya se murieron aquí o en estados Unidos.
En el México color de rosa de Peña Nieto se importan “más alimentos” que los que México exporta, que en los cinco aberrantes años de su corrupto sexenio se han entregado más de 4 millones de viviendas, más que en toda la historia del “Infonavit”, que se crearon cerca de 4 millones de empleos que como nunca, que los salarios miserables ya no son tan mínimos, que la profesionalización de nuestras fuerzas armadas es de tal magnitud que por eso en México impera la paz ¿Será la paz de los sepulcros?
En fin que el México color de rosa o peñalandia es de tal magnitud que el país de las maravillas de Alicia se queda bien chiquito.
El México color de rosa de Peña Nieto no toma chiquitolina porque en ese México no hay ladrones, aunque en las cárceles estén muchos pillos gobernadores que han ultrajado la dignidad de los mexicanos, como un Javier Duarte que encueró a los veracruzanos, un César Duarte que también dejó a Chihuahua con una atrás y otra adelante, o un Roberto Sandoval que está próximo a estrenar una celda en alguno de esos reclusorios de los hombres ilustres que se han enriquecido a costa del pobre pueblo de México.
Roberto Sandoval, pronto se convertirá en otra cortina de humo en el calendario político electoral de México pues hasta ahora no ha explicado cómo se hizo de tantas mulas, cómo se hizo de más de 200 caballos con un valor de 50 millones de dólares cada uno, y en fin que también tiene sus vaquitas y son puras vacas lecheras que no alimentan al pobre pueblo de Nayarit.
Ese es el México color de rosa de Peña Nieto y pronto llegaremos al México de ¿Pejelandia? ¿Narrolandia? ¿Medilandia? ¿Broncolandia? ¿Ferrizlandia? ¿Vieyrilandia? ¿Zavalilandia? Y tal y tal.
¿Hasta cuándo los mexicanos permitiremos que se nos siga engañando con un México en el que sólo un puñado, el 1%, ostenta las dos terceras partes de la riqueza nacional y el resto de los mexicanos viven a pan y agua en el México color de rosa de Peña Nieto?