Revés a Ricardo Anaya
¬ Augusto Corro lunes 4, Sep 2017Punto por punto
Augusto Corro
El nombramiento del panista Ernesto Cordero como presidente de la Mesa Directiva del Senado fue un gancho directo al hígado al líder de Acción Nacional, Ricardo Anaya.
El hecho registrado en la Cámara alta se suma a la lista de problemas que debe resolver el dirigente blanquiazul, en una temporada que sus adversarios políticos lo acusaron de enriquecimiento ilícito.
Antes, el “joven maravilla” inició una guerra contra el PRI, que lo derrotó en los comicios ocurridos en el Estado de México (Edomex) y Coahuila. En esas elecciones no se repitió el triunfo arrollador de 2016.
Además, su enfrentamiento con los aspirantes a la candidatura presidencial blanquiazul, cada día se le complica más. Margarita Zavala de Calderón y Rafael Moreno Valle, ex gobernador de Puebla, se encuentran desesperados. Estos dos últimos exigen que ya se nombre al abanderado panista para las elecciones presidenciales, en la que Anaya se encuentra apuntado en primer lugar.
Anaya avanzaba en la política sin obstáculos; pero ahora se ve como el gran perdedor. Su lucha anticorrupción podría verse amenazada con el nombramiento del procurador Raúl Cervantes como Fiscal General de la Nación, en el que participaría el senador Cordero, su enemigo declarado. El líder panista no quiere que se apruebe el pase automático de Cervantes a la Fiscalía.
El ambiente político en Acción Nacional se encuentra más que enrarecido. Por un lado, los senadores incondicionales de Felipe Calderón se rebelaron contra Anaya, entre ellos están Javier Lozano, Luis Lavalle, Octavio Pedroza, Roberto Gil y Cordero, el nuevo presidente de la Mesa Directiva del Senado. Se supone que se trató de una maniobra política que benefició al grupo calderonista.
¿Y Margarita resultó favorecida? Porque los contrincantes de Anaya son los aliados del PRI que desean el nombramiento de Raúl Cervantes, en la mencionada fiscalía. Pero esto no acaba. Los panistas “traidores” que no acataron los acuerdos del grupo parlamentario serían echados del partido.
A Anaya le toca también resolver la formación del Frente Amplio Opositor con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), con miras a los comicios presidenciales del próximo año. ¿Seguirá con su idea de mezclar el agua con el aceite? Empezamos la semana de septiembre muy activa, con pronósticos de mayor divisionismo en la derecha y en la izquierda.
En síntesis, Anaya se encuentra en una situación difícil. Careció de la experiencia necesaria para enfrentar a los políticos de colmillos retorcidos.
TAMBIÉN EN EL PRD
Sólo era cuestión de que los esposos Dolores Padierna y René Bejarano confirmaran su salida del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Siempre en la línea de la izquierda a la mexicana, Dolores y René ya no soportaron el proyecto de sus dirigentes de aliarse con el PAN en un frente común para competir en las presidenciales del año próximo.
La renuncia de Dolores representa un golpe muy fuerte al partido del sol azteca. Se desempeñaba como coordinadora de los pocos perredistas en la Cámara alta, tras la renuncia de los legisladores que emigraron a otro partido.
En el PRD la desbandada de elementos de la cúpula política empezó a darse hace varios años. En el sol azteca perdieron la brújula y los dirigentes optaron por el servilismo ante el gobierno priísta en turno. Con los ojos cerrados aceptaron participar en el denominado Pacto por México, un instrumento político utilizado para beneficio de las autoridades federales.
La situación interna del PRD es compleja. Al irse gran parte de la dirigencia y militantes de a pie, esa organización política vive sus peores momentos. En primer lugar no saben que es lo que quieren sus líderes. El conflicto llegó a su límite cuando empezó a manejarse la posibilidad de que se aliaran con Acción Nacional para hacer el frente opositor.
Desde el inició de esa idea, se vaticinó la extinción del partido. ¿Cómo juntar la derecha con la izquierda si ambos tienen metas diferentes? Quizá las victorias en varios estados de ambos partidos juntos y esto los llevó a pensar en repetir la hazaña.
Pero en el Estado de México y Coahuila les fue mal, no entendieron el mensaje. Las dificultades surgieron incontrolables. Así, varios izquierdistas de hueso colorado, como se dice coloquialmente, no aceptaron la idea de la alianza y huyeron del partido.
En fin, era el divisionismo en muy mayor expresión lo que ocurre en el PRD. Y así continuará hasta su desaparición total como organización política.