Quinto año
Ramón Zurita Sahagún viernes 1, Sep 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La rendición de cuentas en el Informe Presidencial del quinto año de gobierno nunca ha sido de lo mejor para los presidentes en turno, aunque en ninguno de los casos había llegado un Ejecutivo en condiciones tan difíciles, como se presenta Enrique Peña Nieto.
La gran ventaja para el actual Presidente de México es que ya no se presenta de cara a los legisladores, porque los mismos diputados les prohibieron a los mandatarios en turno presentarse ante ellos.
Por eso, resulta curioso que sean los mismos diputados los que exijan que el Presidente acuda al recinto como antaño, donde se consideraba que los mandatarios sólo asistían a lucimiento personal.
Claro que para que acuda nuevamente el Presidente para rendir cuentas, las reglas deberán cambiar y ser diferente de lo que antes era, donde los presidentes no respondían a los cuestionamientos de diputados y senadores y sólo leían su prolongado discurso.
Se recuerdan los tiempos de Luis Echeverría, donde el entonces Presidente tardaba largas horas en leer su discurso, sin detenerse, ni siquiera para ir al baño.
En aquellos años se le llamaba al 1 de septiembre “Día del Presidente”, se daba descanso a los burócratas, se suspendían clases y la consigna era que los sindicalizados y trabajadores del gobierno realizaran vallas por donde pasara el mandatario y después acudieran a la salutación en Palacio Nacional, para felicitarlo por sus logros.
La mecánica era muy sencilla, los escolares tenían que escuchar el informe para hacer un pequeño ensayo de lo que les parecían las partes interesantes del discurso y los burócratas y sindicalizados, pasaban lista de presente ante sus dirigentes.
En ese tiempo todo era relajado, existían directrices que se seguían, marcadas por el entonces invencible Partido Revolucionario Institucional.
Ya entrada la década de los ochenta y, principalmente, en los noventa del siglo pasado, las cosas ya no eran tan sencillas, los diputados y senadores de oposición chiflaban, gritaban e interrumpían al orador en turno (el Presidente) con reclamos de todo tipo, por lo que el Presidente guardaba silencio hasta que se suspendían los gritos.
Miguel de la Madrid y Carlos Salinas fueron los que más padecieron esta situación, aunque el derrumbe del protocolo vino ya entrado el siglo XXI, cuando Vicente Fox Quesada fue impedido de entrar en el recinto y se le recibieron los documentos fuera del mismo.
Después de eso y en ocasión del Primer Informe de Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, los diputados lo detuvieron en la mitad del recinto lo conminaron a retirarse, se le recibieron los documentos y anexos y fue el último Presidente en pisar el recinto cameral con ese propósito.
Luego del 2007, los mandatarios mexicanos decidieron cumplir con la ley que establece que una vez al año tienen que rendir cuentas de su administración, con el envío de la documentación por medio de un propio que resulta ser el secretario de Gobernación en turno.
Sin embargo, los presidentes no perdieron el sentido de reunirse con lo más granado del gabinete y del medio político en un acto protocolario en Palacio Nacional, donde se sigue festejando el “Día del Presidente”.
Los mandatarios mexicanos siguen manteniendo el culto a la personalidad y al reconocimiento de su sacrificio por el bien del pueblo, por lo que requieren de su principal alimento, la vanidad y el aplauso fácil, el que reciben un día después de lo que era antes.
Dos presidentes mexicanos son los que no han podido rendir su Informe de Gobierno desde la tribuna del Palacio Legislativo, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, por lo que el primero decidió rendir culto al Presidente en el acto de Palacio Nacional.
El quinto año de gobierno de Peña Nieto no ha sido fácil, ya que le han tocado algunos asuntos difíciles, con todo y que un año se aprobaron las reformas energéticas, la de educación y otras más que son el soporte de su gobierno y las que le dan sello especial a su administración.
Inició con el llamado gasolinazo, con la liberación de los precios de los energéticos, los que motivó protestas al por mayor. Continuó con los escándalos de los ex gobernadores priístas, donde varios de ellos conocidos por su cercanía al mandatario federal terminaron en la cárcel, mientras otro sigue prófugo.
Los escándalos de corrupción siguen y del socavón del Paso Exprés, una de las principales obras de carretera, recién inauguradas contribuyó a la leyenda negra sobre la poca probable honorabilidad de algunos de su funcionarios.
En los actuales momentos la popularidad del Ejecutivo federal se encuentra en uno de sus puntos más bajos y, según los estudiosos del tema, no hay un solo Presidente que llegara tan impopular a la rendición de cuentas del Quinto Informe.
Para colmo de males, en lo electoral no le han ido las cosas tan bien a su partido, aunque mantuvo, agarrado de las uñas, el control del Estado de México, el principal reducto priísta del país.
Al presidente Peña Nieto se le complica la transición del quinto al sexto año de gobierno, ya que será ahora cuando tenga que tomar la decisión de seleccionar al candidato presidencial de su partido, en los momentos en que el partido gobernante se ubica en el tercer lugar de las preferencias electorales y sin importar quién sea el candidato no se ve por donde pueda alcanzar a los mejores posicionados.
En lo que resta del sexenio podrían darse algunos elementos que dejen al actual Presidente como el más mal evaluado en la historia del país, al término de su administración.