Ley de recompensas
Ramón Zurita Sahagún jueves 31, Ago 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Jorge Carlos Ramírez Marín presidirá de nueva cuenta la Cámara de Diputados, aunque en una legislatura diferente, con la firme esperanza de ser el candidato del PRI al gobierno de Yucatán.
Su propósito es loable, ya que los políticos siempre aspiran a regresar a su terruño como gobernantes, aunque se duda logre su cometido.
La vez anterior no lo consiguió, aunque le fue mejor, ya que formó parte del gabinete inicial del presidente Peña Nieto, como secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, siendo el primero en la historia de esa naciente dependencia que sustituyó a la de la Reforma Agraria.
Dejó el cargo para optar por una nueva diputación federal, luego de que Rolando Zapata Bello se le anticipó como candidato al gobierno de Yucatán, algo que parece sucederá nuevamente, ya que otros aspirantes se encuentran mejor posicionados que el mencionado Ramírez Marín.
Su distanciamiento con la ex gobernadora Ivonne Aracely Ortega Pacheco y su poco trabajo político en el estado lo mantienen alejado de esa posibilidad en una de las pocas entidades donde se advierte que el PRI podría ganar el gobierno estatal el año próximo.
Yucatán es una entidad que ya tuvo alternancia, pero fue tan pésima la administración de Patricio Patrón Laviada (primo hermano de Emilio Gamboa Patrón) que no le fue difícil al partido tricolor recuperar el gobierno estatal.
Desde entonces, los panistas han realizado intentos por recuperar un estado catalogado como conservador y donde mantienen una gran presencia, como dan cuenta sus continuos triunfos en la alcaldía de Mérida.
Sin embargo, la tarea para los priístas no será sencilla y en ello tendrá mucho que ver la actitud de la ex gobernadora Ortega Pacheco, considerada ahora una rebelde dentro del partido tricolor.
Ivonne mantiene la intención de disputar la candidatura presidencial dentro de su partido, aunque no es tomada en cuenta para ello, por más esfuerzos que realiza.
Fue una de las voces críticas dentro de la XXII Asamblea de su partido y su destino puede ir unido al de Jorge Carlos, si es que ambos forman la mancuerna priísta al Senado de la República.
Si Jorge Carlos no es candidato al gobierno del estado, su recompensa podría ser la candidatura al Senado, la que podría obtener también, aunque ambos son diputados plurinominales, por lo que tendrían que buscar la nominación de mayoría.
La Ley de Recompensas dentro de la política mexicana es sumamente gratificante y bien recibida por la mayoría de los participantes, sin importar el partido en que militan.
Hace seis años, Ernesto Cordero Arroyo era el aspirante arropado desde las instancias presidenciales para convertirse en candidato del PAN, lo que consiguió cuando fue superado por Josefina Vázquez Mota.
Cordero Arroyo, ex secretario de Desarrollo Social y de Hacienda en la administración presidencial de Felipe Calderón Hinojosa, fue sembrado númer uno en la lista plurinominal de senadores del Partido Acción Nacional.
Antes que él, Santiago Creel Miranda compitió por el gobierno del entonces Distrito Federal y fue derrotado por Andrés Manuel López Obrador, por lo que fue llamado al gabinete del presidente Fox Quesada, para actuar como secretario de Gobernación.
Seis años más tarde quiso ser candidato presidencial y vencido por Felipe Calderón Hinojosa, fue ubicado al frente de la lista de senadores plurinominales.
Se habla de que Josefina Vázquez Mota, humillada en dos ocasiones como candidata de su partido, primero a la Presidencia de la República y después al gobierno del Estado de México, será quien encabece a su partido (PAN) en la lista de senadores, como recompensa por su participación en la contienda mexiquense, donde quedó en el cuarto lugar.
Por el lado del priísmo, ya se habla de que varios de los miembros del gabinete presidencial de Peña Nieto podría optar por una candidatura al Senado de la República o hasta la Cámara de Diputados, por el sistema de representación proporcional.
Entre los nombres que se mencionan están los del secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza; Desarrollo Social, Luis Miranda; Gobernación, Miguel Ángel Osorio o Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, depende si alguno resulta ser el candidato presidencial y otros más, muchos de ellos que buscan cobijo para no estar fuera del presupuesto y fuero por si su partido no ganan los comicios y se inicia una cacería de brujas como muchos pronostican.
Uno de esos personajes tentado con la Ley de Recompensas que se aplica en los partidos políticos es Ricardo Monreal Ávila, el frustrado aspirante de Morena para gobernar la CDMX.
Encaprichado con seguir los pasos de Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard Casaubón y Miguel Ángel Mancera, Monreal fue eliminado de la contienda dentro de su partido y ahora negocia con otros organismos políticos, buscando competirle a Claudia Sheinbaum, la seleccionada por el Movimiento de Regeneración Nacional.
Ricardo Monreal rechazó una tentadora oferta de ser por tercera vez senador y prefiere nuevos horizontes para cumplir su anhelo.
Claro que resulta ser una pieza apetecible para partidos, que como el PRI podría aumentar al doble sus votos en la capital del país y entrar en la competencia en una entidad en la que se le ubica hasta en cuarto o quinto lugar.
Para el PAN (único partido de los grandes donde no ha militado Monreal) sería una buena opción y hasta para el PRD, organismo en que ya militó y lo llevó al triunfo en Zacatecas.
Lo que no debe resultar atractivo para el jefe delegacional en Cuauhtémoc, es irse como candidato de partidos que no tendrían el soporte necesario para competir, como lo son Movimiento Ciudadano y Encuentro Social.