Orgullos nepóticos
Ramón Zurita Sahagún lunes 15, Nov 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En la consolidación de la vida democrática del país surgen elogios y comparaciones con los avances conseguidos en otras naciones, los que se magnifican para resaltar el atraso de México en esa materia.
Por igual, naciones anglosajonas, hispanoparlantes, germánicas y nórdicas, son reconocidas como parte de la consolidación democráticas en sus vidas cotidianas.
En la mayor parte de los países con los que se ejemplifica, nadie objeta el que familiares cercanos a los gobernantes en turno se postulen en cargos de elección participen activamente en la política o hasta sucedan a sus familiares cercanos.
Las historias se repiten constantemente y solamente por mencionar dos ejemplos el del recién fallecido Néstor Kirchner, a quien sucedió en la presidencia de Argentina su esposa Cristina Fernández y en Estados Unidos, donde Jeb Bush fue electo gobernador de Florida, cuando su hermano George era presidente de Estados Unidos.
En México, esas historias asustan, sin importar que los familiares de los gobernantes tengan que pasar por el veredicto de las urnas para alcanzar su objetivo.
Tal vez sea el recuerdo de un pasado que lastima como los excesos de Maximino Ávila Camacho, hermano del entonces presidente Manuel Ávila Camacho, quien se empecinó en gobernar, primero Puebla y luego la República. O el de Dámaso Cárdenas del Río, quien sin personalidad propia gobernó Michoacán.
O las lastimosas palabras de José López Portillo (es el orgullo de mi nepotismo) cuando el obsequioso Miguel de la Madrid nombró a su hijo José Ramón, subsecretario de Programación y Presupuesto.
Pero en los tiempos modernos y de la construcción y consolidación de la vida democrática del país, las oportunidades deben ser iguales para todos, sin importar relaciones afectivas y siempre y cuando cumplan con los requisitos legales para competir por los cargos de elección popular.
Antecedentes hay muchos y con cada uno de ellos surgen las exclamaciones de sorpresa por parte de diversos sectores (los adversarios políticos, los medios de comunicación, etc., como si las aspiraciones fuesen un delito.
El rasgamiento de vestiduras surge ahora con las pretensiones de dos hermanos de gobernantes que intentan participar como candidatos a gobernadores en dos estados distintos.
Se trata de Rubén Moreira Valdés, diputado federal por Coahuila y Luisa María Calderón Hinojosa, ex senadora y ex diputada federal por Michoacán. Ambos tienen hermanos más famosos que ellos y que gobiernan en la actualidad.
En el caso de Moreira Valdés, su pretensión es la de gobernar Coahuila, entidad bajo la administración de su hermano menor, Humberto, quien a su vez busca la presidencia nacional del PRI.
Rubén se encuentra sembrado como el favorito en todas las encuestas y por mucho sobre sus adversarios internos del PRI y en la abierta con los prospectos de otros partidos.
Tiene carrera propia y es actualmente el dirigente estatal del PRI, además de haber conseguido la votación más alta en la elección federal de 2009, donde fue electo diputado federal de la LXI Legislatura en la que preside la Comisión de Derechos Humanos. Su pecado que aspire a gobernar una entidad en que su hermano menor es el mandatario, pero es en la que nació y en la que ha vivido siempre.
Luisa María Calderón Hinojosa es hermana mayor (similitud de casos) de Felipe Calderón Hinojosa, pero tiene una militancia panista mayor a la de su hermano y aspira a gobernar Michoacán, el estado donde nacieron ambos y en el que fracasó Felipe cuando quiso gobernarlo.
Ella renunció al cargo de dirigencia partidista para competir como candidata de su partido en los comicios del año próximo y al confesar sus intenciones, recibió una terrible descarga de fuego amigo y enemigo, que le censuran ese hecho de aspirar a una posición política, cuando su hermano funge como Ejecutivo federal.
Luisa María ha sido diputada federal, local, senadora y dirigente partidista, no ha ganado elecciones, por lo que tampoco está sembrada como la favorita para suceder a Leonel Godoy Rangel. Su búsqueda se da en una entidad en la que gobierna el PRD y se anticipa que la competencia será difícil y en la que ya perdió su hermano Felipe, el que se ubicó hasta el tercer lugar, después del priísta Víctor Manuel Tinoco Rubí y el perredista Cristóbal Arias Solís.
Como ellos, otros familiares buscaron en el pasado reciente una candidatura en algunos casos para suceder al familiar o pareja, consiguiéndolo algunos y fracasando otros.
Marta Sahagún Jiménez fue acribillada cuando surgieron encuestas de todo tipo en las que se encontraba ubicada como el mejor prospecto presidencial del PAN. María del Carmen Ramírez fue ubicada en su realidad, cuando consiguió la candidatura del PRD al gobierno de Tlaxcala, para suceder a su esposo, Alfonso Sánchez Anaya, y fue relegada hasta el tercer sitio en la competencia electoral. Martha Elena García Gómez pretendió hacer lo propio en Nayarit, cuando gobernaba su esposo Antonio Echevarría Domínguez y fue frenada, aunque después mostró su fuerza política al ganar la elección de diputada federal.
*Las quejas contra la CFE se acumulan, las pruebas de corrupción, ineficiencia, abusos, mal servicio, se documentan y no sucede nada.
Son muchos los que pregonan por el regreso de Luz y Fuerza del Centro, ante el fracaso mayúsculo de la empresa que dirige Alfredo Elías Ayub.
Curiosamente, el director de la empresa sigue tan campante en su cargo, protegido por sus padrinos políticos y empresariales, aunque el servicio sea sumamente deficiente, las tarifas altas, los abusos constantes y la prepotencia entre los empleados impere en su pésima atención al público.