¿Quién sigue?
Ramón Zurita Sahagún viernes 25, Ago 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si algo es sumamente condenable y repudiado por la sociedad es la acumulación de riqueza por parte de los políticos, los que, en su mayoría, sin distingo de partidos o siglas, aprovechan su condición de servidores públicos para enriquecerse.
Eso sí se llaman difamados, víctimas de complot y se declaran inocentes y no poseedores de los bienes que les son adjudicados.
Se dan vida de millonarios, viven en lujosos aposentos y sacando cuentas de sus salarios, no les alcanzaría siquiera para una de las propiedades en que habitan.
La corrupción sigue siendo el tema principal de la agenda nacional, por encima de la violencia, la inseguridad, el desempleo y la penetración del narco en todos los sectores.
El actual gobierno ha sido señalado en ocasiones diversas de que varios de sus integrantes están salpicados por ese mal que corroe las entrañas del sistema político mexicano y la respuesta e la actual administración no satisfizo a nadie, más que a ellos mismos.
Nunca en la historia moderna de México se había presentado la coyuntura de que un gran número de gobernantes y ex gobernantes sean acusados de corrupción y que varios de ellos se encuentren en prisión, acusados de ello.
Javier Duarte, Roberto Borge, Andrés Granier, Guillermo Padrés, se encuentran detenidos, César Duarte prófugo y Rodrigo Medina en veremos.
Pero los escándalos de corrupción no se limitan a ex gobernadores, sino que alcanzan diversos sectores del gobierno mexicano.
El más reciente es el referente al presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, cuya fortuna de la familia supera los 300 millones de pesos, lograda en un término menor a los 15 años.
No es la primera ocasión en que el dirigente del partido blanquiazul es señalado por exceso de gastos, ya que antes se dio a conocer los viajes que cada semana hacia a Estados Unidos, donde residían sus hijos y su esposa.
Con el salario que cobra como presidente de su partido no le alcanza para eso, ni para pagar los colegios en los que estudiaban sus hijos.
Después se dio a conocer su fortuna personal, la que se ubica cercana a los cien millones de pesos, algo que ni de cerca habría conseguido en los quince años que tiene en la política.
Anaya fue exhibido en una investigación, filtración o como se le quiera llamar publicada en el diario “El Universal”, en que se dan pormenores de la acumulación de una cuantiosa fortuna. Si la información procede de los archivos gubernamentales, si fue filtrada o se trata de una real investigación es lo de menos, lo que se considera, sin explicación de por medio es lo enorme de esa fortuna.
Regularmente, los políticos se quedan callados cuando son pillados en esos excesos y prefieren tratar de que el tiempo haga olvidar el tema.
Carlos Romero Deschamps el sempiterno dirigente de los trabajadores petroleros ha sido mostrado una y otra vez con sus costosos relojes o sus hijos dándose vida príncipes herederos en aviones privados, yates, autos de lujos y grandes mansiones y prefieren no aclararlo.
El ex dirigente nacional del PRI y actual coordinador de la bancada del tricolor en la Cámara de Diputados, César Camacho, ha sido captado con su colección de relojes de lujo y prefiere hacer mutis.
Otros políticos son exhibidos con sus mansiones de lujo o caros departamentos como el ex dirigente nacional del PAN, César Nava y su departamento de más de 20 millones de pesos en la zona de Polanco, donde fue a vivir con su nueva pareja.
Nava, un joven político que fue director jurídico de Pemex, diputado federal, dirigente nacional del PAN y secretario particular del entonces presidente Calderón, de quien era muy cercano, acumuló una gran fortuna en los pocos años en que se mantuvo activo en la política.
Son muchos los ejemplos que cunden de los actores políticos, los que cuando son sorprendidos y exhibidos niegan la especie y en muchas ocasiones señalan que se casaron con mujeres ricas, grandes herederas, cuando se sabe que pasaron apreturas económicas al inicio de sus carreras.
Es cierto que las leyes han cambiado, se adecuaron y son implacables cuando se detecta un asunto de estos, pero también que los políticos señalados en estos menesteres quedan, normalmente, impunes o son castigados de forma leve.
Pero en lo que tiene razón Ricardo Anaya es que cuando el gobierno quiere castigar a un político que no se pliega a sus intereses es cuando se filtra la información que se guarda celosamente por mucho tiempo.
Las autoridades hacendarias pueden realizar, sin grandes complicaciones, una amplia investigación sobre la procedencia de los recursos de esos políticos que son exhibidos.
Si un gobernante como Miguel Ángel Yunes hizo acopio de información de los bienes y desvíos de Javier Duarte, su antecesor en el gobierno veracruzano, los instrumentos con los que cuenta la secretaría de Hacienda son mayores y la pueden realizar en tiempo más corto.
Sin embargo, ahora que se acercan los tiempos de campaña, vale la pena preguntarse quién será el siguiente político señalado por la cuantiosa fortuna acumulada en unos cuantos años.
Los ojos voltean hacia un par de personajes procedentes del Estado de México, uno de ellos con una gran colección de autos de lujos y el otro sumamente prepotente que ha sido mostrado una y otra vez como intolerante.
Tampoco se salvan de la quema unos gobernantes de la oposición y otros que ni siquiera esa categoría tienen. Habrá que ver quién lanza la próxima piedra.