Weber en Veracruz *
Francisco Rodríguez lunes 15, Nov 2010Índice político
Francisco Rodríguez
MAX WEBER DIJO que las tres grandes virtudes de un político son la objetividad, la pasión y la perseverancia. Un político con pasión y sin objetividad, es un desastre. Un político con objetividad, pero sin pasión, carece de fuerza. ¿Y la perseverancia? Es aquella que se requiere cuando el político sabe que, si hay un objetivo que cumplir, debe perseguirlo, aún al riesgo de la incomprensión o del total agotamiento.
Fidel Herrera Beltrán es uno de los muy pocos políticos mexicanos de nuestra época que, con largueza, reúne esas virtudes. Aborda los problemas con objetividad y pasión. Los resuelve con talento y perseverancia. Pero, más aún, educa y forma en ellas a las nuevas generaciones que, como él, aspiran a servir en el sector público.
Todo ello lo han comprobado los veracruzanos a quienes, en una carrera que ya casi llega al medio siglo, ha representado en el Congreso de la Unión, ya como diputado, ya como senador y, claro, dirigiendo y coordinando los esfuerzos de todos en su calidad de gobernador del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, cargo que en 15 días más dejará en manos de Javier Duarte de Ochoa, uno de esos jóvenes que él formó.
De tal también se tiene noticia en el resto de México: Fidel Herrera ayudando al país a salir de una emergencia sanitaria… Fidel Herrera aportando su visión de hombre de Estado en la Cumbre del Cambio Climático en Copenhague… Fidel Herrera dando cátedra en el Instituto Nacional de Administración Pública sobre las muchas innovaciones que puso en práctica en su gobierno y que quedan ahí para que sus sucesores las sigan aplicando y, en otros lugares, imitando…
No quiero ayudar a construir un mito, porque los mitos son narraciones absurdas e inverosímiles -aún cuando sean calificados cual “geniales”-, pero estoy seguro que las largas caminatas de Fidel Herrera, pueblo por pueblo, congregación por congregación, atravesando charcos, ascendiendo empinadas laderas y recibiendo cientos de peticiones, se integrarán a las páginas de la historia veracruzana. Una historia que contarán la gente, los necesitados, los humillados y los ofendidos: salían de sus casas y decían: “¡Fidel, ahí viene Fidel!” Y marchaban con él, junto a él… porque recibían respuesta a sus demandas.
Herrera Beltrán es un político. Esa sola palabra, tan devaluada por las acciones de otros, le define: Herrera sirve a la polis. Y no es cosa menor. Es fresca bocanada de aire marino en el desierto político mexicano, donde los cactus tecnocráticos y los nopales verdes, muy verdes, dominan el yermo paisaje.
Políticos como Fidel Herrera para hacer política. Para coordinar. Para decidir. Para comunicar… Que los técnicos apoyen. Que los neófitos aprendan. Que la política, pues, la dejen a los políticos. Esa es la fórmula que brinda resultados.
Y esos resultados son palpables en el Veracruz de 2010. El estado retomó impulso a la llegada del oriundo de Nopaltepec al xalapeño palacio de gobierno. Y en seis años su administración dio un salto impresionante con el que ganó el futuro para la entidad. Del aletargamiento saltó al dinamismo. De gobiernos casi clandestinos a otro de puertas abiertas e incluso itinerante. De la exclusión para sólo aquellos que más tienen hacia la participación colectiva de quienes, la mayoría, se sumaron al exitoso programa de “La Fidelidad”. Los resultados, no hay que enfatizarlo, son palpables.
Vuelvo a Max Weber. ¿Es Fidel Herrera un político por vocación o un político profesional? Un político, decía el sociólogo alemán, puede serlo por cualquiera de ambas razones. Ya porque nació con la vena y nervio que requiere el servicio público, ya porque estudia y se prepara para servir a sus conciudadanos. En el gobernador de Veracruz ambas se conjuntan.
Herrera rinde hoy su último informe de actividades como primer mandatario de los veracruzanos.
Dentro de dos semanas entregará la estafeta a su sucesor.
No terminará entonces su carrera
Es ya un prospecto en la tan anhelada -cuanto antes, mejor- sucesión presidencial.
Índice Flamígero: Ya se sabe el porqué no aflora la “inteligencia” en México. Porque el búnker archi-recontra-súper-califrístico-espialidosamente secreto de Felipe Calderón está bajo tierra. La frase pronunciada por el ocupante de Los Pinos en el programa Evening News de la cadena estadounidense CBS lo dice todo: “Yo quería todos los juguetes necesarios para superar a los criminales”. Para él es un juego. Para el país, ¡un desastre!
(*) Fragmento de una colaboración al libro: Veracruz: el Salto al Futuro / Los 2191 días que transformaron al Estado de próxima aparición.
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