Grandes bribones
Freddy Sánchez jueves 24, Ago 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Ten cuidado con lo que deseas…
Esa sentencia bien podría destinarse a los empresarios más poderosos del país, a los medianos y pequeños incluidos, por aquello de exigir transparencia total en el manejo de los dineros oficiales.
Una demanda social indiscutiblemente justa y correcta.
Porque los fondos públicos requieren un manejo honesto, destinado a atender las grandes necesidades de la gente y no como medio para el otorgamiento de canonjías y privilegios para los servidores públicos.
De ahí, que la trasparencia en el uso de los dineros del erario es más que indispensable.
Pero lo es también que los hombres de negocios trasparenten sus manejos administrativos y contables con la finalidad de que la sociedad conozca cuál es el comportamiento en el desarrollo de las actividades de quienes están a cargo de las empresas, especialmente las de una envergadura importante.
Emporios económicos dedicados a las telecomunicaciones, los servicios bancarios y financieros, líneas de aviación, la producción y venta de energéticos y la electricidad, además las grandes tiendas comerciales.
Así que no sólo es menester que la gente esté al tanto de la manera en que se maneja el dinero oficial, sino de lo que los empresarios hacen en relación con sus obligaciones legales de todo tipo.
Por ello, es de demandar que se transparente el manejo empresarial y tal cosa ayude a evitar desviaciones en cuanto al cumplimiento con el pago debido de las contribuciones fiscales, y naturalmente, el lavado de dinero o el abuso empresarial con fines de enriquecimiento voraz e inescrupuloso.
Los negocios deben aportar utilidades razonables para los emprendedores, siempre que estos repartan justos beneficios a sus trabajadores, sin que esto se dé afectando la economía, la salud o el bienestar colectivo.
En ese tenor puede decirse que no sólo a los servidores públicos, sino que igualmente a los empresarios se les tiene que exigir transparencia en el manejo de sus empresas.
El fallido intento de aquella ley “de tres de tres”, que incluía a los empresarios como obligados a declarar ingresos, a efecto de poner al descubierto riquezas injustificables e incluso amasadas con la complicidad de la delincuencia organizada, no prosperó, entre otras razones porque evidentemente hay hombres de negocios interesados en que sus finanzas se mantengan fuera de la lupa social.
Pero eso tiene que acabar. Los grandes empresarios deberían ser congruentes con lo que le exigen al sector oficial pidiendo transparencia en sus gastos.
Y por lo mismo, declarar públicamente lo que pagan a sus trabajadores, el importe de las prestaciones y sueldos de sus altos ejecutivos, lo que invierten en territorio nacional y lo que sacan del país para invertirlo en el extranjero, la diferencia entre sus costos de operación y utilidades, el monto exacto de los pagos que hacen a la hacienda pública, sus gastos en automóviles, oficinas y en general lo que le hacen con cada peso de sus ingresos.
La sociedad tiene derecho a saber si quienes se han hechos multimillonarios al frente de conglomerados económicos sumamente poderosos son empresarios honorables y éticos o parte de esa repudiable casta de abusadores, pillos y grandes bribones.