El sucesor de Mancera
¬ Augusto Corro miércoles 23, Ago 2017Punto por punto
Augusto Corro
Conforme se acerca el tiempo electoral, las inquietudes políticas se agudizan en los partidos.
En el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), propiedad de Andrés Manuel López Obrador, sobran los aspirantes a sucederle en el cargo a Miguel Ángel Mancera.
No ocurre así en las otras instituciones políticas. El partidazo (PRI) tiene a precandidatos sumidos en la opacidad.
El nombre que más suena es el de doña Rosario Robles, ex perredista de hueso colorado, ahora activista del Revolucionario Institucional.
Sin embargo, no solamente ella es mencionada como aspirante al importante cargo, sino también su hija Mariana Moguel, dirigente del tricolor capitalino.
Como se ve, en el PRI-capitalino no hay suficiente tela de donde cortar para alguna candidatura.
De los partidos, considerados como grandes, sólo Morena y el Partido de la Revolución Democrática manejan nombres con posibilidades de competir en la próxima justa electoral.
En Morena están en la lista de una encuesta seleccionadora Ricardo Monreal, Martí Batres, Mario Delgado (colado de última hora) y Claudia Sheinbaum.
El partido del sol azteca enfrenta problemas políticos internos que lo mantienen en vías de extinción. Está sobrado de aspirantes al gobierno capitalino. Entre otros, Alejandra Barrales, Salomón Chertorivski y Armando Ahued (¿?).
En Acción Nacional, los blanquiazules perdieron la brújula y es posible que entren al juego político con algún candidato independiente o con alguien como Xóchitl Gálvez, delegada en Miguel Hidalgo. En el PAN y el PRD esperarán el funcionamiento del Frente Amplio para decidir candidaturas. Claro, si llega a cuajar esa alianza, considerada como una mezcla imposible del agua con el aceite.
Una cosa sí está muy clara, al PRI-capitalino no le interesa la lucha política en la Ciudad de México.
RICARDO ANAYA
En otro escenario de lucha política, los panistas aprietan el paso.
Los principales aspirantes panistas a la Presidencia de la República son Margarita Zavala de Calderón, Rafael Moreno Valle, ex gobernador de Puebla, y Ricardo Anaya, el joven maravilla. Claro que hay más precandidatos a la candidatura, pero son blanquiazules de ligas menores.
Bueno, entre los tres principales precandidatos, Ricardo Anaya es el que mayores dolores de cabeza provocan a sus adversarios.
Si bien es cierto que las últimas elecciones estatales dejaron muy mal parado a Anaya, éste continúa con el control de Acción Nacional.
Así lo confirman sus decisiones de apropiarse de los spots, de prolongar su decisión de dejar el liderazgo del partido y desdeñar el piso parejo para los demás competidores. Con el control de su partido, la lucha interna en Acción Nacional corre la suerte de terminar en una desbandada.
Por ejemplo, a Margarita Zavala le urge que se defina su designación, porque siente que se pierde tiempo frente a aspirantes de otros partidos.
Pero en el instituto blanquiazul cada día se complica la selección del aspirante y de continuar la ambigüedad de Anaya en su indecisión, la señora esposa de Felipe Calderón podría emigrar en busca de una candidatura independiente.
En Acción Nacional se esperan, pues, movimientos extremos con resultados negativos y dolorosos para el partido.
¿REBELDÍA, SOBERBIA O IGNORANCIA?
No hay día en que Donald Trump llame la atención por su conducta de rebeldía, soberbia o ignorancia.
Por ejemplo, los doctores y sabios que advirtieron a todo mundo el riesgo de sufrir daño en los ojos si se miraba directamente el eclipse solar, al magnate de la construcción le importó un comino.
Decidió ver en directo, sin protección alguna, el fenómeno astronómico. Ese simple hecho levantó un sinnúmero de críticas en las redes sociales, donde Trump es atacado todos los días a todas horas.
¿Ese espíritu rebelde del millonario será reflejo de su rebeldía, soberbia o ignorancia?
Más bien parecía a una decisión de necedad de Trump aquejado por su edad avanzada, que lo colocó en una situación de no escuchar ni el menor de los consejos de alguien que pretenda orientarlo, aconsejarlo, a simplemente hacerle un bien.
El desastre de su administración nos lleva a entender que la actitud de ignorancia de Trump le acarreará problemas cada vez más difíciles.
Las acciones contra los migrantes, el caso de la injerencia rusa en las elecciones presidenciales, su enfrentamiento contra el otro loco de Corea del Norte, la construcción del muro fronterizo, su pronunciamiento a favor de la discriminación racial, tienen enloquecido a Trump. Y no será su ignorancia de gobernante la que le resuelva el sinnúmero de conflictos.