Esos pobres ricos
Alberto Vieyra G. lunes 21, Ago 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Vivimos en un mundo y un México injusto. Ya sabíamos que el 1% de la población mundial concentra más de las 2 terceras partes de la riqueza que hay en el planeta Tierra, y el 99% son parias, es decir, viven a pan y agua. La desigualdad entre ricos y pobres es indignante.
Empero, hoy sabemos también que en México no se cantan mal las rancheras, y que también el 1% de la población, en 120 millones de habitantes, acapara las dos terceras partes de la riqueza nacional, es decir, que poco más de 100 mil mexicanos son los dueños del país y son los que mandan y les truenan los dedos y el chicote a los políticos, para que hagan lo que ellos digan.
Sí, la nación azteca está entre los 20 países con más millonarios del mundo, y entre los 15 en los que más personas no pueden alimentarse correctamente.
¿Quiénes son esos mesías del dinero? Ahí le va. Los Slim, los Salinas Pliego, los Bailleres, los Germán Larrea, los Azcárraga Jean y otros cuantos pobres ricos.
Unos acaparan todo y otros viven a pan y agua o a PAN y PRI. ¿Quién es el causante de esta desorganización tan bien organizada?
Sí, el capitalismo salvaje neoliberal, que el Papa Francisco llama ‘la economía de la muerte’. No se equivoca el Sumo Pontífice, porque esa economía provocará pronto estallidos sociales aquí y en China.
En 2014, el ilustre economista y escritor francés Thomas Piketty, con su best seller El capital en el siglo XXI, se ha convertido en un dolor de cabeza para los amos del capitalismo salvaje, pues concluye que “la concentración actual de activos en manos de relativamente pocas personas es extrema y pone en peligro su régimen democrático”.
Recomienda remediar esta situación instrumentando políticas redistributivas radicales, como implantar impuestos a las grandes fortunas.
¿Los amos del dinero estarán dispuestos a pagar impuestos, cuando han sido acostumbrados por los gobiernos tecnofondomonetaristas lacayos del capitalismo a no tributar a las arcas del Estado? ¿Quién de esos magnates como Warren Buffet, Bill Gates, etc., estarán dispuestos a restar y no a sumar?
Creo que desplumar a esos gansos será muy difícil. ¿Usted sabe lo que es quitarle un dulce a un niño? ¡Imposible! ¿Y qué tal que ese niño está como Chabelo? Pues todavía más imposible.
Por eso, el libro de Piketty ha resultado controversial, pues advierte que mientras no se repartan equitativamente esas riquezas, habrá problemas en las democracias.
¡No se equivoca! El injusto orden económico neoliberal ha provocado ejércitos de miseria y unas cuantas comaladas de ricos. En el mundo hay hambre. ¿De qué es capaz un mundo de hambrientos? ¡De todo!
Pienso que, si mucho les duele el codo a esos amos del capitalismo, la forma más sencilla, sin utilizar la violencia extrema de la que habla Piketty, sería mejor que dieran a los trabajadores salarios dignos. Dos o tres veces mayores que los actuales, que son de hambre.
¿Estará lejos el día en que se desaten los cocolazos por la injusta distribución de la riqueza mexicana y mundial?