Agua, miel y limón
¬ Augusto Corro lunes 21, Ago 2017Punto por punto
Augusto Corro
Adiós al pescado a la veracruzana. Quizá por un tiempo corto. Por ahora, sólo agua, miel y limón servirán como alimento al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, quien decidió el jueves pasado someterse a una huelga de hambre.
La comedia sigue su curso. Cree el ex funcionario que con esas acciones podría mejorar su deteriorada imagen de depredador político. Imposible. Tiene cuentas con la justicia. Y la sociedad mexicana se encuentra pendiente de su proceso penal.
No es para menos. Duarte de Ochoa no dañó más a Veracruz, porque porque alcanzó a hacer lo peor. Es acusado de saquear los recursos públicos y participar en la delincuencia organizada. Durante su administración se desató la espiral de violencia, que dejó un sinnúmero de muertos. Diecinueve periodistas fueron asesinados. Dejó a Veracruz sumido en la inseguridad.
Aunque uno de los principales delitos cometidos en la administración duertista que aquél relacionado con la terapia aplicada a los niños con cáncer. El ex gobernador fue acusado de dar falsos servicios de quimioterapia a los menores enfermos. Es decir, que a los pequeños les aplicaban agua, en vez de la medicina para combatir ese mal.
En una de esas noticias perdidas en este mes, se conoció que la Corte Penal Internacional admitió la denuncia contra Javier Duarte de Ochoa por “crímenes de lesa humanidad”. De lo peor, pues. La demanda, según se dijo, se encuentra en fase de preinvestigación. Se trata de un delito que sólo se veía cuando eran juzgados los criminales de guerra.
No la tiene fácil el ex mandatario veracruzano. Su pantomima de presionar con la huelga de hambre no conmueve a nadie. ¿Qué opina usted, amable lector? La lista de pendientes con la justicia de Duarte de Ochoa le augura toda su vida en la cárcel, a menos que sus cuates y colegas políticos lo ayuden a burlarse de las leyes, como pretenden. Veremos que sigue de la “tragicomedia”.
¿A QUÉ VA RUIZ ESPARZA AL SENADO?
El secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, estará mañana martes en la Cámara de Senadores. Es posible que los legisladores le pregunten sobre su pésima administración al frente de la SCT, que convirtió en un enredo la tragedia del “Paso Exprés” en la carretera que pasa por Cuernavaca.
Dos personas (padre e hijo) perdieron la vida al caer en un socavón a mitad de la cinta asfáltica. La oquedad se hizo por los malos trabajos de la constructora y la falta de previsión de los inspectores. Las autoridades sabían los riesgos que se corrían por la mala calidad de materiales y planos carreteros utilizados en el “Paso Exprés”.
Además de las malas condiciones de la obra, su valor se duplicó. Algo común en las obras de los gobiernos de todos los niveles. Pero el asunto que tratamos en este espacio se refiere a la comparecencia de Ruiz Esparza ante sus cuates del Senado. ¿A qué va el funcionario citado a la llamada Cámara alta? ¿A rendir cuentas? ¿A burlarse de los mexicanos? ¿A tratar de esquivar su responsabilidad en el escandaloso caso del “Paso Exprés”. A lo que vaya, tenga usted la plena seguridad que no ocurrirá nada interesante.
Su jefe ya decidió que Ruiz Esparza continúe en el cargo hasta que termine el sexenio. Los senadores saben muy bien la irresponsabilidad del secretario de Comunicaciones y Transportes, pero ellos se encuentran muy lejos de juzgarlo políticamente, para eso son los amigos, para recibir apoyos morales en temporadas de agobio.
No tiene ningún sentido que Ruiz Esparza acuda al Senado a perder el tiempo. ¿O cree usted que alguien le jalará las orejas? Todo mundo sabe que se tratará de una reunión de amigotes como otras. Ni siquiera se trata de pasar un rato amargo. Será una reunión de personajes de la vida política que comparten sus mismos intereses mezquinos. ¿Taparle el ojo al macho? Pues sí, aunque vivimos otros tiempos.
A MALGASTAR LOS RECURSOS PÚBLICOS
Como el 2018 es un año de elecciones, los partidos políticos y los candidatos independientes contarán con el financiamiento público cercano a los 7 mil millones de pesos.
Algo así como sacarse el premio mayor de la Lotería, sin comprar el boleto de la rifa. Pero como vivimos en la democracia, no importa que el dinero de los contribuyentes se malgaste en lo que deseen los institutos políticos.
El Instituto Nacional Electoral (INE) sin mayor problema aprobó los montos del financiamiento citado para las agrupaciones políticas y candidatos independientes. ¿Cuántas universidades, hospitales, centros de trabajo, etc., se construirían con esas fabulosas cantidades de dinero?
¿Usted qué opina amable lector? ¿Es correcto ese despilfarro sin sentido de los partidos políticos y sus líderes? ¿Qué le parece que la democracia en México sea una de las más caras del mundo?