Toxina botulínica, de veneno a recurso bien aprovechado
¬ AAPAUNAM jueves 17, Ago 2017AAPAUNAM INFORMA
Jorge Delfín Sánchez
En los últimos años ha adquirido gran popularidad la aplicación de toxina botulínica en la cara, con la intención de atenuar o eliminar arrugas y líneas de expresión que al paso del tiempo aparecen o se han acentuado, dando aspecto de fatiga y deterioro en el rostro de las personas. Esta toxina botulínica es producida por una bacteria anaeróbica, el Clostridium Botulinum y fue descubierta en latas de conservas mal preservadas por Van Ermengen en 1897, identificándola como la causante de envenenamientos mortales (Botulismo). Sus neurotoxinas bloquean las terminaciones nerviosas produciendo parálisis de las extremidades, dificultad para deglutir, parálisis intestinal, y por último, parálisis respiratoria.
Según opinión del doctor Antonio Fuente del Campo, especialista en cirugía plástica y reconstructiva y académico de posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, la toxina botulínica ha permitido a la fecha eliminar sus componentes agresivos y controlar su efecto como relajante muscular. Señala, que el oftalmólogo Alan Scott, fue el primero en utilizar toxina botulínica con fines terapéuticos, aplicándolo a 7,000 pacientes con estrabismo y en 1989 la Food and Drug Administration (FDA) autorizó en Estados Unidos de Norteamérica su empleo con fines terapéuticos.
Se ha autorizado el empleo del tipo “A” (Botox, Dysport) y del “B”(Neuro-Bloc, Myo-Bloc), que aplicados adecuadamente logran excelentes resultados en el tratamiento de diversos padecimientos neuro-musculares, por lo que son muy utilizados por neurólogos, ortopedistas y oftalmólogos. En cara se aplica con gran éxito el tipo “A”, para corregir algunas marcas del envejecimiento, ya que con el paso del tiempo, el tamaño del esqueleto de la cara se reduce, la piel pierde elasticidad, se adelgaza, se vuelve flácida y cuelga. La constante contracción de los músculos de la expresión marca la piel en las zonas de mayor actividad: alrededor de los ojos (patas de gallo), en la frente, entre las cejas (entrecejo), a los lados de nariz y boca, en labios, mentón, así, la flacidez de la piel de la frente y su caída favorece el descenso de las cejas y la piel y se acumula en los párpados superiores. Su volumen se percibe incómodo, estorboso y se refleja en personas que contraen la frente para elevar las cejas.
La toxina botulínica es un gran recurso en la prevención del envejecimiento del rostro. Las características del producto y del procedimiento requieren del conocimiento detallado de la anatomía, de la fisiología muscular, planeación cuidadosa y conocimientos de un médico con experiencia, de otra forma se pueden presentar consecuencias indeseables.
La toxina botulínica tiene actualmente muchas otras indicaciones. En personas con sudoración excesiva (hiperhidrosis), de manos, axilas, pies. En casos de blefaroespasmo (cierre intenso e involuntario de los parpados), que al volverse frecuente impide la visión o deja descubierto al ojo, sin protección. Para eliminar migrañas y dolor de cabeza de origen desconocido, para dar balance a la expresión de la cara en personas con parálisis facial de la mitad de la cara, en algún tipo de estrabismo, en pacientes “espásticos” que presentan contracciones musculares espontaneas, involuntarias, intensas, sostenidas y repetidas, del cuello, músculos mandibulares, de la cara, laringe, en parálisis cerebral, alteraciones funcionales de los esfínteres.
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