El turno del TEPJF
Ramón Zurita Sahagún miércoles 16, Ago 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Acuciosa es la revisión que hace el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre el eventual rebase de los gastos de campaña por parte del PRI en Coahuila.
El tiempo no obra en su contra, ya que lo pueden hacer de manera metódica y revisar paso por paso, lo que a consideración del Instituto Nacional Electoral sí ocurrió y los dirigentes del partido tricolor niegan sistemáticamente.
Miguel Riquelme, candidato del PRI, sufre la agonía de un triunfo proclamado, de acuerdo con las actas de conteo de votos, aunque son muchos los que aseguran que su victoria está colgada con alfileres.
Para los priístas, conservar el triunfo de Coahuila ya no es tan importante, pues sacaron de acuerdo a lo planeado los cambios que se requería para la presentación estelar del que será su candidato presidencial.
Resultaba de vital importancia que los militantes de ese partido llegasen contentos con los resultados del 4 de junio, al refrendar las victorias en Estado de México y Coahuila, dos entidades en que las nunca ha perdido el tricolor.
Ahora, el refrendo de la victoria es importante para el gobernador Rubén Moreira Valdez, ya que de anularse el triunfo del candidato priísta, tendrían dos problemas. El primero y más importante, que Rubén estaría fuera del poder estatal y las condiciones de operación no serían las mismas para los comicios extraordinarios que para los ordinarios, aunque el propio Rubén podría convertirse en el estratega electoral; el segundo, que de declararse nulos, Miguel Riquelme ya no podría competir, por el tema de rebase de tope de campaña. La ventaja que tendrían sería en caso de anularse, que el gobernador interino sería alguien afín o cercano al priísmo.
Los panistas están confiados en que la resolución del Tribunal sea la que ellos esperan y que en los comicios extraordinarios sean ellos los que ganen en las urnas.
Para los coahuilenses sería la primera ocasión en que se presente este tipo de circunstancia poselectoral, poco común en la historia electoral del país, donde las nuevas reglas dan opción para ello.
Sería también la primera ocasión en que se hiciese por el lado del rebase de los topes de campaña, dejando en claro que los excesos en gastos ya no se tolerarán como se hacía antaño.
Claro que para que suceda ello, el Tribunal tendría que ratificar lo ya dictaminado por el INE y ejecutar una acción que tendría que ser acatada.
La resolución el TEPJF es determinante y ya no ha opciones a las que se pueda recurrir, por lo que los nervios están de un lado y del otro.
Si los magistrados deciden anular la elección, los priístas perderían en la mesa, lo que ellos ganaron en las urnas, de la forma como lo hayan conseguido y estaría en riesgo, en la extraordinaria, perder uno de los pocos bastiones donde tienen gobernando 88 años.
Para los panistas sería una nueva oportunidad, en una entidad a la que siempre han aspirado gobernar, sin conseguirlo, sin importar que han gobernado la capital del estado (Saltillo) gran cantidad de veces y que Torreón la población más grande también haya sido suya, además de Monclova, Piedras Negras, Arizpe y cada uno de los principales municipios del estado.
Hasta el momento, comicios anulados han sido solamente en dos estados, Colima (dos veces) y Tabasco.
El primero fue Tabasco, donde el candidato priísta, Manuel Andrade Díaz, había sido declarado vencedor por la cantidad de votos recibidos en las urnas y un par de días antes de jurar como gobernador le fue anunciada la sentencia del tribunal que consideraba nulos los comicios, abría una segunda oportunidad para el perredista César Raúl Ojeda y dejaba como interino a Enrique Priego.
Meses después se celebraron los extraordinarios y Andrade Díaz volvió a vencer el perredista Ojeda Zubieta y ahora con una ventaja más amplia.
Todavía Ojeda tuvo una tercera oportunidad de competir cinco años más tarde, fracasando de nueva cuenta ante el priísta Andrés Rafael Granier Melo, hoy en la cárcel.
El otro estado con comicios nulos es Colima, pero en este se presentó el fenómeno hasta en dos ocasiones, la primera en 2003, cuando Gustavo Vázquez Montes ganó con amplitud a Enrique Michel Ruiz, de acuerdo a las cifras finales 83 mil correspondieron al priísta y 69 mil al panista, con porcentajes de 41 por ciento contra 34 por ciento.
El argumento que echó por tierra estos resultados fue la intromisión del entonces gobernador, el priísta Fernando Moreno Peña, lo que obligó a un proceso electoral extraordinario, donde compitió nuevamente el priísta Vázquez Montes, con un candidato arropado por todos los partidos de oposición, Antonio Morales Peña. El resultado favoreció de nueva cuenta al priísta Gustavo Vázquez Montes con 103 mil sufragios contra 96 mil del candidato de coalición, con resultados de 51 por ciento contra 47 de su oponente. Por cierto, al poco tiempo murió el gobernador en funciones y hubo que realizar, por cuestiones ajenas, un nuevo proceso electoral.
Apenas hace un par de años, Colima fue nuevamente escenario de una anulación de comicios, cuando se confirmó otra intromisión desde el gobierno y la victoria pírrica de José Ignacio Peralta Sánchez rodó por los suelos. Los 500 votos de diferencia sacados a Jorge Luis Preciado no sirvieron de nada. Al poco tiempo compitieron nuevamente y Peralta sacó una mayor ventaja a Preciado, donde los 10 mil votos de diferencia y los cuatro puntos porcentuales ya no fueron impugnados.
Ahora solamente falta saber la resolución del Tribunal para conocer el futuro de Coahuila.