Los enemigos del PRI
¬ Augusto Corro martes 15, Ago 2017Punto por punto
Augusto Corro
La XXII asamblea priísta fue todo un éxito, según los cronistas políticos.
Se abrieron los candados para que cualquier simpatizante hijo de vecino pueda aspirar a la candidatura presidencial con los colores del PRI, razón principal de la reunión.
Además, no faltó quien dijera que van por el carro completo en las elecciones del 2018.
Para los tricolores el fin de semana fue de fiesta total.
¿Fue justificada tanta alegría? Pienso que no.
En los últimos años el partido tricolor en la vida política de México alcanzó a sumar revés tras revés, lo que le complicará su participación en los comicios presidenciales del 2018.
Salvo los triunfos en el Estado de México y en Coahuila, en otras entidades importantes perdieron poder los priístas. Se redujeron sus liderazgos regionales.
Para el 2018, la oposición encabezará alrededor de 17 gubernaturas: 12 del PAN; 4 del PRD, y una independiente.
Fue notable el avance de los adversarios políticos del tricolor. Pero más que los enemigos, fueron los propios priístas los encargados de concretar sus derrotas.
En Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo, etc., el saqueo a las arcas públicas y las pésimas administraciones de los gobiernos tricolores se convirtieron en escándalos interminables.
El PRI manifestó su repudio a esas acciones ilícitas de los mandatarios, les aplicó las sanciones estatutarias, etc., y el tema casi no se trata más. Hay que esperar la acción lenta y sesgada de la justicia.
Los gobernadores priístas se empeñaron en golpear la imagen de su partido. ¿Cómo recuperar Veracruz para el tricolor si los daños además de afectar al erario, también alcanzaron a la población? Basta con leer las noticias para saber de la inseguridad que aterroriza a los veracruzanos.
En la misma condición se encuentran los ex mandatarios Javier Duarte, de Veracruz; César Duarte, de Chihuahua, y Roberto Borge, de Quintana Roo. ¿Cuál será la táctica priista para hacer que los mexicanos olviden a esos políticos pillos, transas y rateros? No será fácil. En las entidades mencionadas, la corrupción fue el factor principal de la derrota.
En el panorama tricolor no se auguran resultados favorables. Los conflictos le caen del cielo. El fin de semana el diario brasileño “O’Globo” informó que Emilio Lozoya, ex director de Pemex, recibió 10 millones de dólares a cambio de un contrato por 115 millones de dólares para trabajos en la refinería de Tula, Hidalgo.
El asunto del socavón en el Paso Exprés sigue igual que al principio. El titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, sigue en el cargo, a pesar del escándalo y sus consecuencias.
Por el hundimiento de la cinta asfáltica perecieron dos personas. El valor de la obra, mal hecha, se duplicó y a la fecha no hay responsables.
En fin, los enemigos del PRI se encuentran entre sus propios militantes que ejercen cargos públicos. Los personajes políticos mencionados son apenas unos cuantos botones de muestra de una larga lista de corruptos.
A pesar de tantos sinsabores, la asamblea priista fue todo un éxito.
LA IZQUIERDA EN LA CDMX
La izquierda llegará desunida a los comicios presidenciales del 2018. La herencia del divisionismo se repetirá el próximo año. Ya es una tradición.
Aunque Ricardo Monreal Ávila, delegado en Cuauhtémoc, ve la posibilidad de una coalición entre el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Monreal Ávila es uno de los candidatos morenistas más fuertes para competir por el gobierno de la Ciudad de México (CDMX).
El “PRD debería estar con Morena; toda la izquierda de la ciudad progresista. Por eso, se tiene que buscar un acercamiento con el PT (Partido del Trabajo), con Movimiento Ciudadano, todos hacen falta”.
¿Tiene lógica el planteamiento del delegado?
Supongo que sí. Sólo que en el presente la llamada izquierda se encuentra en conflicto permanente. Muy lejos de una conciliación política con los morenistas.
En el PRD perdieron la brújula y en una acción irreflexiva de sus líderes, éstos tratan de aliarse con el Partido Acción Nacional (PAN) para integrar un Frente Amplio Opositor (FAO).
Quizá algunas tribus que están en el PRD digan que sí a la idea de Monreal Ávila, pero la cúpula del poder perredista no lo aceptará. No existen, pues, condiciones para la unidad.
Por el momento, se espera que más perredistas abandonen su partido para integrarse a Morena, movidos por el interés de obtener alguna candidatura en las próximas elecciones. Tendrán que hacer cola en la repartición de huesos, porque Morena primero atenderá a sus correligionarios probados y luego a los advenedizos.
En fin, Monreal Ávila se inclina por la unidad de las izquierdas, algo que ahora parece más que un sueño (guajiro).