Inseguridad y corrupción
¬ Augusto Corro jueves 10, Ago 2017Punto por punto
Augusto Corro
En la última encuesta, el 71% de guerrerenses reprobó el gobierno de Héctor Astudillo Flores, de extracción priísta. El funcionario llegó al poder tras dos gobernadores que se hicieron de la vista gorda en el combate a la violencia.
Ángel Aguirre, del PRD, y el interino Rogelio Ortega Martínez, dejaron que creciera la delincuencia. Del primero se dijo que llegó al poder con apoyo del cártel “Guerreros Unidos”.
A Aguirre lo echaron del gobierno por su ineptitud en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, involucrado en ese hecho, se ufanaba de la amistad con el entonces mandatario estatal. Del otro inepto, Ortega Martínez, nadie se acuerda.
El actual mandatario, Astudillo Flores, desde que llegó a la gubernatura, la espiral de violencia creció en Guerrero. Las extorsiones, secuestros, asesinatos es el pan de cada día. La lista de desaparecidos es más numerosa.
Durante su campaña política, Astudillo Flores prometió “orden y paz”, pero en el presente los guerrerenses son víctimas de la extrema violencia, inseguridad y corrupción, en casi toda la entidad.
Durante los dos años de la presente administración se multiplicaron los escándalos de corrupción y nepotismo. Guerrero se encuentra entre los estados con la tasa más alta de homicidios e impunidad.
En fin, Astudillo Flores vive en otro mundo o poco le interesa regresar la tranquilidad a Guerrero, una de las entidades con mayor número de desapariciones en el país y “ocupa el primer lugar en el hallazgo de fosas clandestinas”.
LA LUCHA PERREDISTA
La dirigente Alejandra Barrales ya no encuentra la salida a los conflictos derivados de la creación del Frente Amplio Democrático (FAD) que fraguó al alimón con el “joven maravilla” panista, Ricardo Anaya, que como propósito final tiene la oposición de frenar al PRI y a Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones presidenciales del próximo año.
Como resultado de esa idea, que no fue sometida a escrutinio en ninguno de los dos partidos, trajo como respuesta la inconformidad de los militantes y jerarcas del perredismo, que sin renunciar a su institución política, ya manifestaron sus inquietudes y apoyos a favor del morenista.
En Acción Nacional tampoco fue aceptada la alianza con el PRD como la mejor fórmula para participar en la justa electoral del 2018. En este caso, es el matrimonio Zavala-Calderón los principales opositores. Pero el conflicto no termina y la dirigente Barrales no tiene la manera de abandonar el barco que se hunde. Falta que las tribus determinen si apoyan a su lideresa o toman otro camino: el de la disidencia, con el final que suponemos.
¿Lo que quede del naufragio político perredista tendrá la fuerza suficiente para participar en los comicios del 2018 con candidato propio? Esta es la interrogante que se hacen los analistas políticos. De no ocurrir esto, ¿el PRD se sumará al PAN y apoyará al abanderado panista? En esa condición de incertidumbre se encuentra Alejandra Barrales, que durante su gestión al frente del PRD que ahora está en vías de extinción, sin fuerza política para cualquier transacción con el PAN.
Por cierto, en una encuesta con El Universal, uno de los fundadores del PRD, Porfirio Muñoz Ledo, calificó a un posible Frente Amplio entre PAN y PRD como “un masacote”, al que no va a poder llegar a la Presidencia de la República en 2018.
“Están tratando de construir castillos en el aire, por eso no va a funcionar”, recalcó el político.
EL PLEITO ENTRE COMADRES
El presidente Donald Trump y el dictador norcoreano, Kim Jong Un, siguen con su guerra verbal de amenazas mutuas.
Aquí, el gran problema es que se trata de dos personas con conductas fuera de lo normal, que no hablan bien de ellas.
Por un lado, el norcoreano continúa con sus lanzamientos de misiles que ponen nervioso a Trump.
El presidente de Estados Unidos (EU) dijo en uno de sus tuits que el arsenal nuclear de su país es más poderoso que nunca y que espera que Washington no necesite usarlo.
La amenaza se encuentra presente para millones de personas que vivimos en el planeta Tierra. Una guerra nuclear, que ojalá nunca ocurra, no es juego de niños. Aunque sí de mandatarios de conducta rara, por decir lo menos, que tienen en sus manos el tablero con los botones para iniciar una catástrofe de alcance mundial. ¿Usted qué opina aterrorizado lector?