Cuidado con la ameba de agua dulce
Elsa Rodríguez Osorio, Salud viernes 21, Jul 2017Cápsulas de la salud
Elsa Rodríguez Osorio
- Tratamiento en el IMSS contra la tartamudez
En este periodo vacacional, si vas a nadar hay que tener cuidado con la calidad del agua, ya que en muchas ocasiones puede estar mal clorada o contaminada y provocar afectaciones a la salud.
Uno de los padecimientos a los que puedes estar expuesto es a la meningoencefalitis amebiana primaria, que es causada por el patógeno Naegleria fowleri, una amiba de vida libre que habita en cuerpos de agua dulce templados y que al ingresar por la nariz puede dirigirse al cerebro donde provoca inflamación muy intensa.
Esta ameba provoca síntomas neurológicos graves que se acompañan con fiebre elevada, vómito en proyectil, fotofobia, y convulsiones que pueden desembocar en un estado de coma que conlleva a la muerte en un periodo aproximado de 7 a 10 días a partir de presentar los primeros síntomas.
Todos los casos registrados coinciden con antecedentes de natación en cuerpos de agua dulce contaminados con este microorganismo. De acuerdo con Matilde Mineko Shibayama Salas, investigadora del Departamento de Infectómica y Patogénesis Molecular del Cinvestav, en la actualidad el tratamiento para la ameba Naegleria fowleri es un antifúngico llamado Amfotericina B el cual no es específico para esta ameba, por lo que se requiere desarrollar un fármaco que afecte directamente al patógeno.
Por ello, desde hace más de 20 años esta amiba ha sido estudiada para el equipo de la investigadora del Cinvestav. Uno de sus resultados fue identificar los mecanismos por los que el patógeno pasa de la cavidad nasal a los bulbos olfatorios, donde produce ruptura del parénquima cerebral acompañado de una intensa reacción inflamatoria que desemboca en la muerte del paciente. Como medida preventiva antes de meterse a nadar, hay que hacer caso de alertas sanitarias y revisar que en las albercas no exista materia orgánica en las orillas, sinónimo de poca limpieza.
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La tartamudez es una alteración de la fluidez de la voz, caracterizada por interrupciones frecuentes al momento de querer pronunciar una palabra.
Generalmente se presenta en menores de cinco años, debido a un desequilibrio que hay entre lo que se piensa y lo que debe decir.
El especialista en audiología, foniatría, comunicación humana y otoneurología de la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Norte del IMSS, Fernando Arredondo Resillas, explica que este problema del lenguaje se detecta en aquellos niños que tienen dificultades para pronunciar palabras de manera continua y se les dificulta llegar a decir una idea concreta. En la etapa de la niñez, se presentan algunos crecimientos que no se dan de manera simétrica; es decir, lo que se piensa con lo que se va a decir, situación que es normal hasta los cuatro años de edad.
Pero si persiste a los cinco años, es posible que haya un problema de lenguaje. “Muchas veces pensamos más rápido de lo que podemos hablar, por lo que hay que buscar ese equilibrio, para que el niño logre expresar de forma adecuada lo que está pensando”, afirma. Para el tratamiento, es necesario realizar algunos estudios para ver que no haya problemas respiratorios, de ataxia (movimientos involuntarios) o algún trastorno músculo esquelético que no le permita tener un buen control de su respiración para poder emitir el lenguaje.
La tartamudez tiene una frecuencia de 25% de los padecimientos de lenguaje, seguido de los trastornos de articulación y de la expresión. Muchas de sus causas se relacionan con alteraciones emocionales en los niños, principalmente en aquellos que están sometidos a constante estrés o que viven en un entorno familiar complicado.
Lo anterior se refleja en el menor con dificultad para socializar, bajo rendimiento escolar, porque le cuesta trabajo entender qué hacer cuando va a empezar a escribir.
De no atender a tiempo esta situación, los niños van a tener dificultad para descifrar lo que está escrito y esto trae como consecuencia que se refleje una baja autoestima.
El doctor Arredondo Resillas señala que la terapia que se aplica en la Unidad de Medicina Física y Rehabilitación Norte del IMSS –ubicada frente a los hospitales de Traumatología y Ortopedia de Magdalena de la Salinas– consiste en que el niño practique ejercicios de respiración, relajación, de ritmo entre lo que piensa y lo que dice, junto con otro tipo de instrumentos como cantar y decir trabalenguas para que logre la fluidez.
Además, realiza ejercicios como sonreír, llevar la lengua hacia arriba, abajo, a un lado, a otro para que el niño aprenda a utilizar todos los órganos y músculos que hay dentro de la boca, como el paladar y lengua. El menor acude a terapia dos a tres veces a la semana, pero el apoyo familiar es indispensable.