Un hoyo de cinismo
Freddy Sánchez jueves 20, Jul 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Qué no se habrá dicho sobre el catastrófico incidente carretero en el Paso Exprés a Cuernavaca, que dejó un saldo de dos muertos a causa de un “socavón”. La verdad se ha dicho todo.
Desde que esta inmoralidad en el servicio público no debe quedar impune hasta que lo sucedido amerita la destitución del secretario de Comunicaciones y Transportes.
Esto último quizás una demanda que excede el buen juicio y la mesura al deslindar responsabilidades entre quienes estando al frente de una función pública, ciertamente deberían estar atentos al debido cumplimiento de las obligaciones de cada uno de sus empleados.
Pero, de ser así en todos los casos, por terribles que pudieran ser las secuelas de un mal desempeño institucional en las dependencias del gobierno, resultaría un exceso pedir la renuncia del presidente, los dirigentes partidistas que lo postularon al cargo e inclusive la anulación del registro del partido que lo llevó a Los Pinos. Algo, francamente, absurdo.
Porque, si bien lo sucedido por el funesto “socavón” en el Paso Exprés a Cuernavaca demanda acciones contundentes para sancionar con el máximo rigor de la ley a los que hayan podido incurrir en omisiones y corruptelas de cualquier índole, esa clase de medidas tendrán que limitarse a los funcionarios directamente responsables de las decisiones que dieron por saldo mortal lo ocurrido.
De hecho, la destitución o la renuncia del secretario de Comunicaciones y Trasportes, no contribuiría a una indagatoria de fondo, que realmente deslinde las responsabilidades debidas, puesto que eso seguramente llevaría a un “carpetazo” sobre el asunto, en vez de abrir una investigación que vaya mucho más allá de los sucesos de Cuernavaca.
Y en ese sentido, como se dice: “para muestra basta un botón”.
De tal suerte que si lo acontecido fue fatal, no hay que permitir que futuras obras mal planificadas, acordadas en lo “oscurito” con ánimos de corrupción lleguen a provocar nuevas tragedias que lamentar.
Llegó el momento de poner en claro cómo es que en un sinnúmero de vías de tránsito vehicular abundan miles de baches y agujeros quizás a punto de convertirse en hundimientos y por ello en trampas mortales para los usuarios de esos caminos.
Y lo que es más grave: sin que los encargados de remediar estos males, se dignen en hacerlo con prontitud, a pesar de que se han suscitado accidentes con daños materiales y perjuicios de otra índole para los automovilistas, particularmente en la Ciudad de México.
Un solo ejemplo: hace más de un mes en la esquina de Santana y la calle de Eusebio Rosas de la Rosa, colonia Presidentes Ejidales, a unos pasos donde diariamente son llevados a la escuela “Valentín Zamora Orozco”, al menos 300 estudiantes, sus padres tuvieron que eludir un hoyo cada vez más profundo en el que cayeron varios autos y pese a una y mil reclamaciones de que se procediera oportunamente a resolver el problema, en la delegación Coyoacán y el gobierno de la Ciudad, se actuó con una irresponsable demora.
Bastaría un recorrido por otras calles y avenidas de la misma y otras colonias, en las carreteras del país, vías de acceso hacia poblaciones diversas de México para constatar que algo semejante sigue sucediendo ante la descarada apatía de las autoridades.
Los baches y tremendos agujeros por doquier están ahí, poniendo en riesgo la vida de miles de conductores de vehículos y sus ocupantes, sin que haya autoridad competente que remedie esta situación lo que nos puede llevar a creer que las autoridades parecen estar desvergonzadamente apoltronadas en un hoyo de cinismo.