Ivonne, la rebelde
Ramón Zurita Sahagún lunes 17, Jul 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Una característica nunca antes vista es la que muestra Ivonne Ortega Pacheco, la ex gobernadora de Yucatán, instalada como cabeza visible de un grupo de priístas que cuentan con su propia agenda para la próxima Asamblea del partido, fijada para el mes de agosto.
Son un puñado de ellos, la mayoría sus integrantes han sido (unos pocos lo son) representantes populares en alguna ocasión, claro que por el cómodo sistema de la representación proporcional.
La propia Ivonne lo ha conseguido de esa manera en dos ocasiones, la actual (diputada federal con licencia) y el Senado de la República, al ser legisladora como primera minoría (perdió la elección, pero al quedar en segundo lugar y encabezar la fórmula de su partido lo consiguió).
Los demás, como José Encarnación Alfaro, Beatriz Pagés Rebollar, José Alberto Aguilar Iñárritu y otros más, pasan por la misma situación.
Sin embargo, estos son los personajes más notorios de este grupo que pretende llegar a la Asamblea partidista con propuestas novedosas como la de evitar el “dedazo” en la selección del candidato presidencial priísta.
Dicen que esa tendencia debe formar parte del pasado, cuando el partido era hegemónico y se mantenía unido. Tiempos dorados en que ellos fueron ungidos como candidatos.
El grupo, se sospecha, es apoyado por uno de los aspirantes presidenciales, otro que lo fue en el pasado, uno de los principales operadores electorales y corrientes dispersas que no tienen eco dentro del organismo político.
Como en política todo es parte del sospechosismo y la realidad lo ratifica, el grupo de rebeldes priístas llegará a la Asamblea partidista con la intención de regresar los viejos candados para la selección de candidatos, una propuesta surgida en otra de las asambleas.
Y es que los militantes priístas son, principalmente, los que menos voz y espacio tienen para expresar sus molestias e inconformidades, debido a la cerrazón de sus dirigentes.
Sin embargo, esta revuelta partidista no ha encontrado el eco necesario para desembocar como aquella legendaria XIV Asamblea o la otra en que se aprobaron los candados que establecían que los candidatos presidenciales deberían contar con un cargo partidista y otro de elección popular, requisitos abrogados hace cuatro años.
En el caso de estos personajes, Ivonne Aracely Ortega Pacheco se ha manifestado como una aspirante presidencial, que espera convertirse en la primera mujer candidata de su partido, como ya lo fue en Yucatán.
Ivonne perteneció al selecto grupo de gobernantes que apoyaban a su colega del Estado de México (Enrique Peña Nieto) como el candidato presidencial de su partido, por lo que se le auguraba un futuro promisorio, lo que le permitió elegir al candidato de su partido que le sucediera en el gobierno yucateco.
Sin embargo, Ivonne Aracely no empató con el grupo cercano del entonces candidato presidencial y fue relegada a cargos de segundo plano.
No fue incluida en el gabinete presidencial, como se especulaba y sembrada como secretaria general del PRI, en fórmula con César Camacho, el ex gobernador interino del Estado de México y convertido en asesor político del Presidente Peña Nieto.
La empatía entre César e Ivonne nunca se dio, aunque perseverante la yucateca intentó todo, sin éxito.
Quiso ser presidenta del partido y nada, buscó formar parte del gabinete federal y tampoco, aunque vio una rendija, ser diputada federal y aprovechar las menciones que se hacían para que César Camacho se integrara al gobierno federal.
Nuevamente le fallaron los cálculos a Ivonne y César fue aprobado como coordinador de los diputados priistas en la LXIII Legislatura, lo que la condenaba de nueva cuenta al ostracismo legislativo.
Harta de los desplantes de su coordinador y de ser relegada dentro de la burbuja priísta, Ivonne ideó salirse del Congreso y buscar la candidatura presidencial, lo que fue bien recibido por priístas y simpatizantes.
Su recorrido por el país y su conformación de operadores en todos los estados de la República movió a parte de la masa que no son considerados por los partidos, aunque de pronto frenó sus desplazamientos y se replegó.
Tuvo que mantener cautela, ante las órdenes de los altos mandos y las quejas de los otros aspirantes, los que si forman parte del círculo cercano a Los Pinos.
Hoy reactiva sus ímpetus la yucateca, aunque desperdició los mejores momentos y pocos son los que la toman en serio como uno de los prospectos presidenciales y menos para que encabezara una revuelta que frene las formas ya aprobadas de seleccionar al candidato presidencial del PRI.
Por lo pronto, habrá que ver la reacción de los delegados de la Asamblea partidista, cuando los integrantes de “Expresión Militante” pretendan subir sus temas referentes a la segunda vuelta electoral, los gobiernos de coalición, revocación del mandato en casos de corrupción, eliminación del fuero y el principal: terminar con el “dedazo”.
¿Cuántos de ellos podrán resistir el cañonazo de una candidatura?
Eric Lagos consejero panista
El diputado federal priísta Eric Lagos es visto con recelo por sus pares veracruzanos, toda vez que se convirtió en el pastor de la fracción panista en el Congreso estatal.
Lagos quien fue secretario de gobierno de Javier Duarte de Ochoa es un infiltrado entre los priístas que lo ven con desconfianza por la cercanía con el gobernador Miguel Ángel Yunes y hasta sospechan que es quien proporciona la información sobre sus compañeros Tarek Abdalá, Alberto Silva Ramos, Adolfo Mota y Jorge Carvallo Delfín, para que sean desaforados y sometidos a juicio.
Entre los colaboradores de Duarte de Ochoa priva el temor de que lo acompañen en prisión, sin importar el fuero que los protege actualmente.
“El Cisne” como es conocido Silva Ramos da signos de esa gran preocupación.