Habladores sin escrúpulos
Freddy Sánchez martes 11, Jul 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La difamación y la calumnia volvieron a ser tema de discusión.
Kate del Castillo, sintiéndose afectada en todos sentidos, a causa de supuestas filtraciones institucionales que la ligaron y la hicieron sujeta a investigación por aparentes tratos con “El Chapo” Guzmán, decidió actuar legalmente contra los que consideró sus difamadores.
En primer lugar, diversos funcionarios públicos y los que se hicieron eco de las afirmaciones que la pusieron en la mira del escrutinio colectivo, en virtud a toda clase de especulaciones acerca de sus posibles conexiones con el narcotráfico para la realización de actividades privadas, cosa que colmó la paciencia de la artista.
Quien, por cierto, no es la única dispuesta a demandar a los que por decir lo que dicen, aparentemente sin pruebas indubitables, según los afectados, los han expuesto al linchamiento social, a consecuencia precisamente de sus supuestas calumnias y difamaciones.
En ese tenor, el propio “Chapo” Guzmán, según lo informado por sus abogados, recurrirá a entablar demanda por daño moral contra las televisoras que incluyeron en su programación novelas alusivas al presunto narcotraficante, en poder actualmente del gobierno de Estados Unidos y preso en una penal allende el Bravo.
Alguien más también puso el “grito en el cielo”, diciéndose difamada.
Se trata de la comunicadora Flor Rubio, que igual dio a conocer su decisión de actuar en los tribunales para demandar la reparación de daño moral, acusando a su compañero de gremio, Juan José Origel.
El periodista, a decir de su demandante, incurrió en difamación al haber señalado que ella logró éxito en sus quehaceres profesionales, ofreciendo favores sexuales a altos directivos de la televisión.
Una invasión a la vida privada, pues cierto o falso lo que se dijo, la aseveración en sí misma tuvo el propósito de destruir la buena reputación de la afectada, según su propio sentir.
Por eso, entonces, aseguró que no dará marcha atrás en sus gestiones ante las autoridades competentes para que el autor de lo que a su juicio fueron difamaciones de lo más vil, se vea obligado a reparar el daño que ocasionó a la comunicadora.
Y así, en estos y otros casos, quienes han sido expuestos al escarnio social, siendo acusados de conductas inmorales e incluso delictivas, optaron por no permanecer en una actitud pasiva, sino por el contrario, enfrentar en los tribunales a sus acusadores.
Frente al derecho a la crítica y la revelación de información oficial, los que se asumen difamados y calumniados decidieron actuar legalmente, a diferencia de otros sujetos que siendo objeto de similares insinuaciones por deshonestidad en su comportamiento, prefieren callar y no hacer nada.
Habrá que esperar entonces a ver lo que sucede en los casos en los que los supuestamente difamados recurrirán a las leyes para defenderse.
De tal suerte, que dependiendo de las resoluciones que se emitan en los tribunales en relación con las referidas demandas en curso, se sabrá si los juzgadores avalan a los que quieran decir lo sea sin restricción ni castigo pecuniario en aras de proteger legalmente el derecho a la libertad de información o crítica.
O más bien se le pone un límite perfectamente claro a este derecho diferenciando y penalizando la difamación y la calumnia o lo que es lo mismo procediendo a sancionar a los habladores sin escrúpulos.