Infiernos
¬ Augusto Corro lunes 10, Jul 2017Punto por punto
Augusto Corro
Las cárceles en México son verdaderos infiernos.
En los últimos cuatro años se registraron mil 426 riñas entre los internos en reclusorios federales y estatales.
Las matanzas de reos y la violencia en los penales reflejan el abandono o el poco interés de las autoridades hacia la solución de conflictos en esos centros de supuesta rehabilitación social.
El último hecho sangriento ocurrió en un penal de Acapulco, donde 28 presos perdieron la vida.
Como sucede en este tipo de eventos, se reveló que durante la riña se usaron armas largas y puñales.
En los penales la vigilancia es nula. Los custodios apenas si tienen la preparación para desempeñar su trabajo con resultados positivos.
La población del penal sobrepasa el cupo. Un porcentaje de internos no recibe su sentencia.
Y lo más complejo de la situación, es que en las cárceles se ejerce el denominado autogobierno.
Son los propios reclusos quienes imponen sus leyes, por encima de los directivos del penal. La autoridad carcelaria, en estos casos, la ejerce algún representante del crimen organizado.
Ante esta situación todo lo malo puede ocurrir en las cárceles, donde los internos viven como reyes. Con libertad hasta para salir por la noche a cometer matanzas de enemigos y regresar al centro penitenciario, como sucedió en Gómez Palacio, Durango.
El problema en los reclusorios se encuentra latente y amenaza con nuevas tragedias. ¿Dónde ocurrirá la siguiente?
GOLPE A “HUACHICOLEROS”
¿De que dimensión es el asunto de la “ordeña” a los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex)? Es posible que nadie responda la pregunta.
La realidad es que ese ilícito, el de robarse el combustible, es mayúsculo.
¿Quiénes son los que participan en el “huachicoleo?
El 8 de julio se informó que nueve vehículos tipo tanque, con 140 mil litros de combustible, fueron asegurados por la Policía Federal en Tlalnepantla, Estado de México.
Hace varios meses el tema del robo de gasolinas se puso de moda. Las autoridades federales iniciaron investigaciones para ubicar a los “huachicoleros” y llevarlos ante la justicia.
El interés terminó al poco tiempo. El único pez chico detenido es Pablo Morales Ugalde, alcalde de Palmar de Bravo, Puebla.
El funcionario es dueño de tres gasolineras donde se vendía combustible de la “ordeña”.
¿Y los especialistas que hacen las perforaciones en la tubería?
Este espacio nos referimos al “Triángulo Rojo”, la zona donde pasan los ductos de Pemex con un alto índice de robo de gasolinas.
Con varios años en el problema del “huachicoleo”, con bonanza increíble para los delincuentes, las autoridades de todos los niveles: municipal, estatal y federal, se hicieron de la vista gorda.
El conflicto se desarrolló e involucró a la población, que empezó a ofrecer sus servicios de “halcones” y en más de un caso optaron por hacerse jefes de las bandas de “huachicoleros”.
Al alcalde Morales Ugalde lo esperan varios años de cárcel. ¿Y los peces gordos del “huachicoleo”? Tranquilos. Nadie los molesta. ¿O sí?
Por cierto, quien iba a recibir los 140 mil litros de combustible asegurados en Tlalnepantla?
SIN PORVENIR
En los diferentes municipios de México es palpable la ausencia de la policía.
Los asesinatos, asaltos, etc., se registran en la vía pública. Muchos de esos crímenes podrían evitarse con la presencia de policías municipales capacitados para defender a la sociedad.
No ocurre. Los uniformados de ese nivel son los más expuestos en ponerse a las órdenes de la delincuencia organizada.
Los policías municipales apenas si ganan algo de dinero para satisfacer sus principales necesidades de comida, ropa y vivienda. Esta condición de personas, pobres la gran mayoría, las predispone a “negocios” ilícitos.
¿Cuántos son los uniformados que sirven a la delincuencia?
¿Cuántos son los policías que por ineptitud u omisión permiten toda clase de delitos?
Si bien es cierto que no se cuentan con el número necesario de uniformados, también se sabe que son pocos los que cumplen con su compromiso de prevenir y vigilar para que la sociedad viva segura.
Pero la presencia de los uniformados es escasa. ¿O como se explica tantos asaltos en el transporte público? ¿O tantas víctimas en las calles, peseras y lugares públicos?
Los políticos tienen el propósito de meter orden en los cuerpos municipales de policía. Algo así como la demagogia en toda su plenitud.
¿Algún día tendremos a una policía eficiente? Se vale soñar.