Moreira, o la construcción de un liderazgo
Roberto Vizcaíno lunes 8, Nov 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Con las cosas así, se comienza a prefigurar un círculo de poder duro para el próximo sexenio. Un círculo que con Enrique Peña Nieto como presidente que tendría mayorías en el Congreso, y el sustento de un PRI renovado bajo la conducción de Humberto Moreira, un dirigente abierto y decidido.
El gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, no se anda con rodeos: “No les voy a dar tregua… ¿quieren pelea, guerra sucia? ¡Pues vamos!… ¡ahh!, ¿quieren diálogo y acuerdos?, pues entonces empecemos por respetarnos… nosotros somos ahora oposición y actuaremos como tales… ¿quieren acuerdos?… Pues bájenle a sus ataques… si no, pues váyanse con sus aliados (del PRD y Convergencia)”.
En el diálogo de más de 2 horas sostenido con un grupo de columnistas en un salón de un hotel en Torreón luego de un rico desayuno de machaca con huevo, el profesor no se esconde, ni elude. Levanta la mano y dice: “Sí, si quiero ser presidente del PRI…”
En su amena y por demás clara intervención, Moreira le habla y le advierte, increpa y confronta a un Felipe Calderón omnipresente…
Afirma, levantando la mano izquierda, donde sólo deja visibles tres dedos: si Calderón tuviese que decidir por su vida, por la Presidencia o por el PAN, lo haría por su partido… ese el tamaño del reto, indica para señalar que el actual Presidente de la República va a hacer todo lo que esté a su alcance por no entregar el poder al PRI.
Frente a esta convicción de lo que Calderón representa para los priístas y la perspectiva de que el tricolor regrese a Los Pinos, él adelanta que su presidencia en el tricolor irá primero por la reconstrucción de su partido, y luego por la reconstrucción del país.
Cada una de sus intenciones representa a su vez un reproche hacia el liderazgo (¿?) de Beatriz Paredes frente al tricolor.
De entrada dice que habrá que darle oxigeno y revivir al muerto que hoy es su partido, y que sólo existe en los estados gracias a las acciones y capacidades de cada gobernador, y no en la sede nacional, edificio vacío, ausente de todo: de ideología, de gente, de acción, de proyectos, de liderazgo, de capacidad de respuesta.
Se niega a aceptarlo, a decirlo, pero deja en claro al hacer un diagnóstico de lo que hoy es el tricolor, que Beatriz Paredes, la tlaxcalteca en el peor de los sentidos, secó y desmovilizó al PRI casi hasta su muerte.
Ese cadáver es el que tendrá que revivir y dice, está convencido de saber cómo hacerlo.
De entrada habla de ir a construir la red de seccionales, más de 70 mil en el país, que son la base de acción política y electoral, de presión y movilización social de cualquier partido, especialmente del PRI.
Pone como ejemplo lo logrado en Coahuila, donde los miles de seccionales activos y con orientación, motivación y programa, han prácticamente borrado a la oposición.
Igual, con los dedos de las manos habla de cada uno de los partidos y sus historias recientes para derivar en dos casos: el PAN y el Panal.
Dice que en los sexenios anteriores Acción Nacional llegó a ser casi Gobierno en este estado, a pasar del 30 al 45 y luego al 65 por ciento de los votos. Ahora el PAN representa el 1 y medio por ciento de los votos en Coahuila. Nada.
Del Panal, creado y dirigido por Elba Esther Gordillo, la dirigente vitalicia del SNTE a quien algunos ven como la jefa y madrina de Moreira, el gobernador comenta: no tiene siquiera un regidor en el estado.
Aclara que con La Profesora hay amistad y respeto, pero no sumisión, y es cuando reta a que sus detractores le digan dónde está el sometimiento de su gobierno a ella, cuando Coahuila es el único estado del país donde el Panal no tiene ningún cargo de elección, “bueno, ni siquiera un regidor”, insiste.
Confrontado al inevitable hecho de que todos se le echarán encima si su hermano, el diputado Rubén Moreira se apunta en las próximas semanas como candidato del PRI a la gubernatura de Coahuila, explica:
“Miren… todas las encuestas, todas, dicen que Rubén anda con el 80 o más de preferencias electorales… y que si no juega, entonces el PRI se cae así, de un momento a otro, en 20 puntos… y esos 20 puntos se van a ir a otro lado…
“El más cercano de la oposición anda en 12 puntos… si Rubén no juega entonces esos 20 puntos se le van a sumar y 20 y 12 son 32… y nosotros andaremos con 60 o menos y pues entonces uno tenderá a subir y el otro a bajar… ¿por qué tenemos que correr ese riesgo si de entrada la tenemos ganada?
“¿Quiénes critican?… algunos cuantos panistas de aquí, y otros del centro del país… Yo lo que digo es que dejemos a los coahuilenses decidir. Si ellos no quieren a Rubén, pues no ganará…”
Así de simple.
Él por su parte piensa pedir licencia en cuanto salga la convocatoria que abrirá el proceso de sucesión de Beatriz al frente del PRI y eso, dice, podría ocurrir en diciembre próximo.
Entonces, agrega, él ya no será gobernador cuando su hermano compita por el cargo en julio del próximo año.
¿Qué méritos y apoyos tiene para ser líder del PRI?
Moreira enumera: de acuerdo a las encuestas es el gobernador mejor posicionado en el país; el que ha logrado los mejores programas de gobierno; el de las mayores obras y el que tiene la estructura territorial partidista mejor organizada.
En cuanto a apoyos políticos enumera a Manlio Fabio Beltrones, Francisco Rojas así como los dirigentes de la CNC y sector obrero y el territorial, y al menos 15 a 16 gobernadores del PRI, empezando por el del Estado de México y el principal puntero para la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto.
Dice que espera, pide que Beatriz Paredes no intente meter las manos y empujar por algún candidato, porque eso podría romper la unidad partidaria y considera que Emilio Gamboa ya entendió que podría no tener consigo las fuerzas suficientes para ganarle.
Metido de lleno en ese reto, advierte que su futuro será el de un dirigente político “todo terreno”: el que encabece a un PRI que no vuelva a permitir, ni un solo ataque e injuria, ni acusación sin base.
Un liderazgo partidario que busque recuperar espacios y territorios, especialmente el del Distrito Federal, que el PRI de los últimos tiempos abandonó como si la fuerza y presencia del PRD fuese imbatible.
En este punto dijo que al llegar a la dirigencia nacional priísta establecerá un programa para recuperar cada estado que hoy tiene un gobernador de otro partido.
Muchos fueron los temas de esa conversación. Muchos los ejemplos y los afectos personales expresados por Moreira.
Las deducciones son igualmente muchas.
De entrada quienes estuvimos en esa mesa, no más de 10, tuvimos enfrente a un extraordinario comunicador; un político ágil, inteligente, preparado, entrón que además tiene sentido del humor e ingenio.
Un solo detalle lo pinta:
Se para y saca su cartera y nos muestra su credencial de locutor. Explica que cuando se aprobó la nueva Ley Electoral que prohíbe a los gobernadores y demás funcionarios realizar campañas en medios, él hizo su petición de licencia y pasó el examen ante las instituciones para lograr oficializar su participación en programas de radio.
Hoy tiene un programa musical y de llamadas telefónicas, donde igual reparte felicitaciones por cumpleaños, onomásticos y aniversarios o festejos, que responde cuestionamientos a sus acciones de gobierno.
“¡Y hasta me pagan!… porque todo está debidamente acreditado, mi contrato como conductor, como locutor y mis recibos de honorarios de la estación”, precisa
Sabe que el camino emprendido será tortuoso y complicado, lleno de ataques y descalificaciones, pero advierte que lleva pertrechos para esa tarea.
Comenta que uno de estos archivos es el que involucra a importantes panistas coahuilenses con el narcotráfico, panistas que, como el senador Guillermo Anaya Llamas es compadre de Felipe Calderón.
Hay en este entorno familiares vinculados sentimentalmente con los del narcotraficante Sergio Villarreal Barragán, conocido como El Grande, en donde se entreveran negocios obtenidos por influencias y hasta cuentas bancarias de dineros provenientes quizá del narco.
“Ellos van a tener que decir en qué terreno quieren que actuemos”, indica Moreira para dejar en claro que, como dirigente nacional del PRI, no permitirá ninguna otra insinuación o acusación infundada proveniente no de Los Pinos bajo la conducción de Calderón, ni de la presidencia de Acción Nacional o de otro partido.
Con las cosas así, se comienza a prefigurar un círculo de poder duro para el próximo sexenio. Un círculo que con Enrique Peña Nieto quien como presidente que tendría mayorías en el Congreso, y el sustento de un PRI renovado bajo la conducción de Humberto Moreira, un dirigente abierto y decidido.
Ya lo veremos.