Los otros
Ramón Zurita Sahagún jueves 6, Jul 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Tres personajes del ámbito político sondean la posibilidad de incluirse en el amplio grupo de aspirantes presidenciales. Dos de ellos (hombres) han manifestado esa inquietud con anterioridad y el tercero (mujer), se placea por diversas regiones del país, sin el éxito esperado.
Los dos varones intentaron en el pasado reciente competir, uno con mayor interés que el otro, pero las condiciones no eran propicias para ello, por lo que no obtuvieron el premio anhelado.
Juan Ramón de la Fuente, ex secretario de Salud y ex rector de la UNAM, asoma la cabeza en cuanta elección se acerca, se deja querer, otea el ambiente, se repliega y nuevamente aparece en escena.
Se trata de una serie de aduladores que lo rodean, lo procuran, le ofrecen una candidatura y él se deja querer, sin decir sí o no.
Hace 12 años, Andrés Manuel López Obrador lo incluyó en su gabinete imaginario como secretario de Gobernación y De la Fuente no se rehusó a esa posibilidad, la dejó latente.
Juan Ramón fue durante varios años el sueño de algunos académicos y otros personajes, que veían en él la figura que podría convertirse en un candidato presidencial acorde a las necesidades del país de entonces.
El tiempo pasó y ni una ni otra, ni fue secretario del gabinete de Andrés Manuel López Obrador ni se convirtió en candidato presidencial, ni mucho menos aceptó competir por el gobierno del Distrito Federal (hoy Ciudad de México).
Ahora que existe la figura de candidatos presidenciales independientes, De la Fuente fue visto como un prospecto, aunque no se movió en esas aguas. Ahora, el perredismo explora la posibilidad de invitarlo a un proyecto atractivo en que pueda figurar, aunque se duda que, en caso de aceptar, pueda ser el engrane que requieren panistas y perredistas para el frente amplio opositor. Juan Ramón se define como apartidista, niega todo tipo de vínculos con el PRI, aunque fungió como secretario de Salud en la administración sexenal de Ernesto Zedillo Ponce de León y aspiró (sin posibilidades) a competir en su sucesión. Incluso, fue de los reclamantes por los ajustes de los estatutos priístas, de los que salieron los candados, hoy derogados, que exigían que el candidato presidencial hubiese pasado por un cargo de elección popular y otro de dirigencia.
Manlio Fabio Beltrones es otro que irrumpe en el escenario político de la sucesión presidencial y deshoja la margarita para ver si compite por la candidatura presidencial.
Beltrones ha sido de todo en la política mexicana, secretario particular, subsecretario de Gobernación, diputado federal tres veces, senador dos más, presidente de su partido (PRI) a nivel estatal y nacional, dirigente sectorial, gobernador y coordinador de una campaña presidencial.
Manlio aspiró hace seis años, sin éxito, al comprobar que nada tenía que hacer ante la entonces arrolladora presencia de Enrique Peña Nieto.
En aquel entonces, Manlio era un triunfador, era el operador político en el Senado de la República, sin importar que representara a la tercera fuerza política.
La fuerza del sonorense era grande, sacaba los acuerdos políticos, negociaba con los otros partidos, era el engrane de todo y se le consideraba un personaje exitoso, en su mejor momento.
Eso le valió para que desde el inicio del actual sexenio se le considerara la figura importante dentro el priísmo y encartado desde ya como prospecto presidencial.
Su disciplina (docilidad dicen algunos) y don de negociación, le permitieron destacar en los tres primeros años del gobierno priísta. Manlio dialogó, aflojo y amarró la liga en el Congreso para sacar varias de las reformas que requería el gobierno de Peña Nieto.
Con todo y ello, la fuerza de Manlio Fabio se desplomó en un solo día, al comprobar que ese liderazgo no sirvió de nada en los 12 comicios estatales el año pasado, cuando su partido perdió en siete de ellos.
Ahí quedó confirmado que no supo imponerse en la selección de candidato, que su estrategia de campaña no funcionó y que como operador electoral es un fracaso, algo que ya había quedado claro en su intento por ganarle a Elba Esther Gordillo el liderazgo de la fracción en la Cámara de Diputados y al coordinar la campaña presidencial de Roberto Madrazo Pintado.
Ivonne Aracely Ortega es la única mujer dentro del PRI que siente poder competir por la candidatura presidencial.
Lo hace convencida que es su momento, aunque no cuenta con el respaldo que acostumbran dar en ese partido y recorre el país, con tanto éxito como Margarita Zavala.
Ivonne inició su promoción con gran fuerza, aunque la fue perdiendo al andar de las semanas, no se sabe si por un jalón de orejas o decisión propia, aunque ahora retoma su tour.
En su recorrido, la ex gobernadora de Yucatán ofrece una serie de cambios, mismos que en el pasado han hecho otros aspirantes y que jamás han concretado como es el caso de la eliminación del fuero.
Con todo y ello, Ortega cuenta con una carrera sólida y rápida, en la que en poco tiempo pasó de diputada local a presidenta municipal, diputada federal, senadora, gobernadora y nuevamente diputada, con una escala por la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
Estos tres personajes se suman o los suman a la larga lista de prospectos que son vistos con posibilidades de competir por la Presidencia de la República, con partidos o sin ellos. De los tres ninguno se asoma con posibilidades de ser incluido ni en el pretendido frente opositor, ni como independiente y menos representar a un partido político.