Gobierno sometido
Alberto Vieyra G. jueves 6, Jul 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El desgobierno del perredista Silvano Aureoles, en Michoacán, pasará a la historia como una administración sometida al crimen organizado. En Michoacán impera la ley de la selva.
Cuando alguno de los delincuentes de tres grupos poderosos, que tienen a Michoacán de rodillas, es detenido por las fuerzas federales y estatales, inmediatamente se produce una escalada de violencia, que va desde la quema de vehículos en carreteras, comercios -incluyendo la trasnacional Oxxo, qué anunció el cierre de sus negocios en Tierra Caliente- asesinatos en cascada, secuestros, hasta someter a un régimen que ha dado muestras de ser tirano, reprimiendo a sangre y fuego a normalistas y maestros que exigen pagos atrasados y poner fin a violaciones a sus derechos laborales.
Como por arte de magia, el gobierno de Silvano Aureoles, suelta a los delincuentes pepenados sin informar si fueron “peces gordos” o de “pacotilla”, y así Michoacán se desangra en manos de un gobierno que no aprendió el oficio político, sino el mercenarismo.
La incertidumbre que priva en Tierra Caliente y por todos los caminos de Michoacán, es alarmante. Cuando la gente sale a las carreteras, lo primero que hace es buscar información para saber si llegarán a sus destinos sanos y salvos. En el desgobierno del perredista, cientos de negocios han cerrado sus puertas y miles de michoacanos han tenido que optar por el sueño americano.
Por ejemplo, los llamados 11 pueblos en la región purépecha, se ha convertido en una comunidad fantasma en la que solamente las mujeres viven ahí, siempre con el Jesús en la boca de que sus hijos regresen a casa sanos y salvos.
Silvano Aureoles no podrá quejarse de que no cuenta con presupuesto para poner orden en tanto desorden. Más bien, lo que le faltan son cosas de varón y dientes para enfrentar al crimen organizado y de pacotilla; también la presencia de fuerzas federales ha vuelto conchudo a Aureoles y a otros gobernadores del país, que viven donde impera la ley de la selva, pues están esperanzados a que esas inservibles fuerzas resuelvan el problema de la delincuencia. ¡No señores, jamás ocurrirá eso!
Aureoles y compañía tienen que entender que el problema es la economía neoliberal, que ha provocado terribles y temibles malformaciones sociales.
Y que después de ésta, no me vaya a salir el señor Aureoles con que éste átomo de la comunicación fue asesinado, como suele ocurrir con periodistas críticos que evidencian la ineptitud de gobernantes, muchas veces coludidos con el propio crimen organizado. A raíz de tres entregas anteriores a ésta, he recibido amenazas abiertas y otras muy diplomáticas que me han dicho “que ya suelte al gober, que ya le baje, que es muy peligroso enfrentarse a los gobernantes, más a esos que están envueltos en las faldas del crimen organizado”.
Amo entrañablemente a Michoacán. Mi pecado es salir en defensa de los sencillos habitantes. Nunca me he arrugado ante ningún politicastro, comenzando por Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Felipe Calderón, Vicente Fox, lo seguiré haciendo y seguiré siendo un ruiseñor de las desdichas y eco de la mala suerte de este ultrajado pueblo.
México necesita muchos ecos de la mala suerte, sólo así, cuando los gobernantes sientan la presión social, habrá cambios en la patria mexicana.