Los narco amigos
Freddy Sánchez martes 4, Jul 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Para asombro de los que escucharon su dicho, el ex boxeador Julio César Chávez admitió tener amistad con narcotraficantes.
Durante el velorio de su hermano, (eterno acompañante del pugilista en sus compromisos deportivos), el campeón retirado y actualmente comentarista en televisión hizo una revelación que sorprendió a propios y extraños.
En una entrevista radiofónica de la que se dio cuenta en el noticiero de Ciro Gómez Leyva, el boxeador supuestamente afirmó que no recurriría a sus amigos narcos para buscar venganza.
Enfáticamente, Julio habría afirmado que respeta la ley y confía en que los responsables del asesinato de su hermano serán detenidos y terminarán en la cárcel.
Para qué entonces, (uno bien podría preguntarse), el ex campeón mundial en varias divisiones, famoso por su grandes éxitos, admirado por aficionados al boxeo y protagonista de situaciones personales polémicas, se animó a hablar de su amistad con narcotraficantes.
Develó una relación que otros pudiendo tener similares migas con narcos, difícilmente se atreverían a ventilarlo en público.
Lo cual, es lógico, si concediéramos absoluta credibilidad al dicho aquel de “dime con quién andas y te diré quién eres”.
El caso es que Julio César Chávez no tuvo empacho en hablar de lo que a juicio colectivo podría ser una amistad incómoda e inconfesable.
En especial, entre personajes conocidos de la farándula y los deportes que con frecuencia se sabe de su convivencia con narcotraficantes, en cuyos festejos privados no suelen faltar cantantes, actores, atletas y por supuesto algunas figuras de la política y los negocios.
De modo que si Julio César Chávez, como tantos otros compartió el vino y la sal con mafiosos, eso no es un delito, pero obviamente se presta a murmuraciones.
Y como es natural pone en tela de juicio las amistades de cualquier persona, que se proclama respetuosa de ley y por lo tanto ajena a la comisión de algún delito, siendo que sus amigos o eventualmente anfitriones en un convivio, dedican su vida justamente a lo contrario.
Cuántos famosos del deporte, el espectáculo, la política, los negocios y la intelectualidad pueden ufanarse de tener amistad con los delincuentes más buscados en territorio nacional y los Estados Unidos.
Seguramente, casi nadie.
Una pregunta pues.
Qué entraña una amistad con quienes están dedicados a la delincuencia organizada, presuntos responsables de graves daños a la salud, traficantes de vidas humanas, mandantes de asesinos sanguinarios, corruptores de autoridades y protagonistas en las encarnizadas luchas por el poder entre las mafias del delito.
Y otra interrogante:
En qué medida los amigos de los narcos son también sus socios de negocios o inescrupulosos encubridores.
Ese es un misterio del que nadie dice nada por una sencilla razón: la doble moral de quienes en público visten túnicas blancas sólo para ocultar el color negro de sus almas.
Y es que el más elemental sentido común hace ver sospechosa cualquier clase de relación entre los narco amigos.