«Dreamology», de Lucy Keating
Cultura lunes 3, Jul 2017- Bajo el sello de Editorial Montena
Yo inventé a Max.
Por lo menos eso es lo que siempre he creído.
Todos los ídolos de mi infancia combinados en un único chico perfecto.
Pero acabo de descubrir que estaba equivocada. Porque en la puerta del aula, mirándome directamente a los ojos, está Max.
Mi Max.
El Max de mis sueños.
El Max que no existe.
Hasta donde Alice llega a recordar, siempre ha soñado con Max. Juntos han viajado por todo el mundo y se han enamorado profunda e irremediablemente. Max es el chico de sus sueños, y sólo de sus sueños, porque Max no existe.
Pero cuando Alice entra a clase en su primer día en la nueva escuela, se lo encuentra allí sentado. ¡Increíble! Pero resulta que el Max real no se parece en nada al Max de sus sueños, y conocerse en la vida real no es tan perfecto como Alice esperaba.
Cuando sus sueños empiezan a mezclarse peligrosamente con la realidad, la pareja se da cuenta que van a tener que dejar de soñar con el otro para siempre. Pero después de un romance de ensueño, ¿les bastará la realidad?
FRAGMENTO
“Ahora que tengo a Max delante, me resulta tan familiar que me siento abrumada. Ésta no es una cara que he fotoshopeado desde la red dentro de mi subconsciente. Éste es el chico que conozco y amo. Mi chico. Él es mío y yo soy…
— ¿Querías algo? —Max ladea la cabeza.
Trago saliva.
— ¿Te… te acuerdas de mí? —pregunto al fin— Y mientras busco en su semblante una señal de reconocimiento (algo como lo que creí ver en la puerta del aula) tengo la sensación de que el corazón ha ido a parar a mi estómago y que las paredes del mismo lo están envolviendo como el caramelo a una manzana de feria.
Una estela de lustroso pelo negro asoma de pronto por detrás del banco de Max y dos brazos bronceados y tonificados le rodean el cuello. Los brazos pertenecen a una chica, y la chica lo está besando.
— Hola —dice la chica-que-por-lo-visto-también-besa-a-Max—. ¿Quién eres tú?
«¿Quién eres TÚ? », me entran ganas de gritarle. Las lágrimas se asoman a mis ojos y estoy haciendo todo lo posible por mantenerlas a raya.
— Es nueva —interviene Max. Por un momento su rostro muestra una pequeñísima señal de empatía, pero es reemplazada de inmediato por su habitual expresión inquietantemente serena—. Alice, ¿verdad?”