Delincuencia vulnera autonomía universitaria
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 3, Jul 2017Como veo, doy
Jorg Palacios
- Muertes, violaciones, suicidios y drogas, en la UNAM
- Desocupación del Auditorio Justo Sierra, sentida demanda
Vaya situación de dificultad por la que atraviesa la comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y no precisamente por las exigencias relacionadas con las actividades propias de la academia, la docencia o la investigación, ni tampoco por justas deportivas con las que emblemáticamente se identifica a la máxima casa de estudios del país, no, es algo más serio, y eso de alguna manera mantiene en alerta amarilla al campus universitario.
No estamos hablando del secuestro de las instalaciones del Auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, no, el asunto es más delicado, hoy de lo que se habla y se rumora en los pasillos universitarios es de la presencia del crimen organizado y esto se puede constatar con acontecimientos que están a la vista de la comunidad: muertes, violaciones, suicidios, drogas.
Asaltantes, distribuidores de drogas y vándalos, son (entre otras acciones delictivas) las que en los últimos meses los universitarios y padres de familia han denunciado en el sentido de que las ilícitas actividades se están apoderando de algunos espacios de la UNAM y, como es de suponerse, eso pone de nervios a más de un estudiante, profesor, investigador, trabajador o cualquier usuario de los servicios que brinda esta casa de estudios.
El rector de la UNAM, Enrique Graue, dijo que la presencia de narcomenudeo en las instalaciones de esa casa de estudios es “innegable”, al tiempo que advirtió que la institución educativa nunca será “un lugar de impunidades”.
Ante miembros de la Junta de Gobierno y del Instituto de Ciencias Nucleares, aseguró que “la Universidad Nacional ha sido y será un espacio abierto de tolerancia, pluralidad y libertad y nunca un lugar de impunidades”.
Que bueno que el rector Enrique Graue ya toma cartas en el asunto, porque, en sus propias palabras, “la UNAM nunca será espacio para la impunidad”.
Es cierto, en la casa de estudiantes, maestros, investigadores y trabajadores universitarios, son inadmisibles cualquier tipo de actividades relacionadas con el crimen organizado, como inadmisible que las autoridades correspondientes no hagan nada al respecto, y en este caso la responsabilidad de vigilancia y seguridad no debe estar solamente en el lado auriazul, no, en el marco de la autonomía universitaria al asunto deben entrarle las policías capitalina y la federal, y es ahí donde los servicios de inteligencia deben dar muestras de su trabajo.
Por lo pronto y por la gravedad del tema, donde diversas versiones en la opinión pública hablan de la presencia de células del “cártel de Tláhuac”, la Universidad Nacional Autónoma de México ha señalado lo siguiente:
“1.- Hasta ahora, la administración central de la UNAM ha trabajado para combatir a narcomenudistas, de acuerdo con la información proporcionada por las autoridades responsables en el país y en la ciudad. Como dimos a conocer, de enero a la fecha han sido detenidos 13 sujetos presuntamente relacionados con la venta de drogas.
2.- La Universidad exige una investigación a fondo sobre la presunta existencia de un cártel dentro de instalaciones universitarias; que se lleven a cabo las acciones conducentes para desactivar posibles nexos, así como el deslinde de responsabilidades.
3.- Esta casa de estudios refrenda su decisión de continuar impulsando las acciones de seguridad necesarias para garantizar el bienestar de su comunidad”
¿Hasta cuándo? Era la pregunta que en los últimos meses había rondado por el edificio de la rectoría universitaria, por lo menos ya hay reconocimiento de estos hechos delictivos, ahora solo falta esperar resultados para que ningún espacio universitario sea base de operaciones de la delincuencia organizada y en esta demanda nos corresponde a todos los mexicanos observar y exigir el cumplimiento de este compromiso entre las autoridades.
Así que en esa tarea estaremos pendientes.
VA MI RESTO.- Y ya que hablamos de impunidad, también sigue pendiente la desocupación total del auditorio de Filosofía y Letras, que fue indebidamente ocupado desde hace diecisiete años por un grupo de vándalos, fósiles y porros, quienes en lugar de libros ocupan el lugar para organizar fiestecitas; planear robos; servir de refugio y ser centro de distribución de todo tipo de drogas, sí, de eso los acusan y por eso deben salir a la voz de ya.
Y para no ir muy lejos, no duden ustedes que ahí está el origen de ese narcomenudeo que tanto se habla en los últimos días en la UNAM.
Así que a este asunto solo hay que ponerle un poquito de inteligencia y ya, ¿o acaso para ellos seguirá la impunidad?
Diecisiete años de una invasión cobijada en principios de tolerancia, pluralidad y libre manifestación de las ideas, eso es lo que una mayoría ha visto en todo este tiempo, pero todo tiene un límite, y en el caso de los ocupantes del auditorio Justo Sierra el tiempo ya se agotó. Si por las buenas y en el marco de un diálogo respetuoso sus actuales ocupantes no han querido abandonar esas instalaciones, lo que sigue es la ley.
“Que desocupen el auditorio Justo Sierra”, es una exigencia de casi la totalidad de los alumnos, es decir estamos hablando de cerca de 342 mil matriculados, sin contar la plantilla de profesores y trabajadores administrativos, eso dentro de la UNAM, pero la exigencia también está afuera de las instalaciones universitarias, por lo que solo hace falta una decisión para lograr tales propósitos, y hasta ahí porque como veo, doy.