Política+negocios=corrupción
Francisco Rodríguez viernes 30, Jun 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Rodrigo Ruiz de Teresa peca de ingenuo… o es un cínico redomado que desconoce los mínimos de los equipos de espionaje que comercializa. Para desembarazarse del problema en el que está metido, ha dicho a sus amigos y allegados que la pista para hallar a los autores del espionaje a periodistas y miembros de organizaciones sociales puede encontrarse en una auditoría —por lo que la PGR está solicitando los aparatos telefónicos de los espiados—, la cual no opera en casos donde existan “sistemas satélite”, porque hacen uso en forma remota de servidores que no están en el país.
Ruiz de Teresa, quien descompuso su apellido para dejarlo en Ruiz Treviño, ha brincado a la infamia pública a raíz del reportaje del The New York Times del último 19 de junio, donde se denuncia el espionaje a civiles no relacionados con el crimen ni con el terrorismo, es miembro de la segunda camada de empresarios y funcionarios públicos que alimenta los vastos intereses económicos de Emilio Gamboa Patrón en la industria radiofónica, de telecomunicaciones, aviación, laboratorios farmacéuticos, empresas de proveeduría de aparatos y equipos médicos, turística y, entre otras, de la construcción, lo que le permite tener “invertidos” más de 500 millones de dólares en obra pictórica, de acuerdo a una reciente valuación de una casa de subastas neoyorquina.
El papel de Ruiz de Teresa y/o Ruiz Treviño como proveedor de los equipos de espionaje, que asumió al calor de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012, ha dejado una vez más al descubierto el entramado política-negocios-corrupción.
El neoempresario tecnológico que antes de la incursión al ámbito federal fue restaurantero, hoy vende no sólo equipos de la israelí NSO, cual Pegasus, al que quizá erróneamente se atribuye ser el medio para la intrusión subrepticia de los teléfonos celulares de periodistas y miembros de organizaciones sociales, sino también RCS de la italiana Hacking Team, en permanente competencia con la empresa cuya bandera nacional tiene como símbolo a la estrella de David.
Una competencia feroz que ha llevado a “sembrar” en equipos de una y otra compañías, virus conocidos como troyanos para hacer creer que es la isarelí la que hace tareas que en realidad lleva a cabo la italiana, cual se leyera en un reportaje de Motherboard, donde un defensor de derechos humanos en los Emiratos Árabes Unidos, Ahmed Mansoor, sufrió un intento de espionaje a su teléfono de Apple, supuestamente con el malware Pegasus.
Extraña situación, porque los Emiratos, desde 2008, tradicionalmente habían usado para sus tareas de espionaje equipos de Hacking Team y de de FinSpy, tras su fracaso con la tecnología SS8 para intervenir Blackberries, entonces muy de moda.
En el reporte de Motherboard, asimismo, refieren la dirección IP de la computadora de un empleado de NSO. Pero, me dicen los expertos en el tema, “eso es imposible, porque todo NSO, lo mismo que sus clientes, operan a través de anonimizadores de tráfico”, por lo que no puede darse lo expuesto en tal artículo. Los mismos expertos consultados señalan que cada vez se vuelve más habitual que una empresa responsabilice a la otra. “Una maniobra de distracción o decoy —señuelo—, como llaman los gringos a este tipo de trampas, para evitar que la atención recaiga en el perpetrador original de los ataques”.
¿Fue este el caso del espionaje denunciado por el NYT hace dos semanas? ¿Una empresa como Hacking Team responsabilizó a NSO y a su malware Pegasus para que nadie llegara al fondo y descubriera que, en realidad, la herramienta espía fue RCS?
A Ricardo Anaya lo habrían espiado desde el gobierno de Puebla
El caso del espionaje telefónico a Ricardo Anaya, dirigente nacional del PAN, confirma un ataque con equipo de Hacking Team. Ha dicho que recibió un mensaje SMS, que posiblemente contenía un vector para infección, lo cual no hace Pegasus, pero sí Remote Control System (RCS). Los especialistas así lo advierten, “por lo básico”.
Agregan que no es característico a la forma de ataque para un blanco como él, altamente sensible. Para este tipo de personajes se emplean habitualmente sistemas stealth o sea de forma subrepticia, sin que el usuario tenga que dar un click en un mensaje ni nada que se le parezca.
Apuntan, asimismo, que el gobierno de Puebla ha utilizado el sistema RCS desde hace cuatro años, en tiempos de Rafael Moreno Valle.
¿Hubo moche$ para quienes han comprado equipos de espionaje en este sexenio? ¿Vendió con sobreprecio, como se acostumbra en estos casos, la empresa de Rodrigo Ruiz de Teresa, para hacer llegar el tributo correspondiente a quienes le consiguieron los “bisnes”?
Y le digo que es “como se acostumbra”, porque el 13 de Junio de 2013 le platiqué aquí que “a cambio de apoyos poco claros para la frustrada campaña presidencial del panista Ernesto Cordero Arroyo, el fallido gobierno calderonista permitió y quizá hasta alentó que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) hiciera un sobrepago de casi 105 millones de dólares al proveedor de equipos de cómputo para espionaje –intervención de conversaciones en teléfonos móviles, extracción de mensajería (SMS), correos electrónicos, listas de contactos, fotografías– al proveedor José Susumo Azano Matsura, hoy a la espera de que una Corte de San Diego lo condene, por haber financiado la campaña política de un candidato a alcalde de esa ciudad, lo que está prohibido a extranjeros, ya que él es mexicano.
En aquella ocasión le platiqué que, según la prensa israelí, los equipos vendidos por Azano Matsura –el sistema de espionaje Pegasus— tuvieron un costo de 15.5 millones de dólares y él los revendió a la Sedena, en varias etapas, en un monto superior a los 120 millones de dólares, lo que representa un margen bruto de utilidad del 875% sobre el precio de venta. En otros dispositivos vendidos al Ejército, el margen “de utilidad” —un verdadero robo— varió del 40% hasta el 60% del monto de sus contratos, basados en la información pública a la que se tuvo acceso.
Todavía más: La Sección Segunda del Estado Mayor de la Sedena (Inteligencia) informó a sus superiores, en su momento, sobre el artículo aparecido en uno de los medios informativos de Israel el 18 de octubre de 2012, donde se da cuenta del verdadero costo de Pegasus, pero dicen que por discreción e institucionalidad –whatever that means between the green people— nunca prosperó una investigación ordenada al respecto.
¿A dónde, entonces, fueron parar esas exorbitantes “ganancias” de José Susumo Azano Matsura?
Muy buena parte de ellos a la campaña de Cordero que nunca llegó a buen puerto.
La historia retrata de cuerpo entero la corrupción de los blanquiazules que antes y después de usufructuar el poder público para su beneficio, se desgarraban las vestiduras y se mesaban las barbas apuntando con índice flamígero a los corruptos priístas.
Más adelante, el 14 de enero de 2014, le comenté aquí en el Índice Político que Ernesto Cordero, en tanto fungía como secretario de Hacienda, se benefició del fraude a la Secretaría de la Defensa Nacional con aquella escandalosa adquisición de equipos para espiar telefonía celular y de radiocomunicación —sistema Pegasus— por un monto de 5 mil millones de pesos, cuando los equipos importados por Susumo Azano Matsura tenían un costo de 15.5 millones de dólares y él los revendió a la Sedena, en varias etapas, en un monto superior a los 120 millones de dólares, lo que representa un margen bruto de utilidad del 875% sobre el precio de venta.
Y el 20 de junio de 2014, a raíz de la publicación anterior, le daba cuenta de que las “ganancias” de Azano no sólo fueron repartidas con Ernesto Cordero y César Nava, sino también con Miguel Ángel Yunes Linares.
Azano Matsura es arquitecto de profesión. Tiene 48 años de edad. Reside en Coronado Cays, en la isla de Coronado del condado de San Diego, y su residencia se ubica en el número 1 de Bucaneer Way —¿dónde más, si no podría vivir un bucanero?—, aunque antes habitaba en la casa 8 de la calle Green Turtle. También posee un departamento en una de las torres que Donald Trump construyó sobre la avenida Collins en las cercanías de Miami Beach, precisamente en la ciudad de Hollywood. Para sus traslados usa un impresionante avión G4 Gulfstream, con matrícula estadounidense N272TX, fabricado en 1997.
¿Tiene una fortuna similar el Azano de este sexenio, Ruiz de Teresa y/o Ruiz Treviño? Política +negocios = corrupción. La fórmula no falla. ¿Ustedes qué harían?
Índice Flamígero: Por cierto, los sistemas “oficiales” de Pegasus, los que admiten haber comprado para el CISEN, la PGR y la Sedena tienen una pista de auditoría. No es fácil borrarla ni modificarla. Esto permite que se tenga acceso a la lista de todos los teléfonos que han sido interceptados por esas dependencias del gobierno. El fabricante tomó esas medidas de seguridad, porque en países como el nuestro, algunos operadores se tomaban libertades para espiar a conocidos de ellos. Así que, si la PGR —a la que se le dijo que investigara, tras la denuncia de los afectados— quiere llegar al fondo, lo único que debe hacer es acceder a esa herramienta de Pegasus y permitir que un grupo independiente de ciudadanos verifique si los periodistas y activistas sociales fueron o no espiados por ellos. El problema es que van a aparecer toooodos los números telefónicos que han estado y están en la mira del #GobiernoEspía. ¿Se atreverían? + + + Escribe el político oaxaqueño Jesús Martínez Álvarez en su muro de Facebook, una opinión informada muy digna de tomar en cuenta: “Las Entregas Pactadas: El pasado 15 de abril, fue capturado Javier Duarte. Con él se encontraban todos sus hijos, su esposa y su cuñado con su familia. Se dieron dos versiones oficiales: una, que le tocaron la puerta del cuarto, se entregó sin ofrecer resistencia; la otra, también oficial, que lo detuvieron en el lobby del hotel. Lo cierto es que la esposa, Karime Macías, sus hijos y el resto de la familia, fueron a despedirse de Javier Duarte, porque la entrega a las autoridades ya estaba pactada y habían llegado a un acuerdo sobre los términos en los que la PGR solicitaría la extradición. La propia Fiscalía de Guatemala declaró… ‘en el momento en que el gobierno mexicano quiera llevarse a Duarte, nosotros lo deportamos, porque entró de manera ilegal al país’. Resulta sospechoso que no se haya utilizado este mecanismo para traerlo a México y pueda ser juzgado de acuerdo a nuestras leyes, basado en las múltiples denuncias ante la PGR, tanto de la Auditoría Superior como del gobierno de Veracruz. El pacto que Javier Duarte tenía para entregarse era conocer los términos de la extradición. Él había convenido que no fueran delitos que lo pudieran meter en problemas: desde el punto de vista jurídico; que no se tocara por ningún motivo a su esposa; a ninguno de sus familiares cercanos, incluyendo a sus suegros y a ciertos funcionarios cercanos a él. Otro dato importante es que la Sra. Karime Macías ya tenía los boletos para que ese mismo día saliera con sus hijos a Colombia y al día siguiente a Inglaterra; desde luego estos boletos fueron comprados con mucha anticipación. Se trata pues de una entrega pactada. No es casual ver la alegría de Javier Duarte al conocer los términos de la extradición, porque comprobó que sí se cumplió lo pactado, porque los delitos que se señalan los va a librar con mucha facilidad ante las autoridades mexicanas. Tiene otra orden de extradición y ahí vendrán los delitos ‘aparatosos’: lavado de dinero, delincuencia organizada, para que se tenga la impresión de que el gobierno ‘va con todo’. Después de enterarnos de esta serie de hechos, todos comprobados, la versión que se dejó correr de que Duarte apoyó con más de mil millones de pesos la campaña presidencial se confirma y por lo tanto en ningún momento va a pisar una cárcel.” Ahora se entiende la sonrisa de Javidú, ¿a poco no?
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