¿Kala o lady Greystoke?
Francisco Rodríguez jueves 4, Nov 2010Índice político
Francisco Rodríguez
TODO AQUÉL QUE haya leído a Edgar Rice Burroughs sabe que “Tarzán” tuvo dos madres. Lady Alice Greystoke, quien fue la biológica, y Kala, una mona de nueve años, que lo amamantó y lo llevó a ocupar el papel de “el rey de la selva”.
¿A cuál de esas dos madres se refirió Vicente Fox a inicio de esta corta semana, cuando acusó que los gobernantes latinoamericanos -el que ocupa el cargo en México incluido- se creen “la mamá de Tarzán”.
A Fox lo entrevistaba Xavier Bastantes, editor de Líderes del diario ecuatoriano “El Comercio”. Hablaba con éste del descuido de prácticamente todas las áreas de la administración pública -educación, salud, indígenas, vivienda, desarrollo económico, bienestar de la sociedad-, por dedicar todo el tiempo a temas de seguridad y drogas.
— ¿El presidente mexicano Felipe Calderón está descuidando lo uno por privilegiar lo otro; es decir, la fuerza? -preguntó Bastantes, conocedor de que las palabras del ex presidente iban calculadamente dirigidas a quien, por el fallido fallo de un tribunal, se convirtió en su sucesor.
— Cómo no puedes pedir lo otro -respondió Fox- si todos los días amaneces con información de más muertos, de más acciones de violencia, cómo se puede pensar constructivamente. Déjeme decir un axioma poderoso: los humanos desarrollamos nuestro máximo potencial, damos lo mejor, tenemos los mejores resultados, cuando actuamos en un ambiente de tranquilidad, de armonía, de estabilidad, de paz. Cuando no se tiene esto no funciona ni la empresa ni la persona ni la familia. Entonces, si yo pienso que hay que cerrar este tema y concentrarnos en los verdaderos caminos del desarrollo y eso no es más que el trabajo, el estudio, los gobiernos deben ser humildes, que no se sientan la ‘mamá de Tarzán’ que sean verdaderamente servidores de la sociedad y la ciudadanía, gobiernos que reconozcan que la riqueza la genera el sector privado.
Fox pluralizaba en la entrevista. Hablaba en tercera persona del plural: ellos, los gobernantes latinoamericanos, cuando en realidad ansiaba hablar en la tercera persona del singular: él, Calderón, se siente “la mamá de Tarzán”.
Por eso, mi pregunta. ¿A cuál de los dos personajes de Burroughs se refería el avecindado en Guanajuato? ¿A Lady Greystoke? ¿A Kala, la mona?
Porque la primera sí fue, efectivamente, la progenitora del personaje de la narración del escritor inglés -“no digo que la historia es verdadera, porque no presencié los acontecimientos que describo, pero… hay la sinceridad de mi propia creencia de que puede ser verdad…”-, mientras que la mona sólo creía serlo.
¿Qué rol jugó Kala en la manada de simios a la que se asimiló el heredero de los Greystoke? ¿Se sentía la importante, la imprescindible, la “uy-uy-uy-uy”? ¿La muy mona?
Y en tal papel, ¿abandonaba sus demás deberes para con la manada?
Calderón, por su parte, sí ha abandonado prácticamente todas las tareas gubernamentales -de ahí la ingobernabilidad que sufrimos en el país-, porque está entretenido jugando a ratos a “los policías y delincuentes”, cuando no a “los soldaditos”. Quienes le han visitado en el despacho que ocupa en Los Pinos, lo encuentran invariablemente frente al monitor de una PC leyendo los mensajes que, desde otra terminal, le envía Genaro García Luna, su encargado de la (in)Seguridad Pública.
Y en privado como en público no habla de otro tema que no sea ese el de sus juegos -juegos criminales, pues en su saldo lleva ya más de 30 mil cadáveres- y el de sus obsesiones.
¿Es por eso que se siente “la mamá de Tarzán”?
Valiente sentimiento que vale lo que se le unta al queso en razón de desarrollo, progreso, paz social.
Le consta a usted que no soy fan de Fox. Pero esta vez, ardido por el golpe en los bajos que le propinó Calderón en una entrevista con la BBC británica, ha hablado con sensatez y verdad.
Esta frase, la de la progenitora del rey de los monos, y aquella otra de “¡me van a extrañar!”, reivindican al nativo del DF que fuera gobernador de los guanajuatenses, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: En Washington, Barack Obama se apresuró a asumir su responsabilidad en la derrota que su partido, el Demócrata, sufrió este último martes. En México, en 2009, ante una tunda muy similar por parte del PRI, Felipe Calderón prefirió escabullirse e inculpó a Germán Martínez de la paliza que le propinó el PRI. ¿Será por eso que el ex dirigente del blanquiazul, echado de fea forma, habla hoy del “post-calderonismo”?