Elección 2018, entre alianzas y frentes
Roberto Vizcaíno lunes 26, Jun 2017Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
A un mes y días del inicio formal del proceso electoral de 2018, el más grande que haya enfrentado el país, las 4 fuerzas políticas predominantes han decidido ir en alianzas y frentes opositores para buscar la Presidencia de la República y el resto de los cargos en disputa.
Con su Asamblea Nacional en marcha, el PRI anunció además, a través de su secretaria general Claudia Ruiz Massieu, un “golpe de timón”.
No especificó lo que eso signifique para su partido, simplemente aclaró que ese “golpe” es reclamado por la militancia y resto de los ciudadanos.
Mientras tanto, en sendas asambleas de sus órganos directivos, PAN y PRD aprobaron durante el fin de la semana anterior, ir a la integración de un Frente Opositor.
Para todos es inocultable que esa aprobación fue sólo la oficialización del anuncio hecho por Ricardo Anaya y Alejandra Barrales previa la elección del pasado 4 de junio, y que sólo significa una cosa: ir con candidato único, común, a la Presidencia de la República.
Sin oposición interna ni vida partidaria democrática, el presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, fue el primero en anunciar que, por aclamación, iría sólo en alianza con el PT a la contienda presidencial de 2018.
La aprobación del PT a esta alianza se formalizó el pasado fin de semana igualmente por aclamación de sólo uno; su dueño Alberto Anaya.
Del resto de los partidos —Verde Ecologista, Nueva Alianza y Encuentro Social-, ya tienen compromiso de ir asociados con el PRI mientras que Movimiento Ciudadano, propiedad de Dante Delgado, quien fue rechazado por AMLO, al parecer irá sólo a menos que se sume al frente PAN-PRD.
MC podría resultar beneficiado con la posible adhesión de algunos priístas inconformes (algo que ha ocurrido en todas las elecciones anteriores, desde que el ex priísta Dante Delgado fundó en 1999 el Partido Convergencia y que el 31 de julio de 2011 se transformó en Movimiento Ciudadano), y con la fuga de algunos perredistas que no quieren el frente PAN-PRD pero que tampoco quieren irse a Morena.
Al parecer quienes finalmente se irán con AMLO son los de Izquierda Democrática de René Bejarano y Dolores Padierna, y algunos de los pocos que forman la corriente del colimense Carlos Sotelo.
En fin, un reacomodo que reorientará en los siguientes meses la gran contienda por Los Pinos de junio de 2018.
¿Y entonces quién ganará?
Creo que dependerá mucho del candidato del Frente PAN-PRD y del que lancen Enrique Peña Nieto-PRI y aliados.
A López Obrador —a contracorriente de sus fieles seguidores-, sigo sin verle muchas posibilidades.
Sin duda el Peje (lagarto) va a pelearla con todo. Es su última oportunidad. Simplemente no me lo imagino en la campaña de 2024. Iría con bastón o carrito eléctrico.
Sin duda el Big Data (que operó eficazmente en favor de Alfredo del Mazo y del PRI en el Estado de México) y las estructuras políticas mexicanas ancestrales, territoriales y de intereses económicos inmensos, en los que juega ahora abiertamente el Establishment estadounidense (ya se la cantaron en contra las más importantes calificadoras y el secretario de Estado de Trump), pero sobre todo su inconmensurable tozudez y soberbia, no están a su favor.
En este escenario de alianzas, Frente Opositor y candidatos comunes, y de sumas en contra, va a ser muy difícil que funcione el plan de Andrés Manuel (explicitado por Ricardo Monreal hace unos 10 días), de ir en busca de 4 millones más de votos que en 2012 (cuando AMLO obtuvo 15 millones 896 mil 999 votos), para alcanzar 20 millones de votos que según él le darán acceso a poder dormir en donde lo hacía Benito Juárez en Palacio Nacional.
Cierto, falta también ver quién sería el candidato común de PAN y PRD porque eso supondría que se quedarían fuera (calladitos y sin respirar, y además aplaudiendo y echando porras al ganador), al menos 11 de los siguientes aspirantes:
Por PRD los gobernadores Miguel Ángel Mancera, Graco Ramírez, Silvano Aureoles y Arturo Núñez.
Por PAN Ricardo Anaya, Margarita Zavala, el ex goberndor poblano Rafael Moreno Valle, los senadores Juan Carlos Romero Hicks y Ernesto Ruffo, el ex canciller Luis Ernesto Derbez y los gobernadores Miguel Ángel Yunes y Javier Corral.
No menos complicado se ve el escenario para el Peña Nieto-PRI y aliados, por más que el mandatario haya ya amarrado la lealtad de sus 15 gobernadores (14 del PRI y el verde Manuel Velasco de Chiapas), y tenga en su puño a todos los aspirantes, a saber: Luis Videgaray, Enrique Ochoa Reza (quienes dicen que ellos no juegan), Miguel Ángel Osorio Chong, José Antonio Meade, Aurelio Nuño, José Narro y Federico De la Madrid.
Por lo pronto el escenario de quienes van con quienes está ya delineado. Y ese es un paso importante.
Simplemente no le creen
Hacia fines de la semana anterior, el presidente Enrique Peña Nieto le salió al frente a la afirmación de The New York Times de que su gobierno espía no sólo a los malos del crimen organizado y el narco, sino también a periodistas críticos y otros opositores.
Desde Guadalajara –primero en un discurso y luego en una conferencia de prensa-, insistió hasta la saciedad que su gobierno no hace tal cosa ni cómo política ni como acción aislada.
Subrayó que la PGR se encargará de indagar si algún funcionario por su cuenta ha realizado o realiza algún tipo de espionaje, y que en caso de que así sea, ese alguien será sancionado.
Aceptó Peña Nieto que, como otros muchos gobiernos en el mundo, el suyo sí cuenta con las herramientas para espiar, pero que las usa sólo para combatir al crimen organizado.
No pudo dejar de criticar que “es muy fácil señalar y apuntar con el dedo, y hacer una especulación, y convocar a la especulación sobre este señalamiento y una afirmación que carece de sustento” para culpar de eso y más a su administración y a él en lo personal.
Y afirmó:
“Somos un gobierno democrático… un gobierno que respeta las libertades individuales… un gobierno que respeta lo que cada mexicano piensa… somos absolutamente respetuosos y tolerantes de cualquier crítica… somos un gobierno que respeta la libertad de expresión, respeta el sentir, la manera de pensar de cada ciudadano, esté o no del lado del gobierno, pero siempre hemos sido respetuosos”.
Pero pocos le creyeron.
¿Ahora sí a Jalisco?
Arturo Zamora ha esperado ya 12 largos años para cobrar una afrenta al PAN y colocarse como un buen precandidato a la gubernatura de Jalisco.
El hoy senador con licencia y líder de la CNOP del PRI dio el fin de la semana un pasito más hacia esa aspiración, al presentar en Guadalajara y ante más de 2 mil jóvenes tricolores, su agenda anticorrupción que, prometió, presentará a la Asamblea Nacional de su partido en agosto próximo.
Zamora estuvo en 2006 a punto de ser gobernador en su estado, pero una sucia maniobra panista de cierre de campaña le impidió llegar. Lo acusaron de vínculos con el narco, cosa que luego de la elección fue desmentido por la PGR y la DEA. Ya para entonces era tarde.
Hoy Zamora ya está curado de espanto, y construye con firmeza su posible candidatura.
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