Los derechos de todos
¬ José Antonio López Sosa lunes 26, Jun 2017Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En teoría todo ciudadano debiera tener los mismos derechos, así lo indica con claridad nuestra Constitución Política en su artículo primero:
En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Si todas las personas gozamos de los derechos humanos reconocidos en nuestra carta magna, ¿por qué seguimos hablando de minorías o de cuestiones de género?
Ayer se llevó al cabo en la Ciudad de México la marcha del orgullo LGTBIT, donde integrantes de esta comunidad manifiestan su rechazo a la intolerancia de la cuál son objeto en diversas zonas de la República, asimismo para festejar por las entidades que les reconocen sus derechos como a cualquiera otro ciudadano.
Si fuésemos una sociedad coherente, no debieran existir esas protestas porque la totalidad de la federación reconocería los derechos de todos, independientemente de la orientación sexual o la apariencia física.
En la Ciudad de México las leyes reconocen los derechos de todos (como debiera ser de acuerdo a la Constitución) y desde hace años se permite el matrimonio entre hombre y mujer, hombre y hombre o, mujer y mujer, cualquier tipo de pareja tiene el derecho de adoptar a un menor.
Lamentablemente aún hay mentes obtusas que se oponen a ellos, el famoso e intolerante hashtag #NoTeMetasConMisHijos y todos quienes convergen son prueba de ello.
Es tan sencillo como lo describen en los memes de las plataformas sociales: si no le gusta el aborto, no aborte; si no le gusta la homosexualidad, no sea homosexual; si no le gustan los matrimonios entre personas del mismo sexo, no se case con alguien de su mismo sexo. Pero, ¿por qué la necedad del todos deben pensar y creer lo que yo?
Tengo una esposa y un hijo de casi dos años, no vemos complicación alguna que en su escuela, tenga compañeros o compañeros cuyas familias sean integradas por personas del mismo o diferente sexo, no vemos complicación en que tenga compañeros con la orientación sexual que sea —incluyéndolo a él mismo—.
Todos somos iguales ante la ley, ¿es muy difícil de entender para esos grupos ultraconservadores?
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