Comicios extraordinarios
Ramón Zurita Sahagún lunes 19, Jun 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La petición panista de que se anulen los comicios del pasado 4 de junio en dos de los tres estados en que se eligió gobernador es una muestra más de que los propios partidos y sus candidatos tienen poco respeto por la decisión ciudadana.
Es el clásico si gano lo reconozco, si pierdo lo impugno, como una salida fácil de su incapacidad para convocar a los electores para que sufraguen en su favor.
Coahuila y el Estado de México estuvieron llenos de irregularidades, como todos los estados en los que se celebran procesos electorales y los partidos abusan de todo, desde el rebase de los topes de campaña, el uso indiscriminado de los recursos públicos (en su caso de los partidos que gobiernan), las dádivas para que voten por ellos, etc.
Nayarit, estado en que ganó el PAN, por supuesto no es impugnado por este partido, como sucede normalmente con ganadores y perdedores.
El poco respeto a la voluntad popular y los abusos que se cometen son la muestra de que México no alcanza una democracia plena.
Se avanza, pero a pasos lentos y siempre a conveniencia de unos u otros, porque la mayoría de las leyes son hechas a modo de quienes tienen la mayoría en el Congreso.
Los partidos piden nulidad de los comicios, pero eso pocas veces se da, solamente en aquellos casos en que vergonzosamente se confirman los abusos y trampas cometidas durante los comicios o los procesos electorales.
Hasta ahora, nunca se ha visto que unos comicios se anulen por el rebase de los topes de campaña, lo que sucede cotidianamente de parte de unos y otros y al final de cuentas, cuando son sumamente escandalosos y visibles, se procede a cuantiosas multas que los partidos pagan con gusto.
En la historia reciente del país, poco son los casos de nulidad de los comicios y, por lo regular, se dan cuando se confirma que los gobernantes se inmiscuyen en el proceso electoral, a favor de uno de los partidos.
Tres veces se ha declarado nulidad en unos comicios, Tabasco fue el primero en el año 2000 y Colima en dos ocasiones 2003 y 2015.
En el año 2000, el máximo tribunal del país en materia electoral ordenó repetir los comicios de gobernador en Tabasco; la misma sentencia aplicó ya dos veces en Colima: en el 2003 y el 2015.
Curiosamente, las tres ocasiones los afectados fueron los candidatos del PRI, supuestamente ganadores, el tabasqueño Manuel Andrade Díaz y los colimenses Gustavo Alberto Vázquez Montes y José Ignacio Peralta Sánchez, aunque en la repetición de los comicios, los tres triunfaron nuevamente.
La primera ocasión sucedió en Tabasco, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revocó la sentencia de mayoría dada al candidato priísta, Manuel Andrade Díaz (hoy diputado local), como resultado de los comicios del 15 de octubre del año 2000.
La razón de la impugnación se consignó en 900 cuartillas, donde el PRD acusaba que en los consejos distritales de 682 casillas, se abrieron de manera ilegal los paquetes electorales. En esa ocasión, el PAN se sumó la causa perredista impugnando la votación de 1,397 casillas, por lo que el fallo inatacable, aplicado mediante la “nulidad de elección por causa abstracta”, consistió en declarar que en Tabasco se violaron principios constitucionales.
Lo sucedido en Colima fue en dos ocasiones, bajo los gobiernos de Fernando Moreno Peña y Mario Anguiano Moreno.
En octubre del 2003, tres meses después de los comicios en Colima, la sala superior del TEPJF consideró fundados los argumentos que, por la vía legal, promovieron PAN y PRD, por lo que procedió a decretar la nulidad de elección de gobernador.
Una docena de años después en el mismo mes de octubre, pero del 2015, los magistrados electorales federales declararon, por segunda ocasión en aquel estado, la nulidad de las elecciones de gobernador en que triunfó el priísta Peralta Sánchez.
En la primera, la del 2003, el priísta Gustavo Vázquez Montes ganó con amplitud y lo ratificó en los comicios extraordinarios; mientras que en 2015, el también priísta triunfó por solamente 503 votos, por lo que generó muchas dudas sobre ello, aunado a la presentación de un video en que el secretario de Desarrollo Social del estado, Rigoberto Salazar Velasco, admite ante el Congreso local que es suya la voz en unos audios en los que ordena apoyar al candidato del PRI, José Ignacio Peralta.
El TEPJF ordenó al Congreso de Colima convocar a elecciones extraordinarias, lo que implica el nombramiento de un gobernador interino que asumió el 1 de noviembre.
Además, en la sentencia se pidió investigar al procurador general de Justicia estatal, Marcos Santana Montes.
Como en los casos anteriores, los partidos mantuvieron a sus candidatos para la elección extraordinaria y nuevamente el priísta José Ignacio Peralta Sánchez ganó, ahora con mayor amplitud a su adversario panista, Jorge Luis Preciado, por lo que ya no existieron objeciones ni impugnaciones de ninguna clase.
Salvo esas tres ocasiones, en la democracia mexicana es sumamente difícil que procedan las impugnaciones que den como resultado la nulidad de los comicios, aunque con todo y ello, los partidos las piden constantemente, cuando no están conformes con el resultado de las urnas.
Habrá que esperar cuál será el resultado de dichos comicios, aunque en el caso del Estado de México se tienen hasta mediados de agosto para resolver, mientras que para el caso de Coahuila, el tiempo es hasta finales de noviembre.