La lucha por las alianzas
Ramón Zurita Sahagún martes 13, Jun 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
México es un país en donde las alianzas se han vuelto necesarias para acceder al poder y ganar los comicios.
Por muchos años, los partidos que han ganado la Presidencia de la República han requerido de esas alianzas, con excepción del PRI en 1988, con Carlos Salinas de Gortari y en 1994, Ernesto Zedillo Ponce de León y Acción Nacional que en 2006 también ganó solo, sin ninguna coalición o alianza, con su candidato Felipe Calderón Hinojosa.
Antes de eso y desde la multiplicación de los partidos políticos, todos habían requerido, para bien o para mal, de las alianzas y el respaldo de otros partidos para ganar la Presidencia de la República.
Eso inició en 1958, cuando los supuestos partidos de oposición, Auténtico de las Revolución Mexicana, Popular Socialista y el efímero Nacionalista Mexicano, se subieron al barco priísta que había postulado a Adolfo López Mateos como su candidato.
Lo que aportaron estos partidos fue nada, ya que el PRI obtuvo el 89 por cientos de los sufragios y los otros contribuyeron con el 0.29 por ciento el PARM y el Nacionalista, mientras que el PPS obtuvo el 0.08 por ciento de los sufragios, aunque no existía la cuota mínima de sufragios para mantener el registro, como si se requiere en la actualidad.
Seis años más tarde, Gustavo Díaz Ordaz compitió por el PRI y fue respaldado nuevamente por el PARM y PPS, partidos rémoras que arrastraría durante casi toda su existencia, obteniendo el 89 por ciento de los votos, contabilizados los pocos que le daban sus aliados.
Para 1970, los mismos partidos Auténtico de la Revolución Mexicana y Popular Socialista se aliaron con el PRI para respaldar la candidatura de Luis Echeverría Álvarez, quien ganó, aunque bajó la votación de los anteriores triunfadores, ya que consiguió solamente el 82 por ciento de los votos.
José López Portillo fue candidato único a la Presidencia de la República, por supuesto respaldado por sus eternos acompañantes el PARM y PPS.
Los panistas se dividieron y no quisieron presentar candidato presidencial, mientras que Valentín Campa compitió de manera extraoficial, ya que su partido (Comunista Mexicano) no tenía registro oficial y sus votos fueron catalogados como nulos.
En 1982, los priístas compitieron con Miguel de la Madrid Hurtado como su aliado y apoyado también por PPS y PARM, con un resultado que ya anunciaba la diversificación del voto, ya que solamente obtuvieron el 68 por ciento de los votos.
En esta elección aparecieron nuevos competidores que se sumaron al añejo PAN y se estrenaron en esta competencia; Socialista de los Trabajadores, Demócrata Mexicano, Socialista Unificado de México (sucesor del PCM), Revolucionario de los Trabajadores y Socialdemócrata.
Entre todos obtuvieron el restante 32 por ciento, destacando el PAN con el 15 por ciento.
1988 significó el rompimiento del PRI con sus rémoras, el PARM y PPS, se aliaron con otros partidos, incluidos el Socialista de los Trabajadores, ya transformado en el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional y el también naciente Mexicano Socialista, reemplazo del PSUM, alrededor de la figura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien no ganó, peor puso en riesgo la victoria del priísta Carlos Salinas de Gortari que fue declarado vencedor con el 50 por ciento de los votos.
Seis años más tarde, el priísta Ernesto Zedillo Ponce de León no requirió de alianzas, aunque los porcentajes de votos siguieron bajando, ya que cayó del 50 por ciento, con una votación del 48 de los sufragios contabilizados.
Regresaron las alianzas en 2000, cuando los panistas y verdes decidieron ir en alianza con Vicente Fox Quesada de candidato y rompieron la hegemonía priísta, al derrotarlos por margen de seis puntos, 42 por ciento para la alianza en torno de Vicente Fox, mientras que el PRI cayó al 36 por ciento.
En el 2000 participaron nuevos partidos políticos, algunos de ellos de vida artificial.
Felipe Calderón ganó en 2006 como candidato del PAN, quien decidió no aliarse con nadie y venció a las alianzas formadas por el PRD con Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo y del PRI con el Partido Verde. La diferencia entre el panista Calderón y el perredista López Obrador fue de medio punto porcentual, siendo el porcentaje más bajo de votos con los que ganado un candidato presidencial, apenas rebasado el 35 por ciento.
Para 2012, se recuperó la alianza y el PRI la estableció con el Partido Verde y Enrique Peña Nieto no pasó con su triunfo del 38 por ciento de los sufragios.
En 2018 se avecinan nuevas alianzas, al advertirse que un partido solo es difícil pueda ganar el proceso electoral presidencial de ese año.
La izquierda trabaja en la posibilidad de constituir un alianza entre todos los partidos que lo sitúan en ese lado de la geometría política, aunque uno de los dos principales organismo políticos de esa tendencia, el PRD, analiza si se integra a esa alianza o se va con el partido de la derecha (PAN) como lo ha hecho en tiempos recientes.
Morena ya advirtió que hará alianza solamente con el PT, mientras que Movimiento Ciudadano no ha expresado comentario al respecto.
Los priístas ya tienen cautivo a su partido rémora, el Verde Ecologista de México, pero considera la posibilidad de incorporar a Encuentro Social y Nueva Alianza, para integrarlos en torno a su candidato, aunque los resultados electorales del Estado de México harán reflexionar a los altos mandos del PRI, para determinar si vale la pena o no jalar a estos partidos que piden mucho y aportan poco.