Candidatos perdedores crispan el ambiente social y político
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 12, Jun 2017Como veo, doy
Jorg Palacios
- Sin fundamento, las impugnaciones electorales en Edomex y Coahuila
- Alianza PAN-Morena, otra derrota
No obstante que en la jornada electoral del domingo pasado la mayoría de los participantes hicieron reportes en el sentido de que la misma se llevó a cabo sin contratiempos o incidentes graves que lamentar, desde los primeros minutos del lunes pasado hay actores políticos y sociales que buscan en la etapa postelectoral vender cara su derrota y por la vía jurídica están impugnando, principalmente, los comicios celebrados en los estados de México y Coahuila.
Los inconformes hablan de fraude, robo, elección de Estado, compra de votos, inconsistencias en las boletas y muchos otros argumentos que, según se ve, son producto de la imaginaria popular pero sin validez jurídica.
Los candidatos y partidos derrotados dicen tener elementos de prueba, pero todo indica que estos son los mismos que hasta ahora han circulado en las redes sociales y, ante eso, es obvio que no van a prosperar pues a todas luces forman parte de una campaña que tiene como fin desacreditar y deslegitimar el triunfo de los candidatos del PRI, como tampoco tendrán valor legal recortes periodísticos o historias que tienen sustento en dichos populares: “lo que a mí me dijeron”, “la gente dice que” y así, entre verdades, verdades a medias y mentiras interesadas, los archivos y expedientes seguirán creciendo, lo que en términos mediáticos tendrán algún impacto pero al final de todo eso lo que importará es la legalidad.
En ese contexto, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, aseguró que los candidatos que se declaran ganadores sin esperar los resultados oficiales, como ocurrió en Coahuila y el Estado de México, donde se eligieron gobernadores, fomentan una actitud que, “en vez de ayudar, crispa el ambiente”.
Sin referirse directamente a quienes han desconocido los resultados, como es el caso de Delfina Gómez y Guillermo Anaya, candidatos que no fueron favorecidos con los votos en los estados de México y Coahuila, Córdova criticó que horas después del cierre de las casillas los aspirantes ya se declaraban ganadores, sin tener los resultados oficiales o tendencias preliminares claras.
En el mismo sentido, al referiste con preocupación a la etapa postelectoral que se viven en el Estado de México y Coahuila, Luis Carlos Ugalde, ex presidente del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), vaticinó que este ambiente podría repetirse en las elecciones de 2018 y aseguró que el conflicto postelectoral durará varias semanas hasta que el TEPJF ratifique los resultados.
Al respecto, el coordinador de la bancada priísta en el Senado de la República, Emilio Gamboa, dijo que su partido será respetuoso de las instancias. “No con marchas nos van a hacer perder una elección que se dio con un enorme respeto a la ciudadanía de Coahuila”, apuntó.
En fin, lo cierto es que los escenarios de inconformidad en Coahuila y el Estado de México tienden a continuar, y lo peor en este ambiente de crispación es que Morena, con su líder nacional, Andrés Manuel López Obrador, ha revivido su grito de guerra “al diablo a las instituciones”, lo que confirma una vez más que no sabe perder y, cosa rara, el PAN va por la misma ruta. No se vale, por el bien de los votantes; en reconocimiento a la participación ciudadana y por la consolidación de nuestras instituciones, sean buenos perdedores.
VA MI RESTO.- Uno de los temas que en estos momentos está en el ambiente postelectoral, indudablemente es el de las alianzas, las que se dieron ante del 4 de junio y las que se están dando después de esa fecha.
Por ejemplo, de no haber ido en alianza el PRI en el Estado de México en estos momentos estaríamos hablando de ellos por su derrota, pues sus aliados del PVEM, Nueva Alianza y PES, consiguieron los votos necesarios para llevar a palacio de gobierno al diputado con licencia, Alfredo Del Mazo.
Mucho se habló también de la alianza que nunca llegó entre Morena y PRD, misma que (de haberse conformado) juntos habrían alcanzado un triunfo con una diferencia de más de diez puntos porcentuales sobre la fórmula aliancista que encabezó el partido tricolor.
Según los resultados finales, estos dos partidos, cada uno por separado, sus votos oscilan entre 31% (Morena) y 17% (PRD), que sumados estaríamos hablando de un 48% de la totalidad de los votos emitidos. Pero bien dicen que el hubiera no existe.
Las alianzas políticas, queda claro, para algunos partidos son viables para conservar el poder y en tanto que para otros representa una fórmula para alcanzar la alternancia. En esa tesitura, las alianzas de logran por afinidades políticas y programáticas, pero también las puede haber pragmáticas y estas se realizan aunque ideológicamente sus documentos básicos y programas de acción sean totalmente opuestos, como la que se logró entre el PAN y el PRD el año pasado, donde juntos triunfaron en la gubernaturas de Quintana Roo, Veracruz y Durango.
Pragmatismo lo podemos ver también en la alianza que en Coahuila están formando los candidatos del PAN y Morena, quienes al verse derrotados se han unido y juntos pretenden anular la elección que ganó el abanderado del PRI, Miguel Riquelme.
Aquí lo raro o curioso del asunto es que estos dos partidos han repetido hasta la saciedad que “juntos ni a la esquina”, pero hoy van de la mano en evidente traición a principios e ideales por lo que se anticipa otra derrota, pero ahora entre sus militantes. Por lo demás, en la praxis política esta señala que las alianzas se hacen antes de una elección, después no sirve de mucho, y hasta ahí porque como veo, doy.