El felón fiscal de Chiapas vs la justicia
Francisco Rodríguez jueves 8, Jun 2017Índice político
Francisco Rodríguez
La corrupción es como la humedad, traspasa cualquier intersticio, cualquier reducto, todos los rincones del territorio nacional. Cunde el infame ejemplo de la casta, enquistada a contrapelo de las mayorías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial federales, avanza como un indómito cáncer terminal sobre la nación. No es una expresión, es un hecho comprobado.
Es una metástasis que difícilmente podrá tener cura, porque los ciudadanos no la denunciamos a tiempo. Faltaron agallas para otearla y señalaría con todas sus letras, con todos los efectos dañinos que ha provocado, algunos de ellos, si no todos, francamente irreversibles. Como que la Constitución era un documento que presumía la inocencia. Cuando se señalan los culpables, la legislación exige demasiadas pruebas, como si se tratara de incriminar delincuentes involuntarios, de culpar a incautos primerizos.
La nación zozobra en un mar de inmundicias. El estercolero de esta piara ya llegó demasiado alto y casi no hay para dónde hacerse, pues en el panorama de la administración no hay autoridad ni física ni moral que pueda blandir la espada contra los depredadores. Los corruptos e indolentes han tenido el cuidado de involucrar a todos. El ciudadano está no sólo indefenso, sino inerme.
En el terreno de las autoridades estatales y municipales la conducta se reproduce a una velocidad pasmosa. Los ejecutivos, legisladores y jueces locales han sido inoculados por el mismo virus. Síndicos, regidores y jueces municipales sólo esperan la oportunidad para participar del moche, de la copa de los beneficios indebidos.
Por encima de los estándares de empleo, educación, productividad, ingreso, competitividad, crecimiento económico, sectores industriales o agropecuarios destacados, los índices de corrupción, medidos por los observatorios internacionales de la materia, son francamente escandalosos. Tenemos el primer lugar, sin duda.
No es necesario dar ejemplos: se les exhibe como diversores y dispersores oportunos de su mala conducta. Mientras más ex gobernadores persiga —Javier Duarte, Tomás Yarrington, Roberto Borge, pero no así a los socios más cercanos Moreira, Medina, Hernández—, gana más tiempo, distrae estratégicamente a la opinión pública para que no ponga demasiada atención a sus estropicios. Es el juego pedestre de quienes creen que la gente se chupa el dedo. Que los estrategas son ellos.
Lo mismo los denuesta y los apapacha que los usa como kleenex en sus momentos de incertidumbre, cuando tiene el agua al cuello y necesita tapar porquerías argumentando que trabaja. Fue el caso reciente de la aprehensión de Borge en Panamá, la misma noche que llevaba a cabo el robo del siglo.
Necesitan todo, desde cómplices y autoculpables, hasta testigos que den fe de coartadas salvíficas que los borre del lugar del atraco. Peña Nieto va a Guatemala, apresurando el paso, antes que su cómplice Javier Duarte suelte la sopa y exhiba el monto de su pillaje, la participación comercial en el atraco de los hambreadores.
Se marcha a tiempo también para esquivar la furia popular que se ha desatado en el Altiplano y en varias regiones del país por el cochinero jefaturado desde Los Pinos en que se convirtieron las elecciones para gobernadores del 4 de junio. Huye hasta de su propia sombra; ya no confía en nadie, menos en él mismo.
Cuando se magnifica el ejercicio pertinaz de la corrupción, aparecen sus formas decadentes, los delitos bajunos, tipificados como propios de descerebrados e idiotas por las leyes occidentales. Lo que sería un simple abuso de autoridad, el uso indebido de las facultades legales, se convierte en un vulgar prevaricato.
En Chiapas, el dictar resoluciones arbitrarias en un asunto administrativo o judicial a sabiendas de que se está causando un daño a los ciudadanos, ha sido transformado en su expresión más deletérea en un delito de lesa majestad, porque se hace con dolo punible, porque causando un daño al ciudadano se beneficia la bolsa particular del encargado de justicia.
Lo que hace el fiscal general de Chiapas, Raciel López Salazar, inamovible desde hace una década, es torcer las averiguaciones sobre personas de su agrado, para revertir las bases del expediente , para enderezar acusaciones graves contra inocentes, a sabiendas de que los beneficios engordan sus bolsillos.
Además, Raciel López es tan sucio que inoda en sus decisiones de averiguaciones torcidas a los miembros de la Judicatura que tengan que respaldar en sentencias penales los tiquismiquis que haya arreglado Raciel, para “ponerse la del Puebla” y actuar “conforme a derecho” en cada atraco judicial. Así, nadie puede con Raciel, el adelantado procurador ¿de Justicia? de los chiapanecos.
Dos empresarios chiapanecos, víctimas de la furia del fiscal
Los conocidos empresarios chiapanecos Jorge Alberto y Manuel Enrique Camacho Rincón, destacados ganaderos, transportistas e industriales, accionistas en 35 sociedades mercantiles de esos ramos, han sido las víctimas de la ambición del llamado procurador, el que se complicitó con el hermano de los mismos, Marden José, para despojados de sus bienes y de su libertad, en provecho de los inquisidores con poder.
Se les persigue despiadadamente, no obstante haber sido amparados por el delito inicial de despojo agravado… claro, agravado por Raciel. Al fracasar en la primera intentona, el par de prevaricadores acusaron a los hermanos Camacho de homicidio calificado, en agravio de dos desconocidos. Los jueces federales los exoneraron de principio.
Marden José, cómplice de Raciel, impuso un cerco policíaco eficaz que obligó a los hermanos a salir del estado, toda vez que el procurador había vuelto irrespirable ese aire. A pesar de los reiterados amparos y la manifiesta protección de la justicia federal, la Procuraduría chiapaneca no entiende razones, y los persigue y acosa incesantemente.
Insiste en librar cuantas órdenes de aprehensión crea necesarias para quebrar el ánimo y entregar las naves. A pesar de que las sentencias federales confirman que no se encuentra acreditada la probable responsabilidad de los inculpados.
Por toda respuesta, Marden José y Raciel contestan que se les volverá a consignar, inventando el delito grave que sea necesario y cueste lo que cueste, aunque tengan que involucrar a todas las autoridades chiapanecas. De paso, les tienen prohibido visitar cualquiera de sus empresas, las que languidecen y quiebran con el paso del tiempo.
Raciel ha vuelto un monstruo a Marden José y, en los hechos, lo ha convertido en el dueño de esas empresas, manejando a placer los dividendos y beneficios con los que surte adecuadamente al procurador Raciel. Las familias de Jorge Alberto y Manuel Enrique Camacho Rincón en la indefension, la inopia y la incertidumbre, todo por culpa de un prevaricador empoderado.
Los hermanos Camacho Rincón han pedido a la Procuraduría General de la República atraiga este caso de infamia y perversidad pública que está a punto de causar tragedias sin nombre. Un caso rupestre de violaciones constitucionales, reglamentarias y legales que creíamos eran asunto del pasado. Que ya en este rancho no se daban.
¿Es necesaria la intervención de autoridades y comisiones judiciales, ministeriales y de derechos humanos para meter a Raciel al redil? ¿No bastaría un manotazo en la mesa de un prócer de su nivel inmediato superior? ¿No existe una estructura vertical de justicia en México? La corrupción se nos ha metido como la humedad. ¿Usted qué haría?
Índice Flamígero: Parecería que Ildefonso Guajardo, quien cobra como titular de Economía, fue a darlas a Washington, tras de su fallida negociación en la defensa de los intereses azucareros del país. En realidad, se allanó a las ventajas que ahora tendrán los gabachos, porque espera que los vecinos del norte sí le respeten las cuotas de exportación de autos asiáticos, que es donde él y su verdadero patrón, Herminio Blanco, tienen el negocio que los surte con un millón de dólares mensuales. + + + Por cierto, la productora de sal en Guerrero Negro —a cargo de la pandilla que comanda Guajardo—, ha reducido drásticamente su producción, en un ánimo similar al que se ha visto en Pemex y otras paraestatales, previo a su privatización. ¿Ya quieren entregarle totalmente ESSA a la nipona Mitsubishi? ¿De a cómo no?
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