La elección y sus “mensajes”
Roberto Vizcaíno martes 6, Jun 2017Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
LOS HECHOS:
Lecciones
Consecuencias
Los datos simples, duros indican que los candidatos a gobernador del PRI ganaron en el Estado de México y Coahuila, y que el del PAN lo hizo contundentemente en Nayarit.
Y que en Veracruz, las 212 alcaldías en juego, se repartieron proporcionalmente entre prácticamente todos los partidos existentes: la alianza dominante PAN-PRD se llevó 113; para el grupo PRI-PVEM quedan 43; Morena-AMLO obtienen 18; Nueva Alianza 18; Movimiento Ciudadano 9; PES 6; PT 4 y los independientes se quedan con 3.
Podría decirse que ahí quedaron todos contentos.
Pero como Usted sabe, los contextos de cada caso es lo que le mete calor al asunto, y luego de darse una votación concurrida, sin grandes incidentes, los perdedores (sin duda AMLO y Ricardo Anaya), se quejan ahora de fraude, de compra de votos, de robo de urnas, de inducción de las voluntades, de movilizaciones indebidas, de “elección de estado” (lo que sea que eso signifique), y de todo lo que se le ocurra a Usted.
Esto es lo que realmente queda y marcará la etapa de judialización del proceso que deberá definirse en última instancia por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuyas resoluciones son inatacables.
Los mensajes:
Mientras tanto, y a partir de todo ello, se deducen muchas percepciones, opiniones, hipótesis y hasta sesudas tesis.
Para simplificar esta etapa, los periodistas lo sintetizamos en una sola palabra: mensajes.
Es decir, cada resultado, cada contexto, cada dato deriva en algo.
Por ejemplo, no pocos decíamos que en lo general las elecciones a gobernador en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, más las 212 alcaldías veracruzanas, a un año de darle las elecciones presidenciales, representaban en sí un referéndum de la gestión del cuestionado y devaluado presidente Enrique Peña Nieto.
Así quienes advertían un contundente y arrollador triunfo de AMLO-Morena en el Estado de México -a través de Delfina Gómez-, aseguraban que con ello no derrotarían a Alfredo del Mazo, sino a Peña Nieto.
Al votar a favor de Delfina los mexiquenses estarían cuestionando, desacreditando la gestión de su paisano.
Al señalar esto, se entra en el juego de lo que es válido para uno es igualmente valido para el contrario.
Hoy podríamos decir que si los mexiquenses votaron a favor de Alfredo del Mazo, entonces a quienes descalificaron fue a sus contrarios, en especial a Andrés Manuel López Obrador y al panista Ricardo Anaya.
Ellos han comenzado a decir que si Del Mazo obtuvo el 33.72% de la votación, eso significa que el 66.28% de los ciudadanos que acudieron a las urnas lo rechazan.
Cierto. Es claro que no votaron por él.
Pero entonces es igualmente válido decir que si Delfina Gómez, la candidata de AMLO-Morena logró 30.82% de los votos, eso significa que 69.18% no la apoyan y que a la panista Josefina Vázquez Mota, que apenas llegó al 11.29%, el abrumador 88.71% de los mexiquenses no la quieren.
En cualquier caso los porcentajes de este proceso electoral muestran no sólo una riesgosa dispersión del poder, sino gestiones gubernamentales surgidas con muy poca legitimidad, y eso afecta a todos los partidos y sus candidatos y expone a la calidad de la democracia mexicana.
La obviedad indica que los resultados indican que México requiere de un nuevo sistema político electoral que permita el ascenso al poder por la vía institucional que logre mayores consensos y con ello mayor legitimidad ciudadana.
Quizá sea hora de establecer la Segunda Vuelta Electoral, o darle curso a elecciones y gobiernos de coalición o una combinación complementaria de ambas figuras.
Alianzas-coaliciones
Lo que ha quedado por demás claro entonces es que este sistema no puede continuar y que, en el proceso presidencial de junio de 2018 tendrán que buscarse y alcanzarse alianzas y coaliciones sólidas porque los partidos solos, está visto, no ganan.
En especial esta alianza deberá darse entre los partidos y candidatos de la llamada izquierda, es decir entre Morena-AMLO y PRD-Mancera-Silvano Aureoles-Graco Ramírez-Arturo Núñez.
Los otros convocados urgentemente por los resultados de este proceso a establecer alianzas, son los ya 6 aspirantes presidenciales del PAN, a saber: Ricardo Anaya, Margarita Zavala, Ernesto Ruffo, Juan Carlos Romero Hicks y Miguel Ángel Yunes Linares.
Pero el reto mayor está en la dupla PRI-Peña Nieto y PVEM, quienes deberán buscar nuevos aliados reales y dejar las entelequias electorales que representan el Panal y PES para pasar a una alianza o coalición real con alguno de los otros grandes partidos.
Hay quienes creen es imposible que se unan PRI-PVEM y PAN o PRD. Pero solo hay que mirar a las alianzas que han hecho los partidos en Alemania o Francia, o las que estuvieron a punto de alcanzar en España, para ver que todo es posible.
Un hecho es esencial: en todos los casos el domingo pasado la contienda fue entre el PRI y los demás partidos. Y el PRI tuvo que ir aliado con los de siempre: PVEM, Panal y PES.
A inicios de este sexenio se logró el Pacto por México que unió y repartió posibilidades y responsabilidades entre PRI-PAN y PRD.
Nadie hizo gestos entonces más que los ultras de AMLO. ¿Por qué no pensar que es posible otra alianza o coalición que reparta posiciones en el gabinete para así ir a un proyecto de gobierno común?
En los hechos existen ya 13 gobernadores del PAN, 3 del PRD, 14 del PRI, 1 del PVEM y 1 independiente.
¿Por qué no, en lugar de estarse peleando, obstruyendo, criticando, cuestionando y confrontando a los ciudadanos no forman una alianza que derive en un proyecto que incluya a todos?
El sistema de partidos en el mundo no sólo en México está en crisis. Si los resultados electorales de anteayer no mueven a las viejas estructuras de los partidos y fuerzas dominantes en México, sus dirigencias nos estarán llevando a un rompimiento social e institucional grave como sociedad.
Para cerrar este círculo hay que decir que el rápido ascenso de AMLO-Morena en los municipios mexiquenses que circundan a la Ciudad de México y que son los de mayor población y recursos, advierte que la inseguridad y la corrupción, pero sobre todo la ausencia de un proyecto común entre todos quienes nos gobiernan son los factores que van a determinar el próximo año la llegada de un gobierno populista con AMLO a la cabeza, u otro surgido de una coalición seria y potente.
En fin, los “mensajes” son muchos y muy variados, yo hoy retomo aquí sólo los que creo más importantes.
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