«Sólo esta noche (Solo tú 1)», de Simona Ahrnstedt
Espectáculos martes 6, Jun 2017- Plaza & Janés
En el mundo sueco de los negocios nadie sospecha los planes de David Hammar, el niño malo de las altas finanzas del país. Famoso por su sangre fría, su amor por el riesgo y su fortuna billonaria, David puso todo su empeño en dejar atrás sus orígenes humildes, y ahora está a punto de culminar su venganza.
Natalia De la Grip, tan brillante como elegante, ha trabajado desde niña para merecer un puesto entre la élite financiera a la que pertenece su familia, y lo ha logrado. Hija del empresario más poderoso de Suecia, Natalia está considerada un gran talento del sector de negocios internacionales.
Cuando David Hammar la invita a almorzar, Natalia acude con una mezcla de curiosidad y suspicacia. Ella ignora sus planes. Él ignora que la pasión amenazará con desbaratarlos.
FRAGMENTO
“David colgó el teléfono; tenía la sensación de haber actuado de forma impulsiva, pero la alegría de Natalia al oír lo de las entradas le pareció tan auténtica y natural que no se arrepintió de haberse molestado en hacerlo ni de haber atendido su llamada. Se dio la vuelta en la silla giratoria y miró hacia el despacho. Se había olvidado de que no estaba solo y de pronto sus ojos se encontraron con los de Michel Chamoun, que lo observaba con curiosidad y algo desconcertado desde el sofá, con los pies apoyados en la mesa y un ordenador en las rodillas.
— ¿Y bien? —preguntó David.
— ¿Quién era?
— ¿Cómo?
—Me ha parecido que hablabas con Natalia De la Grip —dijo Michel—. Que mantenías una breve conversación con uno de los miembros de la familia propietaria de la empresa contra la que planeamos lanzar una OPA hostil. Un negocio en el que llevamos trabajando más de un año y que va a definir nuestro futuro.
—Era ella —dijo simplemente—. Pero no era nada especial.
Podía ser amable con Natalia aunque fuera una De la Grip. Se trataba de un gesto sin mayor importancia.
Michel lo miró con incredulidad, como si la explicación no le convenciera.
—Supongo que entenderás que no puedes ir por ahí haciendo planes por tu cuenta. ¿No lo habías dejado ya? Por unos segundos David sintió que iba a estallar. Casi nunca se enfadaba, y menos con Michel, así que le pareció raro. Estaba claro que este tenía razón. No era profesional hacer algo así, pero lo tenía controlado, no había ningún motivo para preocuparse.
—Es algo totalmente inofensivo —dijo; el enfado ya había pasado—. No significa nada. Solo he concluido algo que había empezado. Ella se ha terminado.
Y era cierto, porque David sabía lo que quería. Nadie ni nada podía hacerle desviar la atención de lo más importante de su vida.
—Nada de distracciones en este momento —dijo Michel, pero David vio que a su amigo ya no le preocupaba tanto el asunto.
—No hay peligro —respondió.
«Ningún peligro», se dijo a sí mismo.
No podía odiar a Natalia De la Grip, sería demasiado injusto después de haberla conocido. Odiaba a su familia, odiaba lo que defendían y lo que habían hecho…
—No siento nada por ella —añadió, y sabía que era cierto.
Qué importaba que fuera simpática e incluso vagamente atractiva. Era una representante de su clase. Una mujer de la aristocracia nacida en cuna de oro. Con su impecable comportamiento en la mesa y sus exquisitos modales, había crecido rodeada de todo lo que podía ofrecerle la vida, sin tener que esforzarse, como la mayoría de las personas, para lograr un techo bajo el que protegerse, dinero y un futuro. Hablar con ella fue agradable, y se dio cuenta de que estaba tan interesada como él en el juego financiero, pero aparte de eso no tenían nada en común.
Michel asintió. David le entregó el papel con los cálculos que había hecho antes de la llamada telefónica. Michel se rascó la rapada cabeza mientras revisaba hasta tres veces las columnas de números.
Ese viaje que habían hecho era verdaderamente excepcional. Un chico de los suburbios y un inmigrante de segunda generación desafiando una y otra vez las normas suecas establecidas. Era evidente que el éxito de Hammar Capital en el sector de la inversión de capital de riesgo dependía de factores tales como el tiempo, el esfuerzo y un concepto de negocio audaz y prudente a la vez.
Pero el propio David era el primero en reconocer que la suerte era pura y simplemente un elemento clave para el éxito. Varios de los puntos cruciales de su empresa dependían en un noventa por ciento de la suerte, un hecho que él nunca había ocultado.
En la prensa consideraban que también contribuía al éxito su capacidad para hacer buenos contactos en el mundo de las finanzas. Su red de contactos incluía a casi todos los inversores globales. Sin embargo, había tenido que superar numerosos obstáculos y momentos críticos antes de lograr el objetivo de convertirse en un inversionista de capital de riesgo capaz de competir con la gran mayoría de los especuladores europeos.
Desafiaron a Investum en dos ocasiones, midieron las fuerzas con la familia más venerable del mundo financiero sueco, se enfrentaron en una lucha por obtener cargos en el consejo de administración, y perdieron. En ambas ocasiones les costó mucho dinero. Algunos financieros se retiraron, Hammar Capital sangró como un animal herido y el propio David recibió muchas críticas en la prensa. Pero analizaron sus errores y recomenzaron el laborioso proceso de recuperar la confianza de la gente.
Y ahí estaban en ese momento.
Más fuertes que nunca. Preparados para hacer lo que nunca se había hecho antes: tomar el control de Investum.
Habría quienes dirían que era una locura, pero se trataba de un plan de negocios con una base sólida. Lo habían calculado una y otra vez. Gordon Wyndt lo resumió en una reunión que mantuvieron una noche en su despacho de Manhattan con vistas a Central Park: un proyecto loco e imprudente pero totalmente factible. La posibilidad de que la familia De la Grip se fuera a pique después del asalto era un efecto secundario que Michel aceptaba como algo necesario. Para David era la fuerza impulsora, la razón que lo había empujado a abandonarlo todo para llegar hasta allí.
Porque la cuestión era que la caída de los dos hombres por fin lo liberaría a él.
Si al mismo tiempo una mujer que estaba al lado acababa aplastada, sería un daño colateral que él se sabía lo bastante despiadado para sobrellevar.”